Crisis total en el Nàstic

El efecto Seligrat se ha disipado y el Nàstic cierra el año en puestos de descenso a Tercera. El Nou Estadi señala a la directiva como máxima culpable

24 diciembre 2019 06:54 | Actualizado a 27 diciembre 2019 19:53
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El Nàstic está donde nadie esperaba que estuviera. Esa es la cruda realidad e intentar huir de ella sería un acto demasiado irresponsable por parte de todos los estamentos del club. El conjunto grana ocupa puestos de descenso a Tercera División en pleno diciembre y va a comenzar el 2020 en este contexto infernal.

Hace un año, la entidad tarraconense era el farolillo rojo de la Segunda División. También era una situación crítica, pero entraba dentro de la triste lógica. Lo de esta temporada no. Porque el Nàstic es uno de los conjuntos con mayor presupuesto y con mayor masa social de la categoría de bronce. Un equipo destinado a pelear por regresar al fútbol profesional y que ahora mira con temor la clasificación.

Este descenso a los infiernos que está protagonizando la entidad tarraconense responde con fidelidad al ecosistema en el que ha convivido el Nàstic desde la marcha de Vicente Moreno. A partir de ese instante, el conjunto grana perdió el rumbo y no lo ha recuperado. El club se ha convertido en una trituradora de directores deportivos, entrenadores y jugadores. Son ya tres años en los que los damnificados son siempre los mismos. La afición se ha cansado y siente que es el momento de que otros den un paso al lado.

Un descenso a Tercera División sería un golpe histórico para la entidad, tan difícil de encajar como de reponerse de él. La única esperanza a la que se aferra el aficionado grana a día de hoy es que todavía queda media temporada por delante. No obstante, el seguidor también es consciente que si nada cambia, el destino del conjunto tarraconense puede ser el que nadie quiere que sea.

Cuando un equipo ha tocado fondo es imposible señalar a un único culpable. Las culpas se deben repartir entre todos los estamentos del club grana. Desde el Consejo de Administración hasta el jugador con menos minutos de la plantilla. El domingo en el Nou Estadi por primera vez se pidió la dimisión de la directiva. En todo caso, nadie se salva. El cambio en el banquillo se creyó que iba a ser la solución perfecta para acabar con todos los problemas de una plantilla descompanesada y que no ha estado a la altura.

Xavi Bartolo pagó los platos rotos, aunque lo cierto es que tampoco supo dar ese golpe de timón que necesitaba el equipo. Toni Seligrat llegó y simplificó el mensaje, adaptando el juego del equipo al contexto que suelen dibujar los partidos de 2ªB. Los dos primeros partidos se sellaron con dos victorias ante Prat y Ejea que generaron una falsa esperanza.

Se llegó a pensar que la plantilla ya había despertado y que a partir de esos dos triunfos todo iba a ir a mejor. Pero el tiempo ha vuelto a colocar al equipo en el lugar que merece. Porque los jugadores que han rendido a un nivel regular y aceptable durante toda la temporada se cuentan con los dedos de una mano. Los fichajes estrellas que tenían que liderar al equipo se están estrellando y están poniendo en evidencia sus logros pasados. 

Navidad movida
¿Y ahora qué? Esa es la pregunta que se va a hacer el aficionado grana durante toda la Navidad. Lo que es evidente es que hay que reaccionar con firmeza y a la altura de las circunstancias. Un cambio en el banquillo se ha demostrado que no es la solución y ahora toca sacudir la plantilla. Desde la secretaria técnica se tenía la idea de remover la plantilla con entre dos y tres altas, una cifra insuficiente viendo el nivel de los jugadores del equipo. No obstante, la derrota ante el Hércules puede trastocar los planes y provocar que las bajas y altas sean mayores.
Orihuela, Llagostera y Barça B son los tres envites que tendrá el Nàstic para el comienzo de 2020. Tres encuentros claves para terminar de definir el rumbo de la entidad. En medio habrá una segunda ronda de Copa ante el Zaragoza que ahora mismo interesa lo más mínimo por no decir nada. El abismo se vislumbra y hay que evitarlo como sea. Es tiempo de valientes. 

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