La cuarta entrega de la saga Dos policías rebeldes llega 29 años después de que se estrenara la primera película de la saga. Desde entonces, la franquicia ha sido, con mayor y menor acierto, sinónimo de acción desenfrenada, comedia ingeniosa y una química en pantalla entre Will Smith y Martin Lawrence que sigue siendo tan vibrante.
Aquella primera Bad Boys (título original en inglés) de 1995 sentó las bases de lo que se conoció como el género ‘buddy cop’, aquel en el que sus dos protagonistas deben trabajar juntos para resolver un crimen o vencer a un criminal, al tiempo que van entablando una amistad o bien refuerzan una relación existente. Bad Boys no es la primera saga en apostar por ello. Ahí otros ejemplos como Arma letal (1987), con la pareja Mel Gibson-Danny Glover; Men in Black (1997), con el dúo Tommy Lee Jones y el propio Will Smith; Hora punta (1998), con Chris Tucker y Jackie Chan; o Dos buenos tipos (2016), con Ryan Gosling y Russell Crowe. En las ‘buddy cop’, los protagonistas suelen ser dos hombres policías (de allí el nombre de ‘cops’) con personalidades marcadamente opuestas.
Algo de eso tiene Bad Boys, tanto a nivel interpretativo como en la vida real. Mientras que Martin Lawrence pasa por ser una estrella del cine tranquila, la vida de Will Smith parecía acabada hace dos años tras la bofetada que le arreó en plena gala de los Oscar a Chris Rock. Curiosamente, el actor ha sabido recuperarse, apostando de momento -eso sí- por proyectos seguros, como esta secuela, que vuelve a tirar de mucha acción y abundante humor.
Tras Dos policías rebeldes llegarían Dos policías rebeldes II (2003) y Bad Boys for life (2020), que fue la primera en la que los belgas Adil el Arbi y Bilall Fallah se convirtieron en directores, tomando el relevo de Michael Bay.
La química entre Smith y Lawrence sostiene los tres anteriores filmes y, evidentemente, vuelve a hacerlo en esta cuarta entrega. Y eso se nota nuevamente en el resultado final de la película. La conexión funciona y ahora queda por ver si gran público ‘perdona’ la famosa bofetada de uno de los actores más populares del cine, que -por cierto- sigue teniendo prohibo acudir a las gala de los premios de la Academia hasta 2032.
En esta nueva entrega, Mike (Will Smith) y Marcus (Martin Lawrence) deciden investigar unas falsas acusaciones contra su mentor y excapitán, Conrad Howard (Joe Pantoliano), lo que les lleva a convertirse en fugitivos de la Justicia. Veremos cómo, por primera vez, el tándem de policías una huida mientras tratan de aclarar la trama.
En pleno inicio estival, es de agradecer el regreso de esta pareja de ‘ancianos’ que le dan nueva vitalidad a la saga, con escenas de acción verdaderamente sorprendentes y, a pesar de tener un inicio irregular, acaba entonándose para terminar con un ritmo entretenido. Los chicos malos han vuelto para ser más malos.
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