Cuando en la puerta del Pentágono hay trasiego de pizzeros, peligro, algo se cuece. La Inteligencia Artificial interpreta y cruza datos tan impredecibles que hasta nos permite vaticinar un conflicto bélico si aumenta el consumo de pizzas en la sede del departamento de Defensa de Estados Unidos. La IA ha llegado para quedarse. ChatGPT ya es una aplicación ordinaria en nuestras vidas: en solo cinco días ya tenía 5 millones de usuarios. Ahora supera los 180 millones.
«A través de una pantalla podemos hacer preguntas a cualquier hora a un chatbot y nos responde cosas concretas. Podemos organizar un viaje desde casa: saber precios, la carta de un restaurante...», explica Assumpció Huertas, profesora de los estudios de Comunicació de la Universitat Rovira i Virgili. Analiza cómo se adaptan los destinos turísticos a la Inteligencia Artificial. «Lo que más valoran los usuarios de chatbots es que la información sea de calidad y les hablen con un trato personalizado y empatía», asegura.
Grupo Blaumar organizó ayer una mesa redonda en Salou para abordar el papel que juega la IA en favor del turismo sostenible. Además de Huertas, participaron Berta Cabré, presidenta de la Federació Empresarial d’Hostaleria i Turisme de Tarragona (FEHT); Andreu Tobella, director digital de PortAventura; Adrián Garcés, director de Proyectos del Clúster TIC Catalunya Sud; y Nuria Varela, directora de Calidad y Medioambiente de Grupo Blaumar.
«El turismo es una actividad sostenible con o sin Inteligencia Artificial. Representa más del 25% del PIB de Tarragona y no consumimos ni una cuarta parte de agua que la petroquímica ni la mitad de electricidad que la industria. En cuanto al uso de la tecnología, somos un sector avanzado, con el tema de las reservas online, etc. Nuestra base es la relación entre personas, el cara a cara, pero la Inteligencia Artificial es una herramienta poderosa que nos permite optimizar procesos y hacer recomendaciones al viajero muy a medida», sostiene Cabré.
PortAventura dispone de la aplicación Pawla, con información sobre espectáculos, atracciones, horarios... «Hay gente que se guía con el mapa y otros prefieren tener un asesoramiento e interactuar», dice Tobella. La Inteligencia Artificial, apunta, ayuda a ser más eficiente energéticamente, reducir residuos, gestionar de manera más óptima el consumo de agua, mejorar la experiencia de los clientes, automatizar las reservas o incluso analizar las tendencias culinarias y la disponibilidad de productores locales para hacer menús más sostenibles.
En todo caso, detrás de toda IA está el factor humano. «El problema de esta tecnología es que se basa en la información ya existente, que puede estar sesgada, y hace falta un filtro», puntualiza Garcés. Y evoluciona a toda prisa. «A veces no sabemos cómo adaptarnos o implantamos una herramienta que a los dos años ya está obsoleta», concluye Varela.
El hotel Blaumar de Salou acogió ayer la mesa redonda ‘Un nou paradigma: la Intel·ligència Artificial juga a favor del turisme sostenible?’. Es la segunda edición de este acto organizado por Grupo Blaumar.