Ferran Aguilar: «Comemos plástico, pero el plástico nos come»

El ganador de un LUX de Oro por la fotografía ‘Zombi’, tomada en la playa de la Pineda de Vila-seca, hace hincapié en «controlar los residuos»

08 noviembre 2024 20:32 | Actualizado a 09 noviembre 2024 07:00
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Zombi es una imagen impactante: una dentadura encajada entre miles de pellets de colores. La fotografía, tomada por Ferran Aguilar en la arena de la playa de la Pineda, en Vila-seca, es la ganadora de un Oro en los Premios LUX de Fotografía Profesional. Ya es el cuarto galardón de este tipo, en diferentes categorías, con el que el tarraconense se alza. Aguilar nos atiende por teléfono desde Andújar, en Jaén, donde reside cada vez más tiempo.

¿Qué le ha llevado a Andújar?

Hace muchos años que trabajo aquí, hago un servicio de guía profesional para fotografiar el lince ibérico. También, desde hace veinte años, organizo residencias fotográficas para profesionales nacionales e internacionales.

Felicidades por el premio. La foto es sorprendente.

Es lo que es Tarragona. Es una de las razones por las que me quedaré aquí a vivir. Para huir de toda la contaminación que hay allí.

¿Cómo se quedaron cuando la vieron?

Limpiando las playas te puedes encontrar cualquier cosa. Primero el susto. Pensamos si sería un maxilar de algún cadáver. Enseguida vimos, al limpiarlo, que era una dentadura postiza. Y fue durillo. Es a lo que nos hemos acostumbrado a vivir en Tarragona. El problema que tenemos es que nos hemos acostumbrado. Cuando normalizamos una situación en la que el medioambiente está degradado a todos los niveles, se produce una pasividad.

$!‘Zombi’, la dentadura postiza entre ‘pellets’. Foto: Ferran Aguilar

Le dedica el premio a la ONG medioambiental Good Karma Projects ¿Qué relación tiene con ellos?

Una relación de amistad. A nivel profesional no hemos hecho nada juntos aún. Pero coincidimos en unas jornadas sobre tortugas marinas, en las que yo presenté el último libro que hice –La tortuga marina de La Pineda–. En uno de los capítulos explicaba lo que ocurría con los microplásticos, con los pellets. Y les interesó mucho mi trabajo. He hecho alguna colaboración puntual con alguna acción que Good Karma Projects ha llevado a cabo. Ellos han sido los que han removido todo el tema de los pellets a nivel europeo, de acción de voluntariado y dedicarles el premio es una manera de visibilizar el trabajo que hacen y de ser solidario con ellos. Llevan desde 2008 haciendo cosas y no son cuatro mataos. Son ingenieros, químicos, físicos...

¿Cree que con la fotografía se puede ayudar a concienciar a la gente sobre diferentes aspectos sociales?

Es complejo. Parece que cada vez más se está produciendo un cambio social, que la gente está más receptiva. Lamentablemente, tenemos el ejemplo de Valencia, de la DANA, en el que se han juntado una serie de situaciones muy dramáticas. Pero realmente, si el cuidado del medioambiente no tiene una visión humana de respeto, lo que ocurre es esto. Y con los microplásticos pasa igual, nos hemos acostumbrado a encontrárnoslos en todas partes, a utilizar el plástico para todo. Si nos acostumbramos a vivir sin respetar la naturaleza y el medioambiente, esto irá en nuestra contra en todos los niveles, social, de salud y económico. Al final lo pagaremos. Lamentablemente, no lo pagaremos nosotros ni nuestros hijos, pero nuestros nietos a lo mejor sí que empezarán a pagar por ello.

«Busco una respuesta social porque no podemos estar tan dormidos. De lo contrario, pasan cosas como la de Valencia»

Hablamos de microplásticos, pero en la imagen se ven enormes.

Una perla mide entre tres y cuatro milímetros y de cada una salen 10 bolsas de plástico.

En este caso, ¿podemos decir que el arte se pone al servicio de la sociedad?

Sí. Este es el cuarto premio LUX que gano y los tres anteriores han sido por temas mucho más reivindicativos. Los fotógrafos utilizamos nuestra manera de mirar, de ver, y la capacidad de observación para atrapar un mensaje final. En este caso, cuando vi los dientes pensé más explícito imposible. Comemos plástico, pero el plástico nos come. Es lo que está ocurriendo en todo el mundo. Con estos concursos persigo la sensibilidad, tanto personal como para buscar una respuesta social, porque no podemos estar tan dormidos. De lo contrario, pasan cosas como la de Valencia.

Vuelve a la DANA.

Sí porque mucha gente de mi entorno me decía que estas catástrofes pasan cada 100 años, que no fuera exagerado. Y no. Esto pasará cada dos años o menos. Esta vez ha sido Valencia, pero mañana será Salou, pasado mañana la Costa Brava, después El Maresme... Lo que quiero decir es que si vamos en contra de la naturaleza, perderemos siempre. Y es un poco el objetivo porque además, es un concurso sin ganancia económica. Al revés, tenemos que pagar para concursar aunque estés colegiado.

¿Es estatus, reconocimiento?

Bueno, a nadie le amarga un dulce. Cuando presento estas fotografías es porque tendré una visibilidad como fotógrafo y para el trabajo va bien. Pero básicamente, lo que intento es reivindicar. Para mí es muy ilusionante y gratificante porque el premio te lo dan los compañeros de profesión, fotógrafos muy reconocidos. Y por tanto, el valor que tiene es de reconocimiento, no como autor, sino para poner en valor la profesión.

«Los miembros de Good Karma Projects han removido todo el tema de los ‘pellets’ a nivel europeo, de acción de voluntariado»

Actualmente, con los móviles...

Hay ciertas profesiones, desde los diseñadores gráficos, los ilustradores, los mismos periodistas, los reporteros gráficos que nos hemos sentido arrastrados por la tecnología y parece que cualquiera con un ordenador o con una cámara de fotos ya es un periodista, un fotógrafo o un escritor. Entonces, es una manera de poner en valor la profesión. Yo tengo 55 años y llevo 35 como profesional. Toda la vida trabajando. Y esto es otra de las reivindicaciones. Estamos aquí, hacemos nuestro trabajo muy bien. Intentamos vivir de nuestra pasión y llegamos a fin de mes como podemos.

¿Quiere destacar alguna cosa que no le haya preguntado?

Yo me preguntaría porqué hace unos meses hubo un vertido de micropellets en la costa de Galicia y la gente salió a la calle y aquí, en Tarragona, no pasa nada. Hace 40 años que se pierden estos pellets en la costa, millones y nadie se hace cargo. Es una cosa terrorífica. Esto no quiere decir que vaya en contra del progreso ni de las industrias. Pero tenemos que ser rigurosos, tenemos que ser limpios. Podemos tener industria y controlar los residuos. Una cosa no tiene nada que ver con la otra, al contrario.

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