Mark Rutte es el nuevo secretario general de la OTAN

El primer ministro en funciones de País Bajos obtiene el apoyo de todos los países miembros, después de que Rumanía haya retirado a su candidato

20 junio 2024 18:29 | Actualizado a 20 junio 2024 18:42

El primer ministro en funciones de Países Bajos, Mark Rutte, ha logrado el apoyo de todos los países de la OTAN para convertirse en el próximo secretario general de la alianza. El único país que hasta ahora no había trasladado su apoyo al dirigente neerlandés era Rumanía, que había presentado a su presidente, Klaus Iohannis, como alternativa.

Sin embargo, este jueves Iohannis ha informado durante un encuentro con el Consejo Nacional de Defensa de su país que retiraba su candidatura, dejando vía libre a Rutte para que se convierta en el máximo dirigente de la organización. Está previsto que Rutte tome posesión del cargo el próximo 2 de octubre, fecha en la que expira el mandato del actual secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg.

El dirigente neerlandés cuenta ya con el apoyo total de los países de la alianza, después de que este martes Hungría y Eslovaquia -los otros dos estados que no habían confirmado su posición- aceptaran a Rutte como nuevo secretario general. Ahora, la candidatura de Rutte será ratificada por los aliados en la próxima cumbre general de la OTAN, que se celebrará en Washington entre los días 9 y 11 de julio.

De camaleón político en Países Bajos a secretario general de la OTAN

A sus 43 años Rutte fue el primer jefe de gobierno liberal en Países Bajos en casi un siglo, y gobernó con la derecha radical de Geert Wilders (2010-2012), la izquierda socialdemócrata (2012-2017), y en dos coaliciones sucesivas de cuatro partidos -progresistas, democristianos y conservadores de Unión Cristiana- entre 2017 y 2022. Ahora gobierna en funciones hasta la toma de posesión del nuevo gabinete de Wilders, previsiblemente el 2 de julio.

Nacido en la ciudad neerlandesa de La Haya el 14 de febrero de 1967, Rutte estudió Historia (1985-1992) en la Universidad de Leiden, y tras pasar por el sector privado, ingresó en la política en los noventa como miembro del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD).

Su carrera ha sido de ascensos continuos: fue secretario de Estado de Asuntos Sociales y Empleo, y de Educación, Cultura y Ciencia, y en 2006 líder del VVD. Pegó el salto a primer ministro en 2010, hasta el pasado 7 de julio, cuando presentó su dimisión por desacuerdos sobre la política migratoria, y unos días después, anunció que dejaba la política.

Esa renuncia pilló por sorpresa a los neerlandeses, acostumbrados al enfoque pragmático de un político que no tira fácilmente la toalla. ¿A qué se iba a dedicar? «Quizás a dar clases», dijo entonces.

Pero pocos se creyeron que no tenía otro plan. «Él ya sabía desde ese día que era favorito para la OTAN. Esa es una de las razones por las que forzó una crisis en su propio gobierno», asegura el comentarista político neerlandés Ron Fresen, que analizó a Rutte y su entorno, y publicó un libro en mayo.

Pero Rutte no confirmó su candidatura hasta octubre, cuando admitió que le parecería «muy interesante» dirigir la OTAN. A eso siguió una exitosa labor para lograr el respaldo de toda la Alianza.

El político liberal siempre se ha mostrado como un ciudadano de clase trabajadora, un hombre de Estado y un jugador en equipo capaz de sentar a rivales alrededor de una mesa y no levantarse hasta que haya acuerdo.

Soltero y sin hijos, mantiene una vida personal modesta y privada. Su marca es la «normalidad», lo que le ha valido el aprecio de neerlandeses de todas las ideologías, que han votado por su persona, más que por su partido: habla con la gente por la calle, da clases en un instituto, va en bici al trabajo, vive en la misma casa desde hace décadas y conserva su Saab destartalado de los noventa. Pero ¿cómo afectará la OTAN al modesto Rutte?

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