De telas para tapizar a suscripciones digitales para cuadrar la inflación

El INE refleja en sus cálculos de la inflación la continua evolución de la sociedad y los amplios -y rápidos- cambios tecnológicos que han irrumpido en los hogares

19 febrero 2022 19:00 | Actualizado a 20 febrero 2022 12:38
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Si en 2001 los españoles consumían, entre otros artículos, los radiocassetes o las telas, ya en 2016 predominaron en los hogares los servicios en línea de vídeo y música y en 2021, las suscripciones a periódicos online. La continua evolución de la sociedad y los amplios -y rápidos- cambios tecnológicos que han irrumpido en estas últimas dos décadas ha hecho variar, de manera significativa, los productos que predominan en los hogares.

Lo constata la cesta de la compra con la que el Instituto Nacional de Estadística (INE) elabora el Índice de Precios de Consumo (IPC), que registró en diciembre el máximo de los últimos 30 años, al escalar hasta el 6,5% (en enero se moderó al 6,1%). Y lo ha hecho no solo por el encarecimiento de la energía, sino también por el alza de los carburantes y lubricantes y buena parte de la cesta de la compra, que se va impregnando de esta espiral inflacionista.

La selección de los productos que componen ese carro ‘modelo’ se realiza en función del gasto que se hace de cada uno de ellos, para que sean representativos del consumo de los hogares. Así el INE incorporó en 2011 la fotodepilación y en 2016 los juegos de azar, «algo absolutamente atípico», en opinión del director del Global MBA del Instituto de Estudios Bursátiles, Aurelio García, pero que se añadió por la importancia que tenía en el consumo las apuestas.

La cesta de la compra se actualiza cada cinco años para poder analizar de manera «certera» el gasto de los españoles. Este análisis comenzó en 1936, pero fue en enero de 2002 cuando entró en vigor el sistema de bases actual, sustentado, a la hora de analizar los productos, en la Encuesta de Presupuestos Familiares y que divide en 12 grupos los productos y sus precios, analizados por el INE.

En esa actualización de la base, aun así, no solo se incorporan o eliminan artículos, sino que también cambian las características de la muestra, ampliando los municipios en los que se analizan los productos y el número de precios recogidos. De esta forma, mientras que en el año 2002 se estudiaron 484 productos, este número ha ido aumentando, pasando de los 489 de 2011 a los 955 de la base de 2021.

Pero en las revisiones, sin embargo, quedan fuera de la cesta de la compra, como ha pasado con la base 2021 que ha entrado en vigor este mes de enero, productos tan consumidos como el mercado liberalizado de la electricidad, al que están sujetos en torno a 17 millones de consumidores. Es un asunto que, como ha explicado el INE, están estudiando con las eléctricas cómo incorporarlo ya que, asegura Cardoso, hay ocasiones en las que no se puede separar de la factura de la luz el precio de la cantidad consumida.

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