Del inolvidable bikini de Ursula Andress en Agente 007 contra el Dr. No al modelo prehistórico de Rachel Welch en Hace un millón de años (One Million Years B.C.) pasando por el bañador de Bo Derek en la cinta 10 son algunos de los modelos icónicos que han propiciado inolvidables escenas en el cine.
En la historia del cine, el traje de baño ha tenido mucho poder. Hollywood marca tendencia. En los años 30 Marlene Dietrich se dejó ver con un dos piezas que causó sensación.
Una década después, los bañadores se relacionaron con los espectaculares vestuarios de la meca del cine. El bañador tomó fuerza y triunfaron lo modelos de cuello «halter».
En la década de los 50 los modelos eran como un sujetador y una faja ceñidos a la figura, prácticamente no dejaban piel sin cubrir, lo usaban sobre todo las chicas ‘pin up’ y las divas del celuloide como Grace Kelly o Liz Taylor.
El bikini llegó en 1947 con el modisto francés Jacques Heim. Brigitte Bardot fue una de las primeras en lucirlo en la película Manina, la chica en bikini (1952).
‘Pecaminoso’ para el Vaticano
Desde su aparición Brigitte Bardot ha estado ligada a esta pieza, «a pesar de que Bardot ya había aparecido en dieciséis filmes, se considera que esta prenda lanzó su carrera», explica Manie Fogg en el libro Moda toda la historia (Blume).
Resulta bellísima en Y Dios creó la mujer (1956). «De inmediato creó su imagen de ‘gatita sexual’», añade Manie Fogg, quien considera que Bardot simbolizó «la era de la libertad y permisividad sexual de la posguerra».
Considerado indecente y de dudoso gusto al principio, el bikini ruborizó a la sociedad más conservadora de la época, y el Vaticano lo declaró como «pecaminoso», pero el cine se rindió ante esta prenda, se encargó de convertirla en patrimonio universal gracias a divas como Rita Hayworth o Marilyn Monroe que parece con un fabuloso bañador rojo en Cómo casarse con un millonario (How to Marry a Millionaire). (1953).
Si espectacular está Elizabeth Taylor con un sencillo y elegante bañador blanco en el filme De repente, el último verano (Suddenly, Last Summer)(1959), no pasa por alto Sue Lyon interpretando a Lolita (1962) con un biquini de cintura alta en tonos naranjas, pamela y gafas de sol.
Imborrable resulta la imagen de Ursula Andress en Agente 007 contra el Dr. No (1962), luciendo palmito a pie de playa. Se hizo tan famosa aquella escena que incluso se repitió 40 años después en Muere otro día (Die Another Day) (2002), donde Halle Berry lleva un bikini de color naranja prácticamente idéntico, con cuchillo incluido, un claro homenaje a su predecesora.
Aún se recuerda a Raquel Welch con su modelito un tanto salvaje en Hace un millón de años (One Million Years B.C.) (1966), más romántico y dulce lo lleva Joan Blackman en Amor en Hawai (Blue Hawaii) (1961) donde aparece junto a Elvis Preysler con bañador amarillo.
El mini modelo de macramé blanco de estética setentera que luce Pam Grier en Coffy (1973) es eterno como el bañador de Bo Derek en la película 10 (1979), un mítico modelo que este año reproduce la firma Ônne.
No pasa por alto la pieza de baño que luce Brooke Shields en El lago azul (The Blue Laggon) (1980) ni el dos piezas que luce Carrrie Fisher en la piel de la princesa Leia que en El retorno del Jedi (Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi) (1983).
Asimismo, en los años noventa triunfaron los bañadores escotados, de pierna alta como el que luce Pamela Anderson Los vigilantes de la Playa (Baywatch), un diseño con el que se convirtió en un «sex-simbol» mundial gracias a sus carreritas por la orilla del mar.
De esa época también se recuerda el bañador burdeos con plumas y serpiente incluida de Salma Hayek en Abierto hasta el amanecer (From Dusk Till Dawn) (1996) y el estampado que luce Gwyneth Paltrow en El talento de Mr Ripley (The Talented Mr. Ripley), diseñado por Ann Roth y Gary Jones que se alzaron con el Óscar al mejor vestuario en 1999.
Sexy y deportivo es el bikini de Angelina Jolie en Lara Croft: Tomb Raider (2001), pero el que nunca pasa de moda es el modelo de triángulos que lleva Demi Moore en Los Ángeles de Charlie: Al límite (Charlie’s Angels: Full Throttle) (2003).
Por último, el conjunto retro con escote «halter» y «culotte» de Rachel McAdams en Diario de Noa (2004) también merece un hueco entre los trajes de baño que han hecho historia en el cine hasta el día de hoy.