Dicen los entendidos de la industria que «una vez tocas en el Trigo es más fácil que tu carrera tome impulso». La plaza del Trigo se ha convertido en una especie de amuleto fetiche muy valorado por las bandas. El lugar que se destina a las actuaciones de día del prestigioso festival Sonorama Ribera, el germen de formaciones tan consolidadas como Vetusta Morla o Viva Suecia y también para históricas como Izal o Supersubmarina.
Todas ellas pasaron por el Trigo en sus primeros pasos y eso que no estamos hablando de un escenario mastodonte, todo lo contrario. Metros reducidos, aunque eso sí, un mar de público que disfruta del talento emergente de forma gratuita, en un pueblo volcado de la Ribera y entre disparos de pistolas de agua para calmar el calor. Sin duda estamos hablando de una seña de identidad absoluta para el Sonorama. «No garantiza el éxito para todos los grupos, eso resulta imposible, pero tocar en el Trigo si les ofrece una visibilidad especial», reconoce Rebeca Ruano, jefa de prensa y de relaciones públicas de un evento que en este 2024 se ha fijado del 7 al 11 de agosto.
Ninguno de los profesionales del sector oculta el cariño hacia el proyecto que lidera Javier Ajenjo y que en 2012 recibió el premio al mejor festival del mundo. «Los y las artistas nos valoran porque les cuidamos, les hacemos sentir como en casa», recalca la portavoz.
Más recursos
Shinova, Sidercars, Los Planetas, Luz Casal, Rozalén o Rayden conforman un ramillete de 150 formaciones que van a actuar en el recinto situado en la zona del campo de fútbol de Aranda.
El Sonorama no solo ejerce como proyecto cultural de identidad para la provincia, según un estudio del Observatorio de Turismo de la Universidad de Burgos, en 2023 generó un impacto económico en la región de más de 20 millones de euros. En este sentido, otros elementos que distinguen la zona como el vino refuerzan la expansión del certamen.
Con un aforo máximo para 20.000 asistentes, la organización lucha para que «el Sonorama se convierta en una experiencia cultural y gastronómica. Pensamos mucho en el público y en sus comodidades», refleja Ruano. Hasta el punto que se ha ampliado la zona de camping, aunque «no para llenarla de más personas. Vamos a mejorar las comodidades y los recursos». En agosto, Aranda de Duero ejerce con contundencia como auténtica capital de la música nacional. Y ya lo es sin sospechas.
