Era una vieja reivindicación: disponer de más espacio para el almacenaje de alimentos y atención al aumento de usuarios que acuden a Cáritas de Altafulla, para proveerse de alimentos y solicitar otras ayudas de índole social. Unas necesidades que como bien indicó ayer Carme Vives, coordinadora de la entidad en Altafulla «la pandemia ha incrementado exponencialmente».
La sede de Cáritas de Altafulla hasta ahora ha venido ocupando la planta superior del complejo del antiguo colegio Teresa Manero (anteriormene fue la sede de la Escola Municipal de Música). Con la cesión de la planta baja, por parte del Ayuntamiento de Altafulla, Cáritas dispone de todo el inmueble: el piso superior destinado a oficinas y la planta baja a almacén y dispensario de alimentos.
Los servicios de Cáritas en Altafulla, que cuenta con una decena de voluntarios, ayuda a unas 45 familias, número «que en la primera oleada de la pandemia de coronavirus se elevó hasta las 60», declaró Carme Vives ayer en el acto de recepción de las ampliadas instalaciones.
La coordinadora subrayó que Cáritas está atenta a otras necesidades que plantea la crisis sanitaria «como casos de pobreza energética, para poder sufragar costes de electricidad, o la cuota de alquier, así como las peticiones de trabajo de personas que lo han perdido». Precisamente, con respecto a la ocupación, tanto Carme Vives como el coalcalde de Altafulla, Jordi Molinera, dejaron entrever la posibilidad de estrechar todavía más la colaboración y «poner en marcha algunos cursos o programas de formación que contribuyan a la reinserción en el mercado laboral de los más afectados y vulnerables».
Para ello confian en qué, con la llegada de la temporada turística se cree ocupación para estas personas, también como asistentes del hogar o en el acompañamiento de personas dependientes. En este sentido se cuenta también con el apoyo de Cáritas Diocesana de Tarragona, en referencia al listado de algunas ofertas de empleo que gestiona.
Molinera, se congratuló del logro para Cáritas, e hizo hincapié en el hecho de que «a veces una modesta inversión de 10.000 euros, como esta, conlleva notables beneficios». Las obras de adecuación han sido ejecutadas por la Brigada Municipal. Con la ampliación, el Centre Obert d’Atenció a la Infància se ha trasladado provisionalmente a la Pallissa de l’Era de l’Esteve, a la espera de ubicarlo en la antigua casa del Alberg Casa Gran.
La nueva planta para Cáritas facilita la descarga de los lotes de productos de alimentación. Además, posibilita el almacenado en un solo espacio, antes repartidos en otras dependencias municipales. Pero también había otras carencias a las que la voluntaria Lluïsa Robert quiso remarcar.
«En Cáritas Altafulla no tenemos ropero, para cuyas entregas y usos hay que acudir al almacén que la organización sin ánimo de lucro tiene en Torredembarra».
Añadió que algunos vecinos deberían de absetenerse de dejar objetos y andróminas abandonados al pie de la puerta de las instalciones de Cáritas de Altafulla, «ya que muchos de los elementos depositados, por su naturaleza y estado, no tienen utilidad alguna para los usuarios que acuden hasta nosotros solicitando ayuda», concluyó la voluntaria.