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Tener un propósito

25 noviembre 2024 19:08 | Actualizado a 25 noviembre 2024 19:28
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Está de moda tener un propósito empresarial. Todas las organizaciones que creen estar alineadas con los tiempos lo tienen. Entendemos por propósito una razón de ser, un cometido superior que da sentido a una empresa y que acostumbra a ser compartido por los empleados y, aún mejor, por los clientes.

Por ejemplo, el propósito evolutivo de Patagonia es «fabricar material de escalada y de montaña dejando el menor rastro posible en el medio ambiente». Parece que, en general, lo cumplen de forma bastante satisfactoria. Patagonia goza de una reputación muy sólida entre millones de personas.

Sin embargo, hay muchos propósitos falsos o fake. Me explico. Un propósito es falso cuando es elaborado en exclusiva por los mandatarios de una empresa sin apenas consultar con nadie más. Actúan así porque se sienten los dueños y nadie mejor que ellos para saber lo que necesita la empresa. Craso error.

Un propósito auténtico no lo ‘crea’ nadie sino que surge del propio ADN de la empresa de forma espontánea y natural. Por ello es importante que todo el mundo lo sienta como propio y no como una ocurrencia más o menos acertada de los directivos. He visto muchos propósitos empresariales que son exactamente lo contrario de lo que esa empresa hace en realidad. Una pena.

Además, quienes realmente deben apreciar el propósito son los usuarios, consumidores o clientes. Si perciben que se trata de un propósito falso, como si fuera un mal eslogan de marketing, acabarán dándole la espalda. Si, por el contrario, se dan cuenta de que el propósito coincide con los valores y las conductas específicas de las personas que conforman la empresa, lo valorarán de forma muy especial y le darán soporte.

Muchas empresas, demasiadas, utilizan el propósito como una nueva herramienta de autobombo y, claro, no cuela. Los auténticos propósitos funcionan porque encajan con la cultura real de la empresa y con cada una de las decisiones que se toman cada día. De hecho, para una empresa con propósito, éste debería ser más importante que ganar dinero.

Un ejemplo: si descubrimos malas prácticas por parte de un cliente importante deberíamos solicitar un cambio en esa actitud o, en el extremo, dejar de colaborar con él. Así se demuestra realmente que el propósito es efectivamente nuestra guía.

En un mundo cada vez más dominado por la pseudoverdad, los fenómenos fake y demás zarandajas, tener un propósito empresarial de verdad es ya un rara avis. Habrá que desarrollar un programa de IA que sepa distinguir los auténticos propósitos de las estrategias falsas de pésimo marketing.

Dos sugerencias: si tiene todavía que elaborar su propósito empresarial, hable con mucha gente dentro y fuera de la empresa, sea humilde, escuche y acabe tomando una decisión que no sea propagandística sino que entre en el corazón de la gente.

X04 TBlack Friday: cómo integrar el consumo online en nuestra planificación financiera para proteger nuestro ahorro

El Black Friday, una tradición originada en Estados Unidos, comenzó como una jornada de descuentos el día después de Acción de Gracias, marcando el inicio de la temporada de compras navideñas. Su nombre se atribuye al momento en que los comercios pasaban de números rojos a negros en sus balances, gracias al volumen de ventas. Con los años, este evento se ha consolidado como una fecha clave en el calendario de consumo global, asentándose plenamente en la mayoría de países, incluido España, donde su impacto se amplifica en estos últimos años por el auge del comercio online. Sin embargo, más allá de las oportunidades que ofrece, eventos como el Black Friday también subrayan la necesidad de una buena planificación financiera, pues la tentación de ofertas puede poner en riesgo la estabilidad económica personal, si no se atiende a una estrategia clara. Integrar este tipo de acontecimientos en un plan financiero es esencial para mantener el equilibrio entre aprovechar las ventajas del consumo y respetar nuestros objetivos de ahorro y gasto a largo plazo.

El punto de partida para disfrutar de este día sin comprometer la estabilidad financiera, radica en la planificación previa y en la fijación de objetivos claros de gasto y ahorro. Es fundamental definir cuánto se está dispuesto a gastar y qué productos son realmente prioritarios. Esto no solo permite evitar compras innecesarias, sino también mantenernos alineados con nuestras metas financieras, ya sea ahorrar para un gran proyecto o simplemente mantener un colchón económico para imprevistos.

Uno de los riesgos más habituales en el entorno digital es el consumo impulsivo, alimentado por estrategias de marketing que apelan a la urgencia: temporizadores de ofertas, mensajes de «última oportunidad» o la sensación de que un producto se agotará si no lo adquirimos al instante. Ante estas técnicas, la reflexión se convierte en una aliada imprescindible. Dedicar tiempo a evaluar si realmente necesitamos un producto puede ser la diferencia entre una compra satisfactoria y un gasto innecesario.

Elaborar una lista de compras previa es otra herramienta clave. Identificar las necesidades reales y ceñirse a ese plan ayuda a mantener el control sobre el gasto. Si, además, fijamos un presupuesto máximo, evitamos que el entusiasmo por las ofertas nos lleve a excedernos. De este modo, convertimos el Black Friday en una oportunidad para adelantar compras planificadas, como regalos navideños o artículos que ya habíamos contemplado adquirir, aprovechando los descuentos de forma estratégica.

En este contexto, el asesoramiento financiero cobra especial importancia. Un profesional puede ayudarnos a diseñar un plan realista que contemple nuestras prioridades financieras a medio y largo plazo, sin dejar de lado la flexibilidad para disfrutar de eventos como el Black Friday. El objetivo no es privarnos del consumo, ni de un capricho de vez en cuando, sino hacerlo de manera planificada y alineada con nuestras posibilidades.

Es importante recordar que, aunque el Black Friday ofrece oportunidades interesantes, no debe ser una excusa para desviarnos de nuestros objetivos financieros. Compras bien pensadas y planificadas pueden incluso fortalecer nuestra capacidad de ahorro, al evitar compras impulsivas que muchas veces se convierten en gastos innecesarios.

En definitiva, eventos como el Black Friday no tienen por qué convertirse en un riesgo para nuestra estabilidad financiera si los abordamos como parte de una planificación más amplia. Estos momentos son solo un ejemplo de cómo el consumo impulsivo puede desviarnos de nuestras metas económicas. La clave está en incorporar estos acontecimientos en una estrategia financiera clara, que contemple objetivos a corto y largo plazo. Por un lado, reflexionar, planificar y hacer un uso estratégico de herramientas tecnológicas nos permitirá mantener el control de nuestras finanzas, aprovechando las oportunidades sin comprometer nuestros objetivos. Por otro lado, una estrategia de ahorro e inversión en base a nuestro perfil de riesgo y a otros componentes personales, como la situación familiar, el horizonte temporal o la capacidad de ahorro, nos permitirá sacar el mayor partido a nuestros ahorros en cada circunstancia.

Andrea Carreras-Candi, directora de EFPA España

Hay muchos propósitos empresariales que son falsos o ‘fake’

Franc Ponti

Profesor de innovación en EADA Business School

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