Juan Rodríguez Teruel: «Se está enterrando el Procés, no el independentismo»

«Catalunya no puede imponer una reforma del sistema de financiación». El politólogo sitúa la estabilidad interna, la relación con los socios y el cumplimiento de los pactos como las claves del Govern

07 agosto 2024 19:10 | Actualizado a 08 agosto 2024 07:00
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Juan Rodríguez Teruel es doctor en ciencia política por la Universitat Autònoma de Barcelona y profesor en esta disciplina en la Universidad de Valencia. En un contexto como el actual, valora la inminente investidura de Salvador Illa (PSC) como president de la Generalitat, la formación de su Govern y la estabilidad que este puede tener teniendo en cuenta sus posibles socios y el estado del movimiento independentista.

¿Cómo cree que se vivirá la vuelta de Puigdemont?

Creo que hay que situar las cosas. La investidura es la consecuencia de un proceso electoral que confirmó un cambio político que hacía tiempo que venía gestándose. Y, por lo tanto, podemos decir así que la Catalunya política y electoral a la que llega Carles Puigdemont hoy es muy diferente de la que dejó hace siete años y medio.

¿Por qué?

Hablo en términos de expectativas de la gente, expectativas de los actores políticos y de los diferentes partidos, incluido el suyo. Eso limitará mucho su margen de acción.

Su regreso no deja indiferente a nadie.

Hay algunos objetivos que todo el mundo le está asignando a Carles Puigdemont a su regreso con una voluntad muy disruptiva. Como si intentara darle la vuelta a la situación.

¿Podrá?

Se encuentra en una situación que viene muy definida y que será muy difícil alterar en lo esencial, que es que al final acabará habiendo una investidura a Salvador Illa.

«La Catalunya política y electoral a la que llega ahora Carles Puigdemont hoy es muy diferente de la que dejó hace siete años y medio»

¿Hasta qué punto Junts puede forzar la investidura?

Ni las reglas permiten que el presidente del Parlament pueda impulsar el calendario que le interesa a un partido concreto, o incluso diría a una facción de un partido concreto, ni tampoco creo que Puigdemont esté dispuesto a supeditar lo que podría ser su último gran movimiento político a una especie de circo, de manifestación algo extravagante que sería un mal final para su carrera.

¿Cómo piensa que lo vivirá Illa?

Afrontará el proceso con mucha serenidad porque es su personalidad. Nunca se le ha visto reaccionar de una forma muy diferente a este tipo de situaciones. Me imagino que lo que intentará será preservar tanto su papel institucional como candidato, pero también el del president Puigdemont. Al fin y al cabo, será una situación excepcional, después de muchas décadas, volver a vivir, quizá, un president de la Generalitat encarcelado, aunque sea por unas horas, unos días o unas semanas.

¿Cómo ve al Illa president?

Creo que podría considerarse que el president de la Generalitat igual no debe limitarse a ser un presidente autonómico más, teniendo en cuenta lo que significa Catalunya por su tamaño, su historia... Es extraño que, en los últimos cuarenta años, los líderes catalanes no hayan tenido un papel mucho más activo en definir los parámetros de la política española. Creo que Illa sí que puede ir más allá.

¿Cuál cree que es su mejor virtud?

Si miramos su carrera política, su mejor virtud siempre ha sido la serenidad en tiempos convulsos. Hay que recordar ahora lo que pasó el 25-26 de octubre de 2017. Y cómo mucha gente se dejó llevar simplemente por las emociones y por lo que decían otros, ni hablemos de las redes sociales. Illa en este sentido que es una persona con mucha serenidad.

«No creo que Puigdemont esté dispuesto a supeditar lo que podría ser su último gran movimiento político a una especie de circo»

¿Y su peor defecto?

En un contexto de personalización intensa, que irá en aumento, las nuevas generaciones buscan, cuando miran la política, lo mismo que cuando observan otros momentos de su vida, que es sentirse cautivados. En todas partes buscamos personalidades que definan las identidades con las que queremos identificarnos. Salvador Illa no es precisamente una persona con una gran capacidad de generar adhesiones personales, algo que hace cincuenta años iba muy bien y que era lo normal. Las dinámicas de política personal en Catalunya han sido negativas y seguirán siendo negativas para algunos partidos políticos. No es necesario mencionar ahora mismo qué pasará con los partidos que quedan en la oposición y que actualmente son prisioneros de los dilemas de cómo resolver y superar los personalismos que tienen internamente.

Se refiere a Junts y a ERC.

Creo que ERC podrá sobrevivir a Oriol Junqueras y a Marta Rovira. No sé si Junts podrá sobrevivir a Carles Puigdemont. Podemos no ha conseguido hacerlo a Pablo Iglesias ni Ciudadanos a Albert Rivera.

Se ha hablado del nuevo Govern como ‘técnico-político’.

Se formará un gobierno en minoría, no tan minoritario como el de ERC, pero bastante, con un partido que nunca ha gobernado la Generalitat en solitario, pero que tendrá el apoyo de dos partidos que, de momento, han decidido no entrar, aunque ninguno de ellos se ha negado tajantemente.

¿Cabe esperar transversalidad?

Yo creo que hay que esperar que haya una combinación de miembros del partido, lógicamente, porque el PSC debe estar y debe notarse, pero también porque debe responder a expectativas muy diversas. Sabe que quizás en unos meses tendrá que replantearse un cambio en la composición del gobierno. No sería una sorpresa, no obstante, partir con presencia de técnicos sin carné de partido, tanto en el primer nivel como en inferiores.

