A pocos días para el inicio del Tour, esa carrera que Induráin dominó a su gusto en los noventa, la editorial tarraconense Cultura Ciclista acaba de publicar el libro La estela de Miguel en 101 imágenes. Una obra de lujo, con 135 fotografías de los mejores profesionales, cocinado por el máximo experto en la trayectoria deportiva de Induráin, Carlos Tigero.
¿Cuándo nace la idea de libro?
Hace dos o tres años, Cultura Ciclista se pone en contacto conmigo para escribir un libro sobre Induráin. Me hizo mucha ilusión, pero de Miguel ya había cuatro o cinco biografías, entonces el reto era hacer algo diferente.
¿Cómo lo encaró?
A finales de los noventa, Jose Miguel Echavarri -director deportivo de Induráin en los cinco Tours del navarro- me dijo que la mejor historia sobre Miguel no la escribiría ningún periodista, sino sus adversarios y, si pudieran hablar, las bicis. Por eso, en cada uno de los 101 momentos aparecen las voces de sus protagonistas o testimonios, menos la de Miguel claro.
¿Cómo se estructuran los momentos?
En cada momento hay una imagen de calidad y un texto en el que sus protagonistas explican lo qué pasó, ya sea con anécdotas, cotidianidades, diálogos, etc.
El libro está conformado por 135 fotografías de los mejores profesionales acompañados de testimonios, diálogos, anécdotas y textos de Carlos TigeroHay más sorpresas aparte de los 101 momentos.
También he entrevistado a doce testimonios que no sólo aportan contenido, sino que también tienen su espacio en el libro. Son tres directores de equipo, Echavarri, Eusebio Unzué y Pepe Barruso; tres rivales como Tony Rominger, Claudio Chiappucci y Gianni Bugno; tres compañeros como Perico Delgado, Marino Alonso y Pruden Induráin; y tres miembros de su equipo técnico: Carlos Vidales, su mecánico, Vicente Iza, su masajista, y Francis Lafargue, su manager y jefe de prensa.
¿Cuántas entrevistas habrá realizado para hacer el libro?
Calculo que unas treinta. A personalidades como Fausto Pinarello, constructor de bicicletas, Javier Mínguez, Marino Lejarreta, Fernando Pacheco, etc. Gente que vivió cerca de Miguel.
¿Es un libro para nostálgicos?
Está escrito en clave homenaje. A principios de los noventa yo entraba en la adolescencia y la figura de Miguel me marcó mucho. Rompía con los estereotipos de los deportistas españoles hasta el momento. Ellos eran la furia, la garra, las irregularidades, la mala suerte. Miguel no. Es un hombre grande, serio, metódico, que no falla, sencillo y humilde. Hizo feliz a mucha gente y despertó muchas emociones. El libro quiere revivir sus momentos más importantes con anécdotas que no han trascendido y revivir esas jornadas inolvidables.
¿Cómo cuál?
En el Tour del 90, Perico aún era el líder del Banesto, pero enfermó. Miguel hacía un trabajo de equipo con mucho desgaste y llegó a la cronoescalada alpina con final en Villard de Lans con mucho dolor en las piernas. Pese a las buenas condiciones del navarro en las cronos, en la salida habló con Echavarri para no luchar la etapa por los dolores. En el primer corte no apareció ni entre los diez primeros, pero en meta se hizo con el mejor tiempo de los que habían salido hasta ese momento. En ese Tour Miguel se convence que la prueba es un objetivo posible. Y en el 91 empieza a ganarlo todo.
Se trata del título número 20 de la editorial tarraconense Cultura Ciclista, el primer coffee table book que edita totalmente ilustrado en color y encuardenado en cartonéOtro más.
Otra imagen sucedió en la crontrarreloj de Luxemburgo del Tour del 92, en la que Miguel le sacó 3 minutos a De las Cuevas y más de 3 a Bugno. Fue su primera gran crono. Aparece Miguel en el podio y Echavarri con la toalla al cuello: «Te has pasado un poco». «¿Cuánto?¿Cuánto?», pregunta el navarro sorprendido. Este momento refleja su sencillez.
Y el último.
En Bergerac sacó su genio. Había perdido el Giro del 94 siendo tercero y se empezaron a generar dudas respecto a su figura. Incluso L’Equipe lo daba como segundo favorito en la previa al Tour, por detrás de Rominger. En un día terrible de mucho calor y asfalto rugoso Miguel hizo su mejor crono. Le sacó dos minutos al suizo. Calló muchas bocas con su fuerza sencilla y elegancia. Aquí estoy yo para convertirme en el corredor de la década de los noventa.