¿Cuál es el origen de su último libro ‘Sin miedo’?
Hay muchas personas que sufren porque padecen problemas de miedo agudo -se estima que un diez por ciento de la población- es decir, ataques de pánico, trastornos obsesivos compulsivos (TOC), hipocondría, etc. Entonces, la mayoría no sabe que el miedo agudo puede curarse por completo, por lo que resulta importante hacer llegar esta metodología.
¿Qué tienen en común los ataques de pánico y los TOC?
Que son trampas mentales del miedo, es decir, son casos de miedo al miedo. Para quienes los sufren, la cura es la misma: la terapia de exposición. Se trata de exponerse voluntaria y diariamente, y de manera intensa, a lo que más temen. Así se desharán del miedo y lo superarán.
¿En esta terapia de exposición también hay que afrontar una parte de miedo?
Sí, y por ello es muy difícil llevarla a cabo, porque además no es intuitiva. Sin embargo, es lo que se debe hacer.
En el libro incluye decenas de testimonios.
Sí, pero, además, en mi canal de YouTube incluyo muchos más. Una vez a la semana, un testimonio explica en primera persona qué le ocurría y cómo ha conseguido superarlo. Y ya llevamos más de un centenar. Entre ellos están las conocidas hermanas Cristina y Marisa Zapata que son las actrices gemelas de First Dates. Entonces, ellas explican que tenían TOC de verificación y relatan cómo, después de ocho meses de terapia conmigo, lo han superado por completo. Para ambas ha sido como volver a nacer este 2022, porque vivir con esa ansiedad constante, dicen, no era vivir.
Para curarse no hay que tener prisa.
No. La terapia de exposición se basa en cuatro pasos: afrontar, aceptar, flotar y dejar pasar el tiempo. Si tienes prisa, ya no estás aceptando. Aceptar la ansiedad y los síntomas es fundamental desde el primer momento.
El primer testimonio del libro entró en su consulta bromeando de su problema de ansiedad. ¿Por qué cree que todavía no se toman demasiado en serio estas cuestiones?
Por desconocimiento. Estos temores son irracionales. Por ejemplo, existe el TOC de la homosexualidad y quienes lo padecen se ‘comen el coco’ durante años, y la mayor parte de los días, con preguntándose si son o no homosexuales. Entonces, desde fuera, vemos esta cuestión como algo irracional, no le damos importancia, e incluso se puede percibir como algo absurdo. Si lo experimentásemos un día, nos daríamos cuenta de que es un problema devastador.
Habla también de domesticar la mente. ¿Cómo?
El miedo es una herramienta que nos avisa de grandes peligros. Pero frecuentemente esta alarma se desconfigura. Imagina una alarma de un coche, que suena a cualquier hora del día o de la noche y a un volumen muy alto, sería una tortura. Eso mismo pasa con el miedo, que se desconfigura y se convierte en una tortura. La buena noticia es que se puede configurar la mente, pero para hacerlo se debe llevar a cabo un trabajo de exposición, y como he dicho no es fácil.
¿Cómo se configura?
Educar la mente es como educar a un niño que da pataletas todo el día. Todos sabemos que hay niños que están acostumbrados a ello, y cuyos padres les enseñan que las pataletas no son un diálogo correcto, por lo que las comportan sin reaccionar. Entonces, debemos dejar que nuestra mente de pataletas y no reaccionar, así la mente aprenderá. Ahora, es un camino largo, pero es lo mejor que podemos seguir.
¿Por qué son importantes la educación y la inteligencia emocional?
Vivimos en un mundo cada vez más complejo, exigente y con muchas posibilidades. Supongamos que conducimos un Ferrari, necesitamos un volante y unos frenos de primera calidad. En lo que se refiere a nuestra vida moderna, el volante y los frenos son la educación e inteligencia emocional, porque de lo contrario ese Ferrari se puede estrellar, si te agobias con tantas posibilidades y demasiada exigencia. Lo curioso es que en nuestra vida moderna pasa lo contrario, prima la innovación tecnológica por encima de los valores emocionales, filosóficos y espirituales.
¿En el caso de las emociones negativas los atajos sirven?
No sirven cuando hablamos de emociones negativas radicales, como el miedo agudo. Es decir, cuando lo que hay es miedo al propio miedo, no puedes razonar y no puedes evitarlo, la única vía es enfrentarse a él.
Al final, es un círculo vicioso.
Se crea un círculo vicioso muy rápido que, en décimas de segundo, te pone por las nubes.
¿La sociedad actual hace un mal uso y abuso de antidepresivos?
Sí, sin lugar a dudas. Somos el primer país en consumo de ansiolíticos, lo que resulta una anomalía y nos pasará factura como sociedad. Entre los testimonios del libro, está el de Maria José de Alicante, quien tuvo ataques de ansiedad diarios durante 30 años. Aunque cada día tomaba ansiolíticos, seguía con los ataques. Tras acudir a mí, tardamos tres años en superarlo. El primer año lo dedicamos a dejar de tomar ansiolíticos, y le costó porque tenía una adicción. En su caso, los ansiolíticos eran un obstáculo para su recuperación, pero le puso coraje y lo superó.