Es imposible no admitir que la ausencia de Pablo Fernández ante la Ponferradina generaba inquietud entre los aficionados granas. El Nàstic no contaba al 100% con su delantero de referencia para uno de los partidos más importantes de la temporada. El ariete asturiano es un jugador que obliga a los rivales a cambiar sus planes y da un sello distintivo al conjunto grana. Jugar sin él era una prueba de fuego, pero también una oportunidad para que otros atacantes asumieran el mando.
Lo que sucedió ante la Ponferradina fue que el Nàstic cuajó una de sus mejores actuaciones ofensivas de toda la temporada. El cuadro grana fue imparable, machacó al rival desde diferentes facetas del juego y, sorprendentemente, no echó en falta a Pablo Fernández. Un claro ejemplo de que la plantilla tiene suficiente talento en la fase ofensiva como para sobreponerse incluso a la ausencia de uno de los mejores delanteros de la categoría.
La vuelta del 4-2-3-1
Para suplir al asturiano, la opción más natural era alinear a Álex Jiménez junto a Antoñín Cortés en el frente del ataque. Sin embargo, Dani Vidal decidió sorprender a Javi Rey y apostó por un Nàstic con una sola referencia ofensiva: Cortés. Eso significaba que los granas regresaban al 4-2-3-1, un esquema que ya habían utilizado en otras ocasiones a lo largo del curso, pero que llevaban varias semanas sin emplear. En ese sistema, Antoñín estuvo respaldado por tres futbolistas creativos y de puro talento. David Concha y Víctor Narro ocuparon las bandas, mientras que Roberto Torres actuó como mediapunta. El Nàstic agradeció este planteamiento, ya que fue capaz de generar peligro de manera constante. Explotó todo su talento ofensivo y la Ponferradina no pudo contenerlo, sobre todo en una segunda mitad arrolladora.
El conjunto tarraconense no solo generó multitud de ocasiones, sino que además mostró una gran efectividad. Otro aspecto destacable es que marcó de todas las maneras posibles: de penalti, a balón parado, en transición ofensiva, en ataque estático y con verticalidad. Cuatro de los cinco goles llevaron la firma de atacantes, una gran noticia para una línea ofensiva que ya suma 31 de los 42 tantos del equipo esta temporada.
Un ataque en estado de gracia
Antoñín Cortés acumula siete dianas y se coloca a solo un gol de Pablo Fernández. Jardí sumó su quinto tanto del curso. Concha, que no debutó hasta la jornada 13, ya ha marcado cuatro goles. Narro anotó su tercer gol y, además, ya acumula nueve asistencias. En otras palabras, el Nàstic ha dado un salto de calidad en ataque y es, a nivel ofensivo, un equipo mucho más peligroso que en temporadas anteriores.
Ahora toca visitar Sestao, y allí parece que el Nàstic repetirá la fórmula de jugar con un solo delantero. El motivo es claro: Pablo Fernández vio la quinta amarilla desde el banquillo y cumplirá su partido de sanción, algo que le permitirá tener más tiempo para sanar sus problemas en los isquios, que le dejaron fuera de combate hace dos semanas en Zamora. Sestao será una nueva prueba para la fórmula de un solo delantero. El rendimiento del Nàstic con este esquema ante la Ponferradina abre un interesante debate: ¿Debe seguir jugando el Nàstic con un solo delantero o cuando vuelva Pablo Fernández debe volver a apostar por la doble punta de lanza?