El Reus ha certificado su ascenso una semana antes de lo previsto y la euforia rojinegra ya recorre las calles de la ciudad. Jugadores y aficionados están vibrando con un logro que se ha hecho esperar muchos años, pero que ahora es una realidad. La celebración empezó en Sabadell y continúa en Reus.
La plantilla del Reus se encontraba comiendo en Ca n’Anglada tras la victoria ante el San Cristóbal (1-3), cuando las noticias que llegaban desde Girona marcaron el inicio de una fiesta histórica. El partido del Girona ‘B’, el único rival directo por el ascenso, se había retrasado una hora por la lesión del árbitro principal. La espera fue larga y tensa, con todos pendientes de los móviles. «Esto solo nos podía pasar a nosotros», comentaba entre risas y complicidad Josep Ramón Sardà a Marc Carrasco.
Con el pitido final en el Municipal de Riudarenes y la derrota del filial gerundense ante el Cerdanyola (1-2), el Reus certificaba matemáticamente su ascenso. La explosión de alegría fue inmediata. Jugadores y aficionados desplazados se fundieron en un emotivo abrazo antes de subir al autobús de regreso.
La caravana de celebración llegó poco después a la Plaça Prim, donde la plantilla fue recibida por más seguidores en un ambiente festivo. La fiesta continuará esta noche en la discoteca Sol de Nit, con el Reus celebrando por todo lo alto un ascenso más que merecido.
