La celebración del Rama Navami en India, una festividad que conmemora el nacimiento del dios Rama, llenó el jueves las calles y los templos de todo el país, pero la fiesta se convirtió en tragedia cuando el suelo de un centro religioso se hundió y decenas de fieles cayeron a un pozo. El siniestro, que tuvo lugar en la ciudad de Indore, dejó al menos 35 muertos y un desaparecido. Además, catorce personas fueron rescatadas y trasladadas al hospital.
El pozo de doce metros de profundidad estaba rodeado de escaleras de metal y era usado en rituales religiosos. Sin embargo, había sido cubierto con una losa de hormigón para ampliar el espacio del templo. Pero la tarde del jueves, el piso cedió por el exceso de peso, ya que las personas estaban hacinadas dentro de la sede.
El pozo, además de estar cubierto de los escombros del suelo que se había derrumbado, también estaba casi lleno de agua, con unos siete metros, por lo que las labores de rescate se complicaron. Los servicios de emergencia tuvieron que recurrir, incluso, a una unidad militar, además de retroexcavadoras y buzos con cámaras para encontrar los cuerpos sin vida.
El primer ministro de India, Narendra Modi, lamentó la tragedia y ofreció la ayuda del Gobierno central a las autoridades regionales. «Mis oraciones están con todos los afectados y sus familias», expresó en redes sociales. Además, se puso en contacto con el ministro principal del Estado de Madhya Pradesh, Shivraj Singh Chouhan, que ha ofrecido fondos para compensar a las víctimas por la tragedia. Los familiares de los fallecidos recibirán alrededor de 2.200 euros y los heridos, unos 500 euros, además de tener tratamiento médico gratuito.
Mal estado de las instalaciones
El Ejecutivo indicó que se ha abierto una investigación sobre las causas del accidente. El año pasado, los vecinos ya habían denunciado a la empresa privada responsable del templo por el mal estado de las instalaciones. Por ese motivo, las autoridades habían ordenado la destrucción de la losa que cubría el pozo, lo cual nunca se hizo porque podría «afectar los sentimientos de los fieles», respondieron los propietarios de la estructura.
Este tipo de accidentes son comunes en el país. Al menos tres personas murieron y otras cuatro resultaron heridas el pasado 8 de agosto en una estampida durante una celebración en un templo hindú situado en una aldea del estado de Rajastán, en el norte de la India. Y a principios del año pasado, una tragedia similar ocurrió en un centro religioso en la región de Jammu y Cachemira, donde se registraron doce fallecidos.
