El fútbol femenino es uno de los deportes que más está creciendo en los últimos años. Gana seguidores de manera constante y crece y crece por partidos como el que se disputó ayer en el Municipal de Bonavista. Nàstic y la Fundació Futbol Base de Reus se dejaron la vida en un escenario que presentó unas gradas muy pobladas para presenciar el primer derbi femenino de la historia. No decepcionó el choque que finalmente cayó del lado reusense, permitiendo a las rojinegras alcanzar el liderato con 28 puntos.
Fue un choque de estilos entre dos equipos que llegaban en un gran estado de forma. El Reus fue un conjunto que intentó dominar mediante la asociación y así lo consiguió durante los primeros minutos ante un Nàstic que salió con la intención de asumir pocos riesgos e intentar sorprender con alguna jugada vertical.
Apenas se habían consumido cuatro minutos cuando apareció el primer chispazo del partido. Fue Irati Lezcano, quien aprovechó un fallo en el despeje de la meta grana para tirar un sombrero y hacer caer en la tentación a la defensa grana. Tocó con la mano y el árbitro no titubeó. La propia 10 transformó con tranquilidad la pena máxima. Lo celebró con euforia en la esquina en la que había los aficionados rojinegros que se dejaron la garganta durante todo el partido. Fue una comunión absoluta y una clara declaración de intenciones. Minuto 5 y el Reus ya mandaba.
El gol no viró el guion del encuentro. La tónica seguía absolutamente igual con un conjunto reusense que seguía jugando desde la paciencia con el cuero y un Nàstic impotente que ya no se sentía cómodo en ese contexto tras encajar gol a las primeras de cambio. Necesitaban reaccionar y tratar de generar algo más de peligro, pero apenas disfrutaban del cuero y en los balones largos no hacían daño.
El que sí que generaba peligro era un Reus que tenía el balón y de vez en cuando cambiaba el ritmo para asustar a la defensa grana. Lo hacía sobre todo en una banda derecha en la que Natalia Álvarez y Paula Catalán conectaban con facilidad. En una de esas conexiones llegó el segundo gol de las rojinegras. Álvarez filtró al espacio y dejó a Catalán sola en el mano a mano. Definió como se debe ajustando el balón al palo corto y superando la salida de Laura Pérez que nada pudo hacer para evitar el segundo tanto de las reusenses.
Ya con el 2-0, el Reus gozó de la superioridad en el marcador. Le metió todavía más anestesia al encuentro y el Nàstic comenzaba a ofrecer síntomas de desesperación. Dos tímidas aproximaciones había sido su bagaje ofensivo.
Pocos motivos para vislumbrar un intento de remontada. Ni siquiera pudieron amenazar desde el balón parado en el que Josune Salvador lanzó el cuero por encima del larguero. Al descanso el derbi caía del lado rojinegro con total merecimiento.
Si en la primera mitad el guion había sido el mismo todo el rato, en la segunda sí que se comenzó a ver otro contexto del partido. El Reus tenía el cuero, pero lo hacía con intención de protegerse con él y no de buscar el tanto de la sentencia. El partido en un ritmo muy bajo y el Nàstic poco a poco se fue metiendo cada vez más en el encuentro. Seguía sin amenazar, pero sí que había adelantado metros y comenzaba a ver posible un gol que les hiciera soñar en cualquier momento.
El gol de las grana llegó en una perdida tonta en el centro del campo de las rojinegras. En una de esas posesiones estériles que estaban teniendo en su propio campo, perdieron el cuero y se dispararon en el pie. El Nàstic interpretó a la perfección la contra y Araceli Nina no perdonó con un disparo desde la esquina derecha que se coló por la escuadra.
El partido entró en un nuevo contexto con un conjunto grana volcado a por el empate y un Reus que buscaba anestesiar el encuentro mediante la posesión. Lo lograron en cierta manera, aunque las tarraconenses tuvieron el segundo gol en sus manos hasta en dos ocasiones. Gemma Rius se erigió como la figura de la agonía con dos buenas paradas que fueron claves para darle el derbi al Reus. Sobre todo la segunda en la que voló para desviar un disparo a córner cuando la afición tarraconense ya cantaba el gol del empate.
El Municipal de Bonavista vio nacer una ya clásica rivalidad. Dos equipos que jugaron con dos estilos distintos, pero en el que los visitantes se terminaron imponiendo. El fútbol femenino sigue ganando adeptos.