Como la luz al final del túnel, de manera consciente y sin límites la artista cambrilense Montserrat Recasens (1962-2024) derrochó color y luminosidad a través de sus obras. Ahora, con motivo del primer aniversario de su fallecimiento, Cambrils le dedica una exposición retrospectiva. Montserrat Recasens Pahí. In Memoriam (24.4.1962 – 14.02.2024) se convierte en una alegoría a su espíritu inquieto.
La exposición se puede visitar hasta el 21 de marzo, de lunes a viernes de 8.30 a 14 horas.
«A través de la muestra podemos disfrutar de sus creaciones, pinturas de un estilo innovador, atrevido y rompedor, que expresan pasión y el impulso de sus sentimientos en un baile de colores», describe la historiadora del arte, Carmina Vivas, unida a Montserrat Recasens por una relación de amistad de más de tres décadas.

Ha sido la familia de la artista la que ha seleccionado la treintena de obras que se exhiben. «Hemos tenido en cuenta que la selección fuese un repertorio pictórico de toda su trayectoria, desde sus inicios en la Escola d’Arts i Oficis de la Diputació de Tarragona hasta su época en Florencia, pasando por su etapa de formación en Bellas Artes en la Universitat de Barcelona», explica Lluís Recasens, hermano de la artista.
Cuando Montserrat Recasens empezó a dar sus primeras pinceladas, «en Catalunya destacaban figuras como Antoni Tàpies, Joan Miró, Joan Ponç, Rafael Canogar, Modest Cuixart, etc. Eran exponentes de un tipo de pintura que derivaba de las primeras vanguardias, tanto del surrealismo como de la abstracción. En cambio, sin olvidarlos, Montserrat Recasens se sitúa en las segundas vanguardias», explica la historiadora del arte.

Un terreno contemporáneo por el que anduvo con paso firme y que le sirvió para abrirse camino hacia el expresionismo abstracto, como hicieron José Clemente Orozco, Jackson Polloch y Sean Scully. «La originalidad de la obra de Montserrat es que escapa del dramatismo y la denuncia social como consecuencia de la opresión de la dictadura», afirma Carmina Vivas.
En concepto, sigue explicando, «la cambrilense es la mejor representante de la abstracción lírica en Catalunya; su obra es poética, colorida; tiende a una espiritualidad que eleva el sentimiento a través del color, hacia la fantasía y la imaginación, para alcanzar rincones del alma y la emoción humana más alegres y constructivos».

Aludiendo un espíritu más luminoso, a través de sus obras Montserrat Recasens recordaba a sus contemporáneos que «los colores pueden transportarnos hacia otra vida». «Divertida como ella sola, se atrevió a realizar una escultura de zapatos reciclados», afirma Carmina Vivas. Todo un gesto de generosidad artística.
Pinceladas de dinamismo
Sobre la técnica de la cambrilense, la historiadora del arte apunta que «utiliza degradaciones de color, es decir, tiene la destreza de conseguir un blanco degradando un amarillo muy intenso; así también logra jugar con los volúmenes». Tampoco le importaba ensuciarse las manos: «Incluso modelaba la pintura con los dedos como si fuese plastilina».
En sus obras evitó utilizar el color negro. «Frente a un panorama tan dramático después del franquismo, Montserrat buscaba la luz con el deseo de elevar el espíritu humano a través del arte», recuerda Carmina Vivas, quien añade que «sus obras en rojo y amarillo parecen llamaradas de fuego que chisporrotean, un dinamismo que alcanza a través de pinceladas, ágiles, pastosas, suaves...».
El espectador es el que tiene la última palabra a la hora de elegir cuál de todas las obras de la exposición es su favorita. Carmina Vivas lo tiene claro: «Para mí, los mejores lienzos son aquellos en los que utiliza tonos amarillos, blancos, rosáceos y azules».

De ahí que también sienta predilección por la serie Mar endins: «Las obras transmiten la sensación de movimiento de las olas, un dinamismo que logra a través de la degradación y utilizando manchas potentes de color con mucho empaste». Una muestra de pintura abstracta en alegoría a sus raíces: «De la personalidad de Montserrat Recasens siempre se ha destacado que era una mujer muy mediterránea y de espíritu libre».
Así, zarpó para navegar por el mundo del arte a toda vela: «Dominaba el realismo, pero se negaba a estar sujeta a las reglas y las normas académicas», dice Carmina Vivas. Un dominio que no fue suficiente para su espíritu inquieto e impetuoso, un carácter que terminó transitando por la vía experimental, en la que la pintora encontró la plenitud y el camino por el continuo deseo de investigación y perfeccionamiento. Así llegó a la pintura matérica: «También experimentó con elementos que no son propios de la pintura como las arenas que ella misma coloreaba, brillos, gasas, sellos, escritos, cartas, tampones, lacres...», detalla Carmina Vivas.
Así, Lluís Recasens ensalza que «mi hermana siempre tuvo un espíritu innovador, por lo que no le importaba experimentar». Él mismo reconoce que «toda la familia está orgullosa, Montserrat fue una artista de la cabeza a los pies; convirtió la experiencia y el conocimiento en un laboratorio pictórico de innovación».
No hay nada que se mueva con tanta libertad que el viento. Y como un soplo de aire fresco, Montserrat Recasens se abrió paso entre la naturaleza. Las futuras generaciones pueden ver en la vida y obra de la cambrilense una fuente de inspiración: «Por un lado, si Montserrat siguió la vía de la creatividad hacia estados más elevados del espíritu humano, las futuras generaciones pueden seguir el mismo camino; y, por otro, también pueden aprender que si ella se concedió a sí misma libertad para crear nuevos mundos, los y las jóvenes artistas se pueden conceder a sí mismos la misma libertad».
Montserrrat Recasens es un faro en el camino del arte.