«Illá frontará el proceso con mucha serenidad. Nunca se le ha visto reaccionar de una forma muy diferente a este tipo de situaciones»

Queda una Catalunya con un PSC muy poderoso.

Está por ver si el PSC hoy está en disposición de proveer todos los cargos porque está gobernando en muchas administraciones, tiene el capital humano que tiene, que es importante, ya que es el partido más grande de Catalunya, pero los cargos que debe llenar son muchos. Y Salvador Illa es de esos que tienen un gran nivel de exigencia en la selección de personas importantes. En este sentido, por ejemplo, diría que es un poco diferente del presidente del Gobierno español.

La estabilidad será una de las claves.

Ahora habrá minutos u horas de euforia dentro del espacio socialista, pero la alegría acabará porque la situación política a la que se enfrentarán será muy complicada. El PSC estará gobernando el Estado, la Generalitat y muchos ayuntamientos, y eso será una fuente de potencialidades, pero también de conflictos y dilemas.

Si se amplía el ejecutivo, habrá que tener en cuenta la hemeroteca del PSC tanto con ERC como con los Comuns.

Aunque Esquerra Republicana y los Comuns, incluso en un momento dado, acepten entrar en el gobierno o mantengan su apoyo, este apoyo estará muy condicionado por el cumplimiento de los pactos y por la propia estabilidad interna de Esquerra Republicana, que, como hemos visto, llega forzada a este acuerdo porque su apuesta es coyuntural. Sabe que cualquier alternativa es peor.

El concierto fiscal es uno de los principales acuerdos. Teniendo en cuenta que requiere una difícil mayoría absoluta en el Congreso, ¿lo ve posible?

Desde Catalunya no puede imponerse una reforma del sistema de financiación. Como es lógico, todo el mundo, de entrada, dice que votará que no si sus intereses se ven perjudicados. De la negociación se debe recordar que, por el momento, lo único que tenemos es un pacto muy inconcreto y que los expertos dicen que aquí caben muchas opciones sin contradecir el espíritu del texto. La interpretación será un poco más compleja de la que ha dado ERC.

La relación de la Generalitat con el Gobierno central será otra clave.

Sí. Sobre todo el cumplimiento por parte del Gobierno central de los acuerdos con los partidos que también apoyarán al ejecutivo de Salvador Illa. Y aquí hay que destacar el papel de Junts. Es un poco extraño que, en el contexto actual, haya querido abstenerse de haber tenido un contacto un poco más productivo y prolífico para obtener alguna mejora en su posición con el gobierno de la Generalitat.

«Hay mucha gente que asume que Junts hará caer o podría hacer caer el gobierno de Pedro Sánchez. Pero no puede hacerlo»

Tienen una de las llaves en Madrid.

Hay mucha gente que asume que Junts hará caer o podría hacer caer el gobierno de Pedro Sánchez. Pero no puede hacerlo. La situación de que el PSC mande en la Generalitat y, por alguna razón, llegue a Madrid un gobierno de derechas, especialmente con el apoyo de Vox, sería el peor escenario para Junts porque podría llegar a romper el partido.

¿La vuelta del expresident avivará al independentismo alicaído?

No, de ninguna manera. No es que haya menos independentistas ahora que hace siete años o que hace quince. Pero, en cambio, entre los cambios que se han dado, hay un grupo muy importante de ciudadanos que hace unos años apoyaban la independencia y que, ahora, por diversos motivos, se han abstenido aun asumiendo que beneficiaría que alguien contrario a la independencia fuera president.

¿Esa abstención puede responder a la demanda de nuevos lideratos?

Es la respuesta a una percepción general de que sería necesario cambiar de etapa. Por eso, Puigdemont no tiene capacidad para alterar lo que es un cambio estructural que durará un tiempo, y tampoco creo que él sea la persona que esté dispuesta, ni que sea capaz de revertir esto a corto plazo. Las dificultades y decisiones que vienen a partir de ahora tendrán que ser gestionadas por personas que no tengan las hipotecas y los lastres que arrastran los líderes que han gestionado la última década política en Catalunya.

¿Es como una relación de pareja que se rompe después de muchos años? Muchas y muchos votantes se han sentido atraídos por el PSC y por Illa.

Estoy de acuerdo. Yo creo que el Procés entendido como la competencia entre ERC y CiU con la bandera de unilateralidad y basado en una propuesta de independencia rápida se acabó en 2017. Desde entonces hemos tenido un mundo que nadie sabia cómo gestionar. Creo que lo que está haciéndose es enterrar el Procés y no hay ninguna posibilidad de enderezarlo.

«Hay un sector que ve la independencia como una promesa más a largo plazo y que, mientras tanto, hay que hacer otras cosas»

¿Habrá un ‘nuevo’ independentismo?

Esta imposibilidad de enderezarlo no significa ni que el independentismo ni que la posición de la mitad de Catalunya, que es claramente favorable a tener un despliegue o un desarrollo del autogobierno tan importante que pueda llevarlo incluso a ser un estado independiente, pare. No obstante, los ciudadanos tienen sus preferencias. Hay algunos para los cuales la independencia será su prioridad, pero creo que eso no llega ni a un tercio de la población catalana.

¿Por eso Illa ha arrasado?

Creo que hay un sector que ve la independencia como una promesa más a largo plazo y que, mientras tanto, hay que hacer otras cosas. Y yo pienso que eso es lo que explica este cambio. Por lo tanto, se pedirá mucha inteligencia al nuevo Govern, en particular a su president, para saber cómo leer e intentar integrar estas expectativas por parte de gente que ni les ha votado ni les votará nunca, pero que está dispuesta a dejarse persuadir y llevar por esta nueva etapa política.

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