Bodas pospuestas, anuladas o con mascarillas y sin baile. Esta es la nueva realidad de un sector «castigado» por la pandemia, con una caída de la facturación del 85% desde marzo. En España, el sector de las bodas ha sufrido un impacto de 3.500 millones de euros en los últimos seis meses. «2020 tenía que ser un año extraordinario», lamenta el presidente de la Associació d’Empreses d’Esdeveniments i Casaments de Catalunya (AEGECat), Pep Minguell.
El sector se considera «catastrófico» y se reivindica como «seguro», puesto que ofrece eventos privados y permite la trazabilidad de los clientes. Critica la reducción de las mesas para seis personas y la limitación de cerrar a la una de la noche.
Más allá de la obligación de llevar mascarilla, utilizar habitualmente el gel hidroalcohólico y respetar la distancia de seguridad, el sector de las bodas ha tenido que hacer frente a otras restricciones. «Una de las medidas que ha catapultado a las bodas es la prohibición de baile», afirma Minguell. «Nos han catalogado como empresas de ocio nocturno y no lo somos», añade. La obligación de reducir las mesas a seis personas ha sido «la gota que ha colmado el vaso». «Muchos novios, si tenían dudas sobre si celebrar la boda, se han decantado por no hacerlo», explica el director general y propietario de Cal Blay, empresa dedicada a los caterings y la organización de celebraciones, Santi Carda.
El decreto del estado de alarma comportó el aplazamiento de casi todos los acontecimientos y el sector esperaba una recuperación en el segundo semestre. «Teníamos la esperanza de que vendría el buen tiempo y que los eventos se podrían hacer», afirma Carda.
Julio, un mes «nefasto»
La realidad ha sido diferente y las nuevas restricciones han provocado a una «caída de enlaces importantísima» a partir de julio, un mes «nefasto» para el sector. «Este año solo se están celebrando un 30% de las bodas que tendrían lugar en un año normal», afirma la cofundadora y directora general de Bodas.net, Nina Pérez.
De cara a los próximos meses y hasta marzo del año próximo el sector ya no tiene previsiones de celebrar más bodas. «Estamos en una situación muy delicada, porque nos quedan muchos meses por delante», afirma Carda. Su grupo facturó cerca de ocho millones de euros el año pasado y prevé cerrar este año con una cifra de negocios de 1,5 millones. «Si no se pueden generar ingresos, muchas empresas cerrarán definitivamente», advierte. Minguell calcula que es posible que un 50% de las compañías del sector cierren si no se aplican medidas de aquí a finales de año.
«Nuestro objetivo y nuestra esperanza se encuentra en las bodas de 2021 y 2022», afirma la directora general de Bodas.net. El año que viene está «bastante lleno» por los enlaces previstos para el mismo año y los pospuestos a consecuencia de la pandemia y muchas parejas ya están fijando fechas para 2022.
Cal Blay, por ejemplo, celebra 200 bodas anuales de media. De cara el próximo año, tiene 220 contratadas. Aun así, Carda asegura que en 2021 las empresas del sector no generarán muchos más ingresos. «A nosotros ya nos gustaría, pero no es viable», lamenta. La concentración de las bodas en fines de semana de buen tiempo limita la actividad de los organizadores y hará difícil compensar las pérdidas de este año.
La situación sanitaria también ha provocado un cambio en los formatos de los acontecimientos. «El más significativo es el descenso del número de comensales», explica el director de Cal Blay.