Sergio Vázquez Jodar (Barcelona, 1992) presentó en La Capona su primera novela titulada ‘Moneda al aire’. Un libro que intenta explicar el fútbol y la vida a través de un futbolista, una periodista y un aficionado. Un ejercicio de ficción y realidad en el que se puede entender que pasa por la mente del futbolista y de lo que le rodea cuando el árbitra pita el final, cuando se apagan los focos.
Su primera novela. ¿Cómo se lanza a escribir de novela y fútbol?
Los primeros capítulos casi que no los empecé como una novela porque si me hubiese puesto ese objetivo hubiera patinado porque era demasiado ambicioso. A base de escribir escenas y tener los personajes muy claros, la cosa fue creciendo y el tema del fútbol era natural porque lo he mamado como aficionado, como futbolista y como periodista. Hay mucho de vida en el fútbol y al revés.
¿Se siente reflejado en el personaje que es periodista y mujer?
Me veo identificado en cuanto a lo que rodea a la profesión, en lo bonito y en lo precario, pero en el personaje no porque es mujer y entre hombres y mujeres hoy en día todavía existen por desgracia diferencias sociales y en el mundo del deporte se exagera mucho más. Tuve que hacer un doble tirabuzón como es meterme en la piel de una mujer.
Imagina al futbolista fuera del campo. ¿Se ha inspirado en alguno?
No es ningún futbolista y es mucho de ficción. Me he puesto en el papel de qué pasaría si una persona muy insegura como yo se dedicara al mundo del fútbol. Me apetecía imaginarme como convive el futbolista con esa inseguridad, con esa presión y con esas expectativas cuando se va a su casa. Me interesaba ese trastero de los futbolistas que parecen cortados por un mismo patrón y seguro que hay algo más.
¿Se tienen que abrir más los futbolistas?
La masculinidad frágil impide al hombre mostrar sus sentimientos. Pasa con los aficionados que solo se abrazan con el fútbol como excusa, aunque en realidad se quieren. Los futbolistas siendo hombres se exageran esa coraza y se autocensuran. Por suerte, cuando se retiran se abren y explican los momentos malos de su carrera.
El fútbol se está bunkerizando.
Hay mucha bunkerización porque los grandes clubes se cierran mucho y los propios futbolistas utilizan sus redes sociales, excluyendo el papel del periodista que te puede servir hasta de psicólogo. Pero los periodistas y los aficionados también tenemos que hacer un ejercicio para derrumbar nosotros según qué tópicos. Hace años pasaba que se tildaba a Guardiola de filósofo por el simple hecho de hablar bien. Nosotros desde la prensa y los aficionados no contribuimos a que el jugador no se abra. Es un ejercicio conjunto que hay que hacer.
¿El periodista es clave para que el futbolista se abra?
Me gusta que el periodista apriete en plan bien. Los jugadores, entrenadores y presidentes se le pregunten cosas más de su ocio que no conozcamos. Hay que ir un poco más allá y sacar historias que solo un periodista puede sacar porque para eso está formado.
También habla de las apuestas deportivas en su libro. Un tema candente y preocupante.
Las apuestas tenían que estar presentes en este ecosistema de vida y fútbol. Ahora por suerte se ha reducido, pero antes en el descanso había siete anuncios de casas apuestas con un mensaje muy nocivo: si sabías de fútbol, ibas a ganar dinero. La realidad es que es puro azar. Me chocaba que como periodistas dijéramos que la gente podía ganar dinero cuando la realidad es que en cada barrio marginal había cinco o seis locales de casas de apuestas en los que la gente perdía dinero.
La última pregunta por mi parte, ¿habrá una segunda parte de ‘Moneda al aire?
Yo creo que no porque en esta novela he soltado lastre. Tengo pocos años, pero en este tiempo he acumulado pensamientos, reflexiones y experiencias sobre los futbolistas, sobre los periodistas y los aficionados que están aquí en este libro. Ya no tengo mucho que decir y no tiene sentido hacer un nuevo libro. De momento no habrá nuevo libro, de aquí a 20 años ya veremos.