La mitad del empleo destruido por el virus es de la Costa Daurada

Salou es la población con más aumento del paro, por delante de Montblanc, Cambrils y Vila-seca. 9.000 de los 18.000 contratos que se perdieron en la provincia en mayo son de los grandes polos turísticos

14 junio 2020 17:50 | Actualizado a 16 junio 2020 12:21
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Cuatro municipios de la provincia concentran la mitad de los empleos destruidos por la Covid-19. Son, a su vez, los núcleos más importantes de la Costa Daurada: Tarragona, Salou, Cambrils y Vila-seca.

Entre ellos, han visto eliminarse más de 9.000 contratos de los 18.000 menos que se firmaron este mes de mayo en la provincia en relación con el año anterior. Es una muestra más de que la crisis laboral del coronavirus está impactando con especial virulencia en el corazón turístico de Catalunya y de Tarragona.

Se trata de contratos laborales que se han dejado de firmar. La lucha contra el virus ha llegado justo a punto de que empezara la temporada alta, en la que el sector, ahora en la incertidumbre, se la juega. Así, la aniquilación de trabajo es generalizada pero, a su vez, concentrada en algunas zonas clave.

Salou es la población, de entre las que tienen más habitantes, más afectada tanto en Tarragona como en Catalunya. El paro ha crecido un 103,6% este mes de mayo en comparación con el mismo mes de 2019. Según datos del Govern, se han firmado un 92% de contratos menos en la capital de la Costa Daurada: de los 2.244 de 2019 a los 169 de este. El 86% del paro de Salou pertenece al sector servicio. Montblanc, en la Conca de Barberà, ha visto cómo su paro interanual crecía un 62,8%, mientras que poblaciones como Cambrils o Vila-seca, que también viven del turismo en buena parte, ocupan esa zona alta de entre los principales municipios.

Otras localidades costeras como Sant Carles de la Ràpita o L’Ametlla de Mar, en este caso pertenecientes a Terres de l’Ebre, se muestran especialmente perjudicadas, por delante de lugares de interior: Valls e incluso ciudades más grandes como Tortosa, Amposta o Reus aparecen menos agraviadas.

Los datos de mayo, eso sí, dejan algunos balances para la esperanza: en siete de estas 20 localidades el desempleo ya descendió en eses mes, el tercero afectado por el estado de alarma, aunque el que acogió las primeras fases de la desescalada y, por tanto, del desconfinamiento. En localidades como Mont-roig del Camp, Cambrils, Roquetes, Deltebre, Tortosa o El Vendrell bajó el paro, en un síntoma de lo que puede ser una recuperación a las puertas de este verano tan insólito.

La esperanza de pasar de fase

La inmensa mayoría de los parados pertenecen al sector servicios, precisamente uno de los más tocados por el estado de alarma por la Covid-19, porque es donde hay comercio y hostelería. Otro extremo para el optimismo: la provincia en conjunto, tanto la región del Camp de Tarragona como de les Terres de l’Ebre, ha podido ir pasando de fase tal y como estaba previsto y algunos negocios han podido reabrir.

Las cifras, sin embargo, son enormemente crudas si se comparan con las del año pasado y con otras zonas. En Tarragona, hay 15.000 parados más que en mayo de 2019. Un análisis comparativo al respecto deja ver que Tarragona es la cuarta provincia de España más impactada por el paro generado por la Covid-19. En esa comparación anual, el desempleo ha subido un 34,7%, solo por detrás de Girona (38,7%) y de Málaga (35,2%). Mención aparte merecen las Islas Baleares, primeras del ranking, de calle, con un brutal aumento del 92%.

Son, todos ellos, lugares marcados por el peso del sector turístico, especialmente agraviado por los cierres y el veto a la movilidad. Estos balances vienen a corroborar las tesis que sostenía un informe de la URV, de inicios del estado de alarma, que apuntaba a Tarragona como la provincia catalana que peor lo pasaría tras la pandemia debido a un tejido productivo donde adquieren importancia los servicios logísticos y de transporte pero, sobre todo, las actividades ligadas al turismo como la hostelería y la oferta recreativa. «Es natural que haya una correlación entre el aumento del paro y las zonas con más dependencia del turismo, aunque hay que tener en cuenta que nuestro territorio ya partía de entrada de una tasa de desempleo más elevada que el resto de Catalunya», indica Mercedes Teruel, directora de la Càtedra per al Foment de la Innovació Empresarial de la URV.

