La Inteligencia Artificial (IA) emerge como la vanguardia en el sector químico industrial, desplegando un potencial transformador. Las plantas, respaldadas por datos históricos y experiencia de dominio, se encuentran en una posición estratégica para explorar y explotar las innumerables oportunidades que la IA ofrece.
La aplicación exitosa de la IA ha demostrado desbloquear un valor económico significativo, se estima que para 2030 la IA tiene el potencial de generar alrededor de 13 billones de dólares adicionales en actividad económica, con un remanente de 1 billón de dólares por capturar en el sector industrial.
A pesar de que la adopción de la IA en el sector industrial es aún incipiente, las plantas que han implementado esta tecnología informan mejoras sustanciales. Se destacan aumentos del 10 al 15% en la producción y del 4 al 5% en el EBITDA (acrónimo del inglés de las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones). Estas plantas, ya adeptas a la toma de decisiones basada en datos, están idealmente preparadas para cosechar los beneficios de esta tecnología.
La fortaleza de la IA radica en su capacidad para identificar patrones e ideas que escapan a la percepción humana, brindando una nueva dimensión de productividad y ventaja competitiva a las plantas de procesamiento.
La capacidad de esta tecnología para identificar áreas de mejora en la gestión de controles se combina con una integración organizativa más amplia, considerando otras fuentes de información directa e indirectamente implicadas que mejoran la toma de decisión y la optimización de cada proceso.
Así, la optimización de controles tradicionales y operaciones a través de la IA no solo revela oportunidades latentes, sino que también ayuda a mejorar la calidad de los datos, incluso llegando a detectar fallas en los sensores. La adopción exitosa de la IA requiere una amalgama eficiente de personas, procesos y tecnología.
La implementación ágil de soluciones de IA redefine la dinámica laboral en plantas de procesamiento, derribando barreras entre procesos y fomentando la colaboración multidisciplinaria. Se trata de un enfoque que no solo acelera la captura de valor, sino que también establece una cultura de mejora continua.
Por otro lado, la combinación de la IA generativa con la IA tradicional multiplica los beneficios operativos. Esta sinergia proporciona soluciones integrales para abordar desafíos en el control de procesos, promoviendo la adopción y confiriendo una ventaja competitiva distintiva.
En este contexto, el centro tecnológico Eurecat desempeña un papel destacado en la aplicación práctica de la IA en proyectos industriales, colaborando en iniciativas como la implementación de técnicas de inteligencia artificial y aprendizaje automático para mejorar la capacidad y calidad productiva, la optimización de recursos, o la eficiencia del suministro de agua y energía de las empresas. Este enfoque innovador no solo responde a las demandas del mercado, sino que también contribuye a la sostenibilidad energética y ambiental.
La experiencia y casos de éxito de Eurecat son un ejemplo de cómo la IA, cuando se aplica con visión y colaboración, puede potenciar la eficiencia operativa y ambiental en la industria química. Con centros tecnológicos a la vanguardia en proyectos de IA, se despliegan soluciones concretas que allanan el camino hacia una transformación industrial más inteligente y sostenible.
La Inteligencia Artificial ya está transformando el sector químico industrial, impulsando la eficiencia, reduciendo costes y aumentando la competitividad. Las empresas que hoy invierten en desarrollar capacidades de IA estarán mejor posicionadas para liderar esta emocionante revolución industrial. La IA no solo redefine la forma en que operamos, sino que también allana el camino hacia un futuro más eficiente y sostenible en el procesamiento industrial.
Pablo Ramos Martinez es responsable de Desarrollo de Negocio del Sector Químico del centro tecnológico Eurecat