La infancia y juventud de Steven Spielberg da para más de una película. Las dos horas y media de Los Fabelman son solo un acercamiento a lo que llevó al cineasta de Cincinnati a amar con pasión y locura el cine. ¡Pero vaya acercamiento tan prodigioso! El filme es el resumen de causas y razones que llevaron al director de películas excelentes, mistrales y tan míticas como E.T. (1982), En busca del arca perdida (1981), Salvar al soldado Ryan (1998), La lista de Schindler, (1993), Parque Jurásico (1993), El imperio del sol (1987), El color púrpura (1985), Encuentros en la tercera fase (1977) o Tiburón (1975). Son solo algunos de los grandes trabajos de un genio que siempre ha sabido conectar con el público y la crítica sin importar la temática de sus películas ni el trasfondo de la mismas. Fueran de acción, drama o ciencia ficción, Spielberg le ha dado su toque personal. No le vamos a descubrir ahora.
A sus 79 años, sigue dispuesto a continuar rodando mientras el cuerpo le aguante. De hecho, Los Fabelman se centra en eso: su entusiasmo por el Séptimo Arte, al que llegó ‘persuadido’ por el drama que vivía en su entorno familiar.
El filme arranca en los años 50, cuando el joven Steven (aquí bajo el nombre de Sammy) acude por primera vez a ver una película de la que sale atemorizado del cine. Son sus padres los que le animan a vivir y a disfrutar de la experiencia fílmica. La misma que él ha querido dejar en herencia a los cinéfilos posteriores. Su padre, Burtz (Paul Dano), es un hombre sediento de conocimiento y ciencia. En contraposición, su madre Mitzi (Michelle Williams) le inculca la conexión con sus sentimientos, como hace cada vez que se sienta a acariciar las teclas de su piano. Son dos conceptos diferentes pero que marcarán para siempre al joven Sammy, mucho más incluso de lo que pudieron prever sus progenitores.
Dos conceptos que dieron forma a la propia vida de Spielberg y también a la de su carrera. Al tiempo que aquella primera película sirvió para que aquel adolescente buscara controlar ese miedo que le impactó recreando las escenas más fuertes del filme que acaba de ver, al tiempo que la ayuda de su madre le permite canalizar esa emoción en su primera película.
Desde ese momento, Sammy (Spielberg) ya no volverá a concebir la vida de su tradicional familia judía (compuesta por sus padres y tres hermanas) de la misma manera. Así, Los Fabelman explora el amor, la ambición artística, los sacrificios y los momentos de descubrimiento que nos permiten vislumbrar la verdad sobre nosotros mismos y nuestros padres con claridad y compasión.
Haciendo uso de saltos en el tiempo en la vida de Sammy, terminamos comprendiendo el contagioso entusiasmo (gracias también a su excepcional talento) por contar historias en cine y televisión. Pero no es lo único que destaca en su vida personal, que acabará siendo la suma de su vida familiar (con retazos de antisemitismo al que tuvo que enfrentarse la familia) con la de su carrera cinematográfica.
No, Los Fabelman no son una suma de historietas, curiosidades y anécdotas de la vida de Spielberg. Es mucho más. Es el porqué de su pasión por el cine.
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