«Evidentemente, restauración, hoteles, ocio, alojamientos, todo lo que es sector terciario, que es lo que está cerrado, va a sufrir más», anunciaba Juan Gallardo, economista del gabinete de estudios de la CEPTA, durante la cuarentena.

«Sin trabajar desde marzo»

La restauración es otro nicho vapuleado con multitud de testimonios de afectados. «Desde el 11 de marzo estoy sin poder trabajar», admite Emili, responsable del bar y del mantenimiento de unas instalaciones deportivas en Tarragona. «Tanto yo como mi madre nos encargábamos de la limpieza y de llevar el bar. Aún no hemos podido volver», cuenta.

En este tiempo, el bar que regentaban ha dejado de facturar unos 30.000 euros (una ganancia vinculada a los partidos de fútbol que se celebraban en el campo) y la familia se ha sumido en una situación más que precaria: ha podido ingresar alrededor de 900 euros en dos meses, a raíz de atrasos que tenían pendientes, algo insuficiente para pagar el alquiler mensual de 445 euros de su vivienda. «Lo que hemos hecho ha sido priorizar la compra para poder comer. Hemos tenido que dejar de pagar el alquiler», relata Emili.

Este hogar acumula prácticamente tres meses sin ingresos y la familia está sumida en la incertidumbre. Tanto Emili como su madre subsisten con el dinero que les dan algunas amistades y con los ingresos extra que han podido conseguir en este tiempo. «Hemos tenido que vender cosas como un ordenador portátil o un móvil para poder tener algo de dinero», narra Emili, que al inicio del estado de alarma puso anuncios en internet para buscar trabajo, sin encontrar nada. Ahora solo espera que la reactivación pueda llevarle a recuperar su puesto y empezar a recobrar la normalidad poco a poco, también a rebufo del regreso de las actividades deportivas, aunque el tiempo juega en contra. «Es muy difícil ser optimistas, porque en 15 días se nos acaba el contrato del piso y, además, como estamos sin pagar no vamos a continuar y no tenemos dónde ir», sentencia Emili.

Otro caso representativo es del Ana, de Cambrils. «Me iban llamando para refuerzos de fines de semana y cuando empezó el estado de alarma me quedé sin trabajo. He estado buscando algo temporal, incluso por internet, pero no hay manera», cuenta ella. Ana, dedicada sobre todo a la restauración, busca un empleo a jornada completa para tener ingresos y seguir costeándose sus estudios. «Acepto trabajos de dependienta, empleo en pequeños negocios, de cajera, reponedora, camarera o en atención al cliente», explica.

«No me han llamado»

«Suelo empezar la temporada en Semana Santa y estar hasta diciembre, pero este año no me han llamado», explica una vecina de Salou, con experiencia en pizzerías, bares y restaurantes, precisamente los negocios más afectados por el cierre forzoso, obligados a aplicar ERTE en primera instancia y después a dejar de contratar a ese personal indispensable para afrontar la temporada en la Costa Daurada. Ella, rostro clave de ese empleo estacional, tiene 25 años, los últimos ocho dedicados a la hostelería. Sigue esperando a que la reactivación de los negocios pueda permitirle acceder al trabajo al que se ha dedicado siempre. «Estoy muy preocupada, como todos los jóvenes, porque somos los más perjudicados. Cobro la ayuda, pero me la han bajado. Vivo con mi pareja y él también está buscando trabajo. Tenemos que pagar el alquiler y cuesta salir adelante en esta situación», añade.

Localidades como Calafell, El Vendrell o Torredembarra, también con fuerte pujanza turística, se están viendo menos afectadas, al menos en comparación con otras. Si bien el paro aumenta, no lo hace más del 30%.

El balance estadístico también refleja la sangría en los contratos de trabajo, otro de los indicadores a tener en cuenta en esta radiografía del mercado laboral. En Tarragona se firmaron durante el mes de mayo 13.041 contratos. Son 2.907 más con respecto a abril (una halagüeña subida de un 28,6%) pero a años luz del mes de mayo del año pasado, cuando se cerraron 18.570 contratos más, un 58,7%. Lo que pasa con el turismo en Tarragona este mes de junio, prueba de fuego de la desescalada, será vital para el devenir de la temporada más complicada que se recuerda.

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