Cuando Tarragona ‘soñaba’ con llegar a Barcelona en 40 minutos
Los alcaldes del área metropolitana y la Generalitat urdieron en 2018 un pacto ambicioso para mejorar el servicio ferroviario del Camp de Tarragona
Esta semana se cumplieron seis años de la firma del Pacte Territorial per impulsar les infraestructures estratègiques del Camp de Tarragona, una hoja de ruta ambiciosa que marcaba las líneas para mejorar el servicio ferroviario de la segunda área metropolitana de Catalunya con unas conexiones y un servicio de transporte público dignos.
Viendo la fotografía de aquellos momentos parece que haya pasado una eternidad. De los cinco alcaldes protagonistas tan solo el salouense Pere Granados se mantiene en el cargo. También podría situarse en blanco y negro el contexto en el cual se firmó, ya que en aquellos momentos el Govern de la Generalitat estaba intervenido por la aplicación del artículo 155. Pese a ello, el territorio y la administración catalana quisieron mandar el mensaje de que, a pesar de los momentos convulsos, se continuaba gobernando pensando en la ciudadanía.
Si el marco político ya constituye una pantalla pasada, alguno de los puntos podría calificarse de ciencia ficción. El acuerdo ponía el acento en la mejora de las conexiones con Barcelona, proponiendo un conjunto de inversiones que debían permitir que desde Tarragona pudiera llegarse a la capital catalana en 40 minutos.
Nada más lejos de la realidad, cuando los usuarios de este servicio llevan años sufriendo los problemas del déficit inversor, hasta el punto que en los últimos tiempos se han organizado, a través de la plataforma ciudadana Dignitat a les vies, para denunciar el auténtico calvario que les supone cada día el trayecto para ir a trabajar o estudiar.
Reordenación de Regionales
El acuerdo hacía referencia a la «remodelación» de los trenes regionales, con «mejores frecuencias, más rápidas y una mejor cadencia». Entre las medidas concretas, se apuntaba que los Intercity Tarragona-Barcelona pasarían de dos a cinco frecuencias al día, el mismo número que se proponían entre Reus y Barcelona, «con un tiempo de trayecto de 1:13 horas, 38 minutos menos que la conexión actual», según recoge el documento.
Según la web de Rodalies Catalunya, el tren que cubre más rápido el desplazamiento Reus-Barcelona tarda 1 hora y 29 minutos, aunque en la mayoría de los casos el trayecto dura entre hora y media y hora y 40 minutos. Y esto, sobre el papel.
En otro de los puntos se apuntaba que «la nueva conexión Vila-seca-Perafort con la línea de alta velocidad y la ejecución inmediata de las obras ya contratadas de la estación intermodal permitirán implementar nuevos servicios para llegar más rápidamente a Barcelona». Así, se preveía que los trenes regionales procedentes de las Terres de l’Ebre y de Tarragona utilizarían la línea de alta velocidad, lo que debía permitir cubrir el desplazamiento Tarragona- Barcelona en 50 minutos, y poco más de una hora desde Reus. Juas, juas.
Interconexión de vías
Sí, la conexión de vías es una realidad. Esta se hizo afectiva en enero de 2020, cuando se inauguró la variante de Vandellòs. Sin embargo no nos engañemos, la función principal de este eje era mejorar las conexiones entre Barcelona y València, y el Camp de Tarragona tan solo era, y lo sigue siendo, una zona de paso. La estación intermodal ha cambiado de ubicación, de «ejecución inmediata» nada de nada y las previsiones más halagueñas la sitúan para 2026. Así que los trenes en menos de una hora de momento no están ni se les espera.
Pero si todo esto no fuera poco, el acuerdo incluía una nueva solución, que es la interconexión de vías en la zona norte de Tarragona. Esto debía permitir que los convoyes de la vía de la costa –cuando esté instalado el tercer carril y por tanto haya ancho internacional– pudieran incorporarse a la línea de alta velocidad hasta Barcelona. De esta forma, el tiempo de recorrido entre ambas ciudades podría reducirse a los 40 minutos.
El tercer carril todavía no está acabado, aunque los trenes de media distancia están sufriendo las consecuencias de su instalación en forma de retrasos e incidencias. Mientras tanto, la interconexión de vías –que debía permitir que los viajeros pudieran sacar provecho de esta obra– ha caído de la agenda y ya nadie la reivindica.
Tranvía y mercancías
El único punto que se ha cumplido es el que hace referencia al desmantelamiento de la vía entre Cambrils y Salou. Y este va estrechamente ligado con el siguiente, que hace referencia a la implementación del tranvía. Es cierto que se ha avanzado en la definición del proyecto y que encima de la mesa hay una propuesta sólida y ambiciosa, aunque también lo es que las obras deberían estar prácticamente en marcha y todavía se está discutiendo que si catenaria ‘sí’ o catenaria ‘no’, por las exigencias de alguno de los municipios.
Finalmente, el pacto también hacía referencia a la conexión de los principales polos con el ancho estándar europeo, así como la «planificación» y «programación» de una variante interior de mercancías «aprovechando tramos de la línea Reus-Roda, junto con las variantes de Roda, Reus y Vila-seca y el nuevo acceso al puerto». En este sentido, el único paso que se ha dado es el encargo de un estudio vertebrador para conocer por dónde tendrán que pasar las mercancías peligrosas, que lleva más de un año de retraso tan solo para conocer una propuesta de trazado. Es decir, casi estamos en el mismo punto. Es obvio que las infraestructuras son lentas y que se ha avanzado en materia de cohesión territorial, pero también lo es que el nivel de cumplimiento es de suspenso.