Hablar de la industria química en nuestro territorio es sinónimo de empleo estable y de calidad. Según los datos publicados por la Associació Empresarial Química de Tarragona (AEQT) en su Informe Público 2023, el polo petroquímico de Tarragona generó ese año una ocupación de 44.000 personas, entre empleos directos (5.845), indirectos (5.154) e inducidos (33.000).
En la mayoría de los casos, se trata de empleos de calidad, en comparación con otros clústers químicos en España, con un 94,6% de contratos indefinidos, por encima de la media industrial española (82,1%) y a bastante distancia del sector servicios (81,4%), Construcción (80,2%) o Agricultura (61,5%).
El salario anual bruto medio por trabajador se situó el año pasado en la industria química de Tarragona en 40.000 euros, muy por encima de la media industrial española (28.483 euros), Servicios (24.782 €), Construcción (24.416 €), Comercio (22.140 €) u Hostelería (15-176 €).
La formación de los trabajadores, en un entorno cambiante que exige una elevada capacidad de adaptación, es otra de las características de este sector, que en el polo petroquímico de Tarragona. Concretamente en las empresas asociadas a la AEQT invierten 503 euros por trabajador y año, muy por encima de la media de la industria química española, situada en 183 euros por trabajador y año.
La diferencia es todavía mayor si se observa la media industrial en España, donde la inversión en formación por trabajador y año se situó en el 2023 en los 123,93 euros. En otros sectores, esta diferencia de inversión en formación es todavía más abultada respecto a la industria química de Tarragona. Así, sectores como Construcción, Servicios, Comercio u Hostelería están muy alejados de las cifras de nuestra industria química.
La industria invierte cada año una media de 503 euros en formación por trabajador
Las buenas expectativas laborales del sector químico en Tarragona se ven reflejadas en los diferentes itinerarios educativos que nutren a esta industria de trabajadores jóvenes que acaban de finalizar sus estudios. En este sentido, las prácticas que se realizan en las empresas son muy importantes en la colaboración entre las empresas y los centros educativos y son una vía de acceso a estos trabajos de personal cualificado, formado por las mismas empresas y de acuerdo a sus necesidades.
La industria química de Tarragona capta talento entre los jóvenes, no solo de la tradicional Formación Profesional Dual, que tiene una larga trayectoria en este sentido, sino que los grados han tomado fuerza en las universidades. En el caso de la Universitat Rovira i Virgili (URV), que imparte el grado dual de Química desde el curso 2021-2022, la mención dual es una especialización que se puede hacer el último curso, donde los alumnos hacen una formación química mucho más orientada a aspectos prácticos. La sinergia entre las instituciones académicas y la industria química es clave en el itinerario dual, ya que gracias a él se benefician tanto estudiantes, como trabajadores y empresas.
Teoría+práctica
En este tipo de estudios se ofrece la parte teórica, pero también hay una rápida implementación en el mercado laboral a través de las mil horas de prácticas que se tienen que realizar.
Actualmente, Aurora Elvira (Tarragona, 1985) es operadora de planta de Repsol Petróleo. Elvira siempre ha sido una persona interesada en la química «como materia» y en la industria, por considerarlo «uno de los sectores más importantes de la provincia, en constante crecimiento e innovación, también con gran potencial en energía y tecnologías verdes, en el que hay muchas oportunidades laborales».
Elvira es exalumna de FP Dual del Insitut Comte de Rius, que cuenta con «unas instalaciones preparadas y actualizadas con un gran equipo docente» que les prepara para poder ejercer la profesión. Estudió el ciclo de grado medio de planta química y posteriormente el grado superior de química industrial. Esto le permitió realizar las prácticas en Dow Chemical, donde «aprendió tanto la parte teórica como la práctica de una planta pionera en el mundo», de la que también destaca la parte humana, con «unos compañeros que se volcaron» en su formación.
Asegura que al empezar los estudios «no sabía lo que era una válvula ni cómo funcionaba un compresor», pero gracias a los estudios realizados, al llegar a la planta supo «identificar y comprender el funcionamiento de los diferentes equipos que forman parte de los procesos químicos a nivel industrial».
Casos de éxito
Hace apenas unos meses, el Institut Comte de Rius fue seleccionado como Centro de excelencia de Química, incorporándose a la red estatal de centros de excelencia de formación profesional del Ministerio de Educación y Formación Profesional. Sus alumnos, con un alto porcentaje de inserción laboral, valoran que con la FP Dual se fomenta la ocupación a partir de una mayor vinculación de los estudiantes con el mundo empresarial. Además, las compañías asumen protagonismo y se implican en la formación del alumnado a través de su participación activa.
Los trabajadores del sector consideran imprescindible tener una formación constante
Otros aspectos beneficiosos que destacan son el poder compaginar la formación en el centro y la actividad remunerada en una empresa del sector y que buena parte de los aprendizajes se obtienen con la actividad a la empresa. Personas que, como Patricia Prieto, alumna de segundo curso del ciclo de química industrial, puedan encontrar «una salida profesional que permita una estabilidad económica». En su caso, con dos hijas pequeñas, busca también un empleo «con buenas perspectivas a largo plazo» y es algo que el sector de la química, «en constante innovación, desarrollo y sostenibilidad», puede ofrecerle.
Prieto está realizando las prácticas en Covestro y su experiencia «está siendo muy enriquecedora», permitiéndole «ver de cerca cómo se aplican los conocimientos teóricos en un entorno industrial real, aprendiendo sobre la operación, mantenimiento y seguridad industrial y laboral». Le gustaría trabajar como operadora de planta, sin dejar de lado la formación, que considera que ha de ser constante «para enriquecerse de conocimientos que puedan ampliar mis competencias».
Algo similar opina la estudiante del ciclo superior de química industrial, Alba Ripoll, quien está efectuando la parte práctica de la FP Dual en Asesa, «viendo y comprendiendo mejor todo el proceso que lleva a cabo una refinería». Además, se lleva la oportunidad de «poder trabajar con procedimientos reales». Siente que sus estudios le están aportando «gran cantidad de conocimientos» que la preparan para «cualquier empresa del sector», que es y «seguirá siendo uno de los motores de la provincia» porque la industria química de Tarragona «es de las más potentes de España».