Madrid, una vez más, late con el pulso del turismo. Entre los stands que compiten por la atención, un rincón cuenta una historia que va más allá de los kilómetros recorridos: la transformación de HIFE, una empresa que cumple 110 años y parece no conocer la palabra “límite”.
El Pabellón 4 de IFEMA se convierte en el escenario perfecto para esta crónica de innovación. Noemí Llauradó, presidenta de la Diputació de Tarragona, recorre el stand con la mirada de quien reconoce algo más que una exposición: una revolución silenciosa.
José María Chavarría, consejero delegado de HIFE, no habla de autobuses. Habla de conectividad, de comunidades, de futuro. Su flota ya no es solo un medio de transporte, es un manifiesto rodante contra el cambio climático.
Los nuevos vehículos son más que máquinas: son promesas sobre ruedas. Tecnología de vanguardia que reduce emisiones, que transforma cada trayecto en un pequeño gesto de responsabilidad ambiental.
“No se trata solo de llegar”, dice Chavarría mientras señala un modelo híbrido, “se trata de cómo llegamos”.
Fundada en 1915, HIFE no es una empresa que celebra su historia. La reinventa. Cada década ha sido un capítulo de transformación: de transportista local a referente de movilidad inteligente.
En FITUR 2025, no presentan un servicio. Presentan una visión: un futuro donde el transporte público es sinónimo de innovación, sostenibilidad y compromiso social.
Las cifras son impresionantes: 110 años, una flota modernizada, reducción de emisiones. Pero el verdadero número es uno que no se puede contar: el impacto en cada comunidad que conectan.
Llauradó lo entiende. Su recorrido por el stand no es protocolo, es reconocimiento. Un gesto que dice más que mil palabras sobre la importancia de empresas que miran más allá de sus propios intereses.
HIFE nos recuerda algo fundamental: la innovación no es tecnología. Es actitud. Es compromiso. Es la capacidad de mirar un autobús y ver algo más que un medio de transporte.
En el bullicio de FITUR, entre stands que compiten por llamar la atención, HIFE no necesita gritar. Su historia habla por sí misma.
