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Cuando los narcos cantan

La triunfadora de los Golden Globe levanta una gran controversia en Latinoamérica por «apropiación cultural»

08 enero 2025 20:10 | Actualizado a 09 enero 2025 07:00
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Las críticas a la película son mayormente positivas. Triunfadores en la gala de los Golden Globe, hasta aquí todo correcto. Pero no es verdad. Hay muchas voces de prestigio que se desmarcan de esa idea de éxito. Muchas voces que vienen de críticos, escritores y periodistas latinoamericanos, mexicanos –por supuesto– pero también argentinos como Mariana Enríquez, o chilenos o colombianos, que asisten con estupor a la visión hollywoodiana de un problema intrínsecamente mexicano que se lleva a la gran pantalla, sin actores mexicanos, con un director francés y con una banalización (frivolización dicen) de un tema que causa cada año miles de muertos en México.

Del elenco de Emilia Pérez (2024), solo Adriana Paz es mexicana. Esta característica despertó el resquemor de algunos. En entrevistas, la directora de casting Carla Hool indicó que las primeras audiciones las hicieron en México y después las abrieron a otros países de América Latina, España y Estados Unidos. Según dijo, al final Gascón, Saldaña y Gómez fueron las más adecuadas para los papeles protagonistas. Sin embargo, no solo molestó la poca presencia de actores mexicanos, sino el trato que se le dio a Paz durante la ceremonia de los Globos de Oro del pasado domingo. Usuarios en redes sociales acusaron discriminación hacia la actriz, quien no se habría sentado en la misma mesa que sus compañeros de reparto. Además, afirman que la actriz no participó en la promoción de la película, un antecedente que ha intensificado las críticas.

Apropiación cultural

Uno de los primeros críticos fue el escritor mexicano Jorge Volpi, que la catalogó en un artículo en El País como una «una de las películas más burdas y tramposas del siglo XXI». La crítica más potente que se está generando tiene relación con el abordaje del tema de las desapariciones y asesinatos en México, a cargo de grupos de crimen organizado, y cómo este capo logra cierta redención cuando decide realizar su cirugía de reasignación de sexo.

$!Zoe Saldaña en la gala de los Golden Globe. Foto: EFE

Sobre el proceso de investigación en torno al mundo del narcotráfico, el director de la cinta, Jacques Audiard –ganador de una Palma de Oro–, dijo que no lo estudió tanto y que «lo que tenía que entender ya lo sabía un poco». Esas declaraciones encendieron aún más el debate.

Audiard rodó el musical en 49 días en Francia y solo cinco en México, en su mayoría, para capturar planos de situación. «Lo que es verdaderamente imperdonable de un cineasta como Audiard es la frivolidad con la que retrata la crisis de violencia y desaparecidos de México», escribió Luis Pablo Beauregard en El País, en un análisis titulado «El español de Selena Gomez es el menor de los problemas de Emilia Pérez». «¿Qué pasa cuando un realizador decide contar una historia que no tiene nada que ver con su herencia, con su cultura, contexto social o país de origen? En el fondo, la discusión de la representación en pantalla no tiene solo que ver con quienes vemos, si no con cuáles son las historias que se están contando.

«En ese caso, ese es el problema: alguien del norte global decide contar una historia del sur global, de la que quizás no tiene tanto conocimiento, no se asesoró muy bien... Y quizás eso genera este ruido», profundiza Sol Márquez. Una de las columnas vertebrales de Emilia Pérez es la transición de género de su protagonista. El tratamiento de ese aspecto de la trama también fue cuestionado por el uso de estereotipos.

«Asumir que al llevar a cabo su transición, el macho salvaje y cruel que ha ordenado cientos de asesinatos se transforma de pronto en una mujer empática y comprometida con los más débiles supone un malabarismo narrativo imperdonable», expresó el escritor mexicano Jorge Volpi en el El País. «La propia Emilia Pérez encarna los más torpes prejuicios en torno la transición de género, apenas salvados por el —aquí sí –minucioso trabajo actoral de Karla Sofía Gascón–. Pero no basta con valerse de una potente actriz trans para desempeñar el papel de una mujer trans para construir un personaje creíble y profundo si el guion está plagado de clichés», agrega el escritor. La polémica está servida.

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