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El Ourense le parte el corazón al Nàstic de Tarragona

El Nàstic de Tarragona cae en Ourense y deja a Dani Vidal muy tocado. Los granas merecieron como mínimo empatar tras una gran media hora final

22 febrero 2025 18:23 | Actualizado a 22 febrero 2025 22:49
Se lee en 3 minutos
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El Nàstic de Tarragona cosechó la derrota en O Couto que nadie quería. El Ourense le hizo claudicar en un partido en el que los granas fueron perdiendo por 2-0, pero en el que merecieron como mínimo el empate tras una gran reacción y una gran segunda mitad en la que solo Marqueta evitó que los tarraconenses sumaran. Ahora el foco pasa al banquillo, donde Dani Vidal podría vivir sus últimas horas como entrenador del Nàstic tras la derrota en tierras gallegas.

Si alguien esperaba una gran revolución en el once inicial para O Couto andaba equivocado. Dani Vidal modificó la alineación, pero sin grandes movimientos. Borja Granero por Gorka Pérez y Antoñín Cortés por Marc Montalvo eran los retoques para enfrentarse al Ourense. El Nàstic regresaba a su mítico 4-4-2 en busca de la tranquilidad.

El conjunto grana comenzó el partido ofreciendo malas señales. Tal y como le sucedió frente al Bilbao Athletic, volvió a ser un equipo al que le costó un mundo recuperar la pelota. El Ourense desde el primer minuto le invitó a presionarle y no dudaba en arroparse en los reinicios con tal de salir jugando. Detectaban que la presión tarraconense no era buena y estaban dispuestos a sacarle partido. No tardaron demasiado en hacerlo.

Fullana marcaba primero

Tras una jugada en la que los gallegos volvieron a combinar con precisión y buen timming, Francesc Fullana emergió para hacer imperar la ley del ex. El mediocentro balear recibió con toda la frontal liberada y nadie llegó a achicarle. El Nàstic le regaló unos segundos demasiado golos al borde del área y el balear ejecutó un disparo que se envenenó tras coger un efecto que mató a Alberto Varo. Debió hacer más el portero de La Canonja que observó como el tiro le sorprendía. El chut fue centrado, pero se desvió lo suficiente como para que su despeje no fuera contundente y la pelota entrara a la red.

El Ourense se colocaba por delante ante un Nàstic que le estaba dando continuidad a la mala actuación frente al Bilbao Athletic. A pesar de ello, los granas tuvieron el empate casi de manera inmediata. Fue Pablo Fernández el que rozó el gol con un cabezazo que estaba destinado a ir a portería, pero que se marchó por encima del larguero. Ellos habían marcado la primera que habían tenido. El Nàstic, no. Pintaban bastos.

El paso de los minutos ofreció una versión voladora del Ourense. El cuadro de Pablo López congregaba gente por el centro y amansaba la pelota ante un Nàstic que se desmontaba cuando pretendía robar en campo contrario. Iba sin fe y sin orden y eso favorecía a un Ourense que bailaba al son de Ramos, especialmente indetectable e inspirado en la sala de máquinas.

En ese contexto tan incómodo para los granas casi llega de manera imprevista el empate. Fue en una jugada aislada en la que Pablo Fernández se sacó un centro perfecto que Antoñín Cortés remataría con un cabezazo perfecto, o al menos lo parecía, porque su remate encontró la manopla de Marqueta y luego el larguero.

Aquella ocasión no inauguró un episodio de intercambio de golpes. El Ourense bajó el ritmo del partido con la pelota en sus pies y el Nàstic seguía sin recuperarla con facilidad y sin someter al rival cuando la tenía. Para colmo, Borja Granero se retiraba lesionado a la media hora de partido. No hubo más ocasiones antes de que el partido se fuera al descanso. El Nàstic necesitaba reflexionar y volver a empezar porque ese no era el camino para vencer.

En la segunda mitad, el conjunto grana salió con otro aire. Logró meter al Ourense más en su área, pero los gallegos volvieron a golpear. Fue tras una jugada en la que hicieron un rondo con el Nàstic por todo el campo. Los granas evidenciaron sus problemas para recuperar la pelota y la jugada desembocó en un centro perfecto en el que Carbonell se anticipó a Gorka Pérez para marcar el segundo. O Couto estallaba porque su equipo había dibujado una jugada de fantasía ante un Nàstic totalmente descompuesto.

Golazo de chilena de Antoñín

El partido se sumergía en un territorio de los milagros. Antoñín Cortés invitó a la esperanza cuando solo cinco minutos después del 2-0 recortaba distancias con una obra de arte. El malagueño se inventaba una chilena espectacular con la que lograba sorprender a Marqueta.

Con el 2-1, el conjunto de Dani Vidal se lanzó a por el empate con mucho corazón, consciente que ese resultado podía ser mucho más que una derrota. Fueron muchas las ocasiones que los tarraconenses generaron.

La primera la tuvo Pablo Fernández con una chilena en la que Marqueta atrapó el cuero haciendo gala de su buena colocación. Aquella ocasión inauguró muchas llegadas de un Nàstic que fue muy superior al Ourense en el tramo final. Óscar Sanz, que había entrado en la segunda mitad por Migue Leal, rozó el gol tras un cabezazo en el segundo palo que iba directo a la escuadra y que se encontró de nuevo con la manopla de Marqueta.

El guardameta maño volvió a evitar el empate con dos grandes paradas a Migue Leal y Gorostidi. En ambas desvió el cuero a córner, generando mucha impotencia a un Nàstic que lo estaba mereciendo todo para empatar. Ya con Varo descolgado en busca del gol, el Ourense resistió para dejar a un Nàstic devastado. Los jugadores cayeron en el verde totalmente rotos porque sabían que esa derrota puede costar el cargo de su entrenador. Ese que siempre ha dado la cara por ellos y que a casi todos les ha dado la oportunidad que merecían cuando se lo ganaban.

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