A sus 24 años, Andrea Cabré ejerce como enfermera en la UCI del Hospital Universitari Sant Joan de Reus. «Después de estudiar el bachillerato científico, dudaba entre Veterinaria y Enfermería», explica la joven, quien finalmente se decantó por esta última profesión porque «mi tía, quien estuvo enferma, me decía que tenía el carácter para serlo».
Asimismo, la pandemia aceleró su carrera profesional. «Estaba en el cuarto año y empecé a trabajar en plena segunda ola de la Covid-19. Entonces, sentí miedo porque todavía había muchas cosas que no sabía y al mismo tiempo era duro pensar que podría contagiarme y transmitir el virus a mi familia, ya que había mucho desconocimiento sobre la enfermedad», explica Andrea Cabré. Asimismo, añade que «en el hospital empecé en la planta de Covid-19, por lo que fue una experiencia muy dura porque veías como los pacientes estaban aislados y que los profesionales sanitarios éramos su principal apoyo y compañía».
Asimismo, valora muy positivamente el aprendizaje que supuso la pandemia. «Cuando empecé a trabajar había cosas que no sabía. Sin ir más lejos, hasta el momento solo había visto un respirador a través de la pantalla, porque estábamos confinados», afirma Andrea Cabré, quien añade que «hay muchas cosas que hoy no sabría si no hubiese sido por la experiencia de haber pasado por la pandemia».
«En la UCI hay pacientes que llevan meses y al final son como un miembro más de tu familia»
Tres años después, está estudiando un máster especializado en Enfermería de Cuidados Intensivos. Como enfermera de la UCI destaca que «hoy en día es una práctica mucho más técnica y puedes tomar decisiones de manera más autónoma». Si bien, el trabajo en equipo sigue siendo una pieza fundamental. «Necesitas una buena comunicación con el equipo médico y el auxiliar. A diferencia de otros servicios, enfermeras y auxiliares de enfermería trabajamos juntos, por lo que el entendimiento es clave, sobre todo en los días en los que tenemos más trabajo», afirma Andrea Cabré.
Sobre los valores de la profesión, destaca la empatía. «En la UCI hay pacientes que llevan meses y al final son como un miembro más de tu familia», asegura esta joven enfermera, al mismo tiempo que dice que «poco a poco también te haces fuerte, ya que cuando empecé llegaba a casa con muchas ganas de llorar».
Por otro lado, pone en valor la necesidad de seguir empoderando al paciente, puesto que «hacerles partícipes del proyecto, contribuye a una mayor implicación y favorece el proceso de recuperación». Hace un año, la Fundación Colisée reconoció el Trabajo Final de Grado de Andrea Cabré y su compañera Elisabet Grau, en el que desarrollaron un prototipo de app para la correcta aplicación de los primeros auxilios. Por ello, Andrea Cabré tiene claro la importancia del aprendizaje constante, ya que «Enfermería es una profesión muy bonita que si te gusta será tu pasión en la vida».