Un test de orina, indoloro y libre de radiación, capaz de detectar el cáncer de mama con un 88% de sensibilidad. Esta es la innovadora propuesta de The Blue Box Biomedical Solutions, la startup de Vallmoll (Alt Camp) liderada por la ingeniera biomédica e investigadora Judit Giró, que este mes de marzo ha sido reconocida como la empresa emergente con mayor impacto de Catalunya en los Premios EmprendeXXI, una iniciativa impulsada por CaixaBank, a través de su división tecnológica DayOne, y el Ministerio de Industria y Turismo, mediante ENISA.
Lo más disruptivo del dispositivo es que permite detectar el cáncer de mama en fases tempranas y en mujeres jóvenes, un perfil en el que la mamografía no siempre ofrece resultados concluyentes. The Blue Box recurre a la inteligencia artificial para analizar muestras de orina, proponiendo así una vía de diagnóstico complementaria a la tradicional.
La semilla del proyecto se plantó durante la etapa universitaria en la Universitat de Barcelona, donde un profesor expuso el caso de un perro entrenado para detectar cáncer a través del olfato. Aquello resultó revelador para Giró. Le inspiró un objetivo claro: trasladar esa capacidad biológica a la tecnología, replicando el olfato animal mediante un microprocesador y un sistema de sensores.
Ese fue el punto de partida para investigar cómo traducir procesos naturales en soluciones tecnológicas, una línea de trabajo que acabaría marcando su trayectoria. Lo que empezó hace siete años como un trabajo de final de grado evolucionó con un máster en la Universidad de California y una etapa de investigación clínica, donde identificó una necesidad evidente entre profesionales sanitarios: contar con más herramientas para el diagnóstico precoz del cáncer de mama.
«Estamos a punto de empezar la validación clínica para certificar el producto y poderlo comercializar en 2026», explica Judit Giró, CEO de The Blue Box, cuya sede continúa en Vallmoll. Este proceso de ensayo con pacientes, imprescindible para obtener el marcado CE, es el paso que abrirá la puerta a su comercialización en Europa.
Actualmente, la empresa cuenta con ocho personas en plantilla y ha captado ya más de 2,5 millones de euros en financiación, combinando inversión pública y privada. En este tiempo, The Blue Box ha conseguido industrializar el dispositivo y desarrollar una plataforma propia para la gestión de datos.
El sistema, que funciona mediante un algoritmo de aprendizaje automático entrenado con datos clínicos reales, es capaz de identificar patrones asociados a la presencia de cáncer a partir del análisis químico de la orina. Actualmente, alcanza una sensibilidad del 88% y una precisión global del 83%. «Trabajamos activamente para reducir los falsos positivos que puedan generar diagnósticos innecesarios en pacientes sanas», añade Giró.
The Blue Box colabora ya con siete hospitales en el ámbito estatal, entre ellos el Joan XXIII de Tarragona y el Sant Joan de Reus. El modelo de negocio se adaptará a cada país; en España, prevén cerrar acuerdos con distribuidores especializados para introducir el test en consultas ginecológicas. «Esperamos generar confianza empezando como test complementario y, en el futuro, dejar que sean los médicos quienes decidan si hay que replantear el sistema actual», concluye Giró.