El Real Madrid dejó LaLiga sentenciada en un Clásico anárquico en el que ambos equipos pudieron ganar, pero de nuevo Jude, como en la primera vuelta, volvió a decantar la balanza. El inglés apareció en el descuento para matar el campeonato liguero con un violento remate de primeras que hizo enloquecer al Bernabéu (3-2). Los blancos abren una brecha de 11 puntos con los azulgranas con solo 18 en juego.
LaLiga no es la Champions, al menos para el Real Madrid, y el Clásico liguero tardó poco en reflejarlo. Eligió cómo víctima a Lunin. El portero ucraniano que lo había parado casi todo, dos penas máximas incluidas en el Etihad el pasado miércoles, falló a la primera ante el FC Barcelona. No dio tiempo a digerir la cena porque su salida al segundo palo en el primer córner del partido fue mala. Se comió la bola y Christensen se impuso por encima de Kroos para poner al Barça por delante.
El golpe fue encajado con madurez por un Real Madrid que no estaba fino, pero que sí que logró meter al FC Barcelona en su campo durante una tromba de juego. Fue suficiente para que Lucas Vázquez se inventara una buena jugada en el costado derecho. Superó a Cancelo y dentro del área estuvo pillo para encontrar la pierna de Cubarsí. Vinicius no perdonó y empató un Clásico con más goles que juego. Partido de espectadores, no de entrenadores.
La primera mitad dejaría la gran polémica otra vez en un córner azulgrana. El Real Madrid fue un flan en esas acciones y Lamine Yamal remató un centro tenso bajo de Raphina. La pelota la sacó Lunin sobre la línea. Así al menos lo consideró el colegiado y el VAR que no dio gol. A ojos culés lo fue. A ojos madridistas, no. Una lástima que no haya ‘Ojo de Halcón’ en la considerada por muchos la mejor liga del mundo. Ni siquiera una cámara cenital. Si ya el fútbol de por si es polémico, imagínense si no se dan herramientas para reducir este sentir.
La peor noticia para los azulgranas llegó al final de la primera mitad cuando De Jong se retiró en camilla. Apunta a lesión en el tobillo. De ser grave, se perdería lo que resta de curso. Con el 1-1 y ese mal cuerpo culé se marchó el Clásico a reposar.
La segunda mitad dejó una clara declaración de intenciones de Xavi. Metió a Fermín López por Andreas Christensen porque el empate era decir adiós a LaLiga.
El partido entró en un terreno de descontrol e intercambio de golpes liderado por Yamal y Vinicius en ambos costados. Un disparo de la perla culé provocó un mal despeje de Lunin y Fermín estuvo más listo que nadie para hacer el 2-1. Celebró por todo lo alto encima de la valla, pero perdió el equilibrio. Fue una metáfora de lo que iba a acontecer.
Poco le duró la alegría a los blaugranas cuando Vinicius se inventó un centro mágico para que Lucas Vázquez no perdonara con un remate de primeras. A Cancelo todavía se le busca.
El partido llegaba a la orilla con ambos equipos sin conformarse, más extraño en el caso del Real Madrid porque le valía más. Ancelotti, viendo el panorama, equilibró al equipo con la entrada de Fran García y Militao. El primero frenó algo mejor a Yamal y el segundo permitió a Tchouameni darle aire a la media. Brahim y Joselu fueron las balas de oro que tenía guardadas Ancelotti en el banquillo.
Brahim recogió una bola en la medular con el FC Barcelona ya totalmente partido y salió disparado sin freno alguno. Encontró a Cafucas Vázquez en pleno vuelo, el mejor del Clásico, y el centro del gallego lo embocó Jude en boca de gol. LaLiga tiene su nuevo dueño. Es Jude.
