El mundo de las vacunas se encuentra en plena ebullición desde la crisis de la covid, que no sólo ha favorecido la investigación en prototipos basados en la tecnología de ARN mensajero, sino también en nuevos modelos experimentales, algunos muy audaces.
Los primeros resultados de uno de ellos se han conocido esta semana. Un grupo estadounidense trabaja en el desarrollo de un nueva inmunización que han bautizado con el nombre de 'vacuna inversa'.
La llaman así porque lo que hace es desactivar el sistema de defensas frente a las denominadas enfermedades autoinmunes, que son las provocadas por nuestra propia inmunidad. Lo que se sabe del trabajo, que se ha publicado en Nature Biomedical Engineering, alimenta la esperanza. En el laboratorio, la esclerosis múltiple, la diabetes tipo 1 y la enfermedad de Crohn ya están superadas.
Todos los órganos del cuerpo humano pueden fallar y, en ocasiones, lo hace también el sistema de defensas. Los fallos del sistema inmune se traducen en enfermedades autoinmunes, que se producen cuando la inmunidad, en lugar de protegerte, se convierte en un enemigo de la salud propia.
La máquina deja de reconocer como parte del organismo un tejido, un sistema o un órgano y lo ataca con el fin de vencer la agresión que no existe. Las vacunas tradicionales se han diseñado para entrenar a la inmunidad a reconocer el agente causante de una enfermedad, un virus o bacteria, para centrar sobre él su acción defensiva. Pero eso, por definición, era imposible con las enfermedades autoinmunes. Hasta ahora.
No atacar
Investigadores de la Escuela de Ingeniería Molecular Pritzker de la Universidad de Chicago han demostrado en el laboratorio que son capaces de revertir la esclerosis múltiple, la diabetes tipo 1 y la enfermedad de Crohn sin que el sistema de defensas deje de ejercer su función.
La vacuna inversa que han diseñado lo que hace es eliminar la memoria que el sistema inmune tiene referida a estas enfermedades. Justo al contrario de lo que hacen las vacunas frente a las infecciones. La vacuna inversa se vale de la capacidad del hígado para marcar las moléculas de células descompuestas con banderas de no atacar, por explicarlo de manera gráfica. Esta medida evita reacciones autoinmunes frente a células que mueren por procesos naturales.