Miguel Mangano, conocido como Zamorano Balón de Oro (Z9), tiene percha de delantero romántico. No se olvida del 9 cuando se enfunda la elástica del Cádiz. En el campo se mueve como los referencias, cuerpea y muestra cierta destreza con la pelota, sobre todo cuando ejecuta la maniobra del recorte. Miguel, natural de San Fernando, una población fronteriza con Cádiz, resulta un reclamo para los hinchas. Su gol ante el Levante se celebró con jolgorio en la red social de Instagram, donde ya acumula casi 7000 seguidores. Nada le ha llegado por casualidad. Su vida dispone de relación con el fútbol e incluso con el mundo del cine.
El protagonista trabaja como jardinero en una empresa de San Fernando, aunque realmente su gran pasión se relaciona con la pelota y el amarillo del Cádiz. Muy acostumbrado a la luz del foco, atiende al Diari tras vencer al Levante como si de un profesional se tratara. «Es un orgullo llevar la camiseta del Cádiz. Quiero saludar desde su tierra a David Querol, sólo espero que pueda subir con el Cádiz a Primera. Estoy contento con el partido, he marcado un gol y he tirado una al larguero», confiesa. El reusense David Querol forma actualmente en el lujoso plantel del Cádiz que dirige Álvaro Cervera y a Miguel no se le escapa ni un detalle.
Actor y futbolista
Cuando se le pregunta sobre su ocupación vital, Miguel no duda. «Futbolista y actor». No le falta razón. En Youtube no ha pasado desapercibido un corto de casi media hora que el jugador del Cádíz Genuine protagoniza. Lleva por nombre; «Yo sé cositas». El mismo delantero recalca; «Ya estamos trabajando en la segunda parte de la película».
En el staff que el Cádiz ha desplazado hacia Tarragona aseguran que, en ocasiones, cuando se encuentran el Genuine y el primer equipo amarillo, los mismos futbolistas de Cervera piden fotografías y saludan a Miguel como si de una estrella se tratara. «Soy muy amigo de Alejo, de Álex Fernández, de Salvi... de casi todos», cuenta orgulloso. También presume de un vídeo con los jugadores profesionales del Betis, en el que se aprecia el asombro de Marc Bartra y el colegueo que mantiene con Joaquín Sánchez.
Miguel comparte estos días en Tarragona y Salou su sueño particular con el resto de compañeros gaditanos desplazados. Defiende la camiseta como si no hubiera mañana y besa el escudo cada dos segundos como muestra de fidelidad.
Su celebración tras marcarle al Levante, con una media vuelta desde el suelo, demuestra la gran estima que le dedica al club. Se levanta y muestra la camiseta con un orgullo apasionado. Luego abraza a sus colegas de equipo y parte del staff. Ese 9 ya ha derribado fronteras.