Salvador hace décadas que recorrer el Penedès con su rebaño de ovejas. Ahora son más de un centenar de animales. Tiene 80 años pero allí sigue guiando al rebaño arriba y abajo.
¿Hasta cuándo aguantará? Hasta que el cuerpo diga, dice. Mientras haya fuerzas. Un refrán entre pastores dice que un pastor nunca se vende a las ovejas. Es la viuda quien lo hace.
En sus años ha visto la pérdida de muchos tramos de históricas vías pecuarias. Fragmentadas por infraestructuras, ocupadas por urbanizaciones y cultivos... Una pérdida patrimonial que podría tener potencial histórico, cultural, natural y turístico.
Pero claro, hace décadas que son pocos los rebaños y muchos, también las administraciones, han olvidado ese patrimonio.
Una de esas vías naturales es la Carrerada de Santa Coloma. Unía la costa desde Cunit a Santa Coloma de Queralt. Allí confluían otros caminos y todos los rebaños juntos ascendían hasta el Pirinero en verano en busca de prados frescos.
Milenario
En invierno el camino era de retorno para llegar a zonas menos frías. Es un trazado milenario. En su recorrido hay tramos muy desdibujados pese a estar protegidos por Ley al ser vías pecuarias.
Este fin de semana el Baix Penedès ha reivindicado esos caminos que forman parte de la historia. Unos 150 vecinos han acompañado a Salvador con su rebaño entre Sant Jaume dels Domenys y la Bisbal del Penedès y Cunit. El último tramo que tenía Carrerada de Santa Coloma.
La iniciativa ha permitido conocer el estado de esa vía. El teniente alcalde de Cunit, Jaume Casañas, explica que la pérdida de la ganadería trashumante ha motivado que muchos agricultores hayan ocupado esos pasos.
El objetivo ha sido reivindicativo. Esos caminos podrían ser además rutas de senderismo y para bicicletas. Que por lo menos en el Baix Penedès la Carrerada de Santa Coloma fuese una vía verde como un elemento turístico complementario a las playas.
Entre Cunit y Santa Coloma de Queralt son unos 60 kilómetros por la historia de las localidades que durante siglos vieron pasar los rebaños. En Albinyana ese trazado pecuario ya está documentado en el año 1500.
Para diseñar el camino se han tenido en cuenta mapas de los años veinte y que podrían conectarse a un ramal principal desde Coma-ruga, Calafell y Cunit. Joan Rovira, uno de los especialistas en trashumancia en Catalunya, ha asesorado a los municipios sobre la Carrerada de Santa Coloma.
«Es un proyecto que une historia, geografía, paisaje,territorio, turismo, senderismo, cicloturismo... Que pone en valor al Penedès» y que puede mantenerse todo el año. Y eso lo sabe hace años Salvador.
Hubo un tiempo en el que Cunit vivía de la agricultura. Los melones que crecían a pie de playa, muchos días cubiertos por el mar, tenían un gran valor en mercados de Barcelona. La franja entre la playa y el casco histórico era conocida como de los prats. La agricultura era la principal dedicación de muchos.
La ganadería era menos. Hasta principios de los 60 hubo rebaños en Cunit como el de la familia Casañas de Cal Barretasso. Pasaron de generación en generación desde mediados del siglo XIX. Hubo corrales como los de Cal Marquès, Cal Ros, Cal Serra y Cal Pla, donde los rebaños estaban protegidos de los zorros. Tampoco quedan pastores. Los últimos fueron la familia Vilà, de Cal Baró, que tuvo animales hasta los años 80.