Paisaje y humanidad. Convencimiento, conocimiento y divulgación. Hace una década, estos valores se convirtieron en la cepa de la serie de libros Retrats de Vi (Publicacions URV), de la periodista especializada en el mundo del vino, Ruth Troyano.
La idea era poner en valor el trabajo de ocho enólogos formados en la URV: Toni Sànchez-Ortiz (El Solà d’Ares), Francesc Ferré (Celler Frisach), Anna Espelt (Espelt Viticultors), Sergi Colet (Colet Vins), Roser Amorós (Celler Carlania), Miquel Palau (Celler Abadal), Xavi Garcia (Alella Vinícola) y Maria Sangenís (Sangenís i Vaqué).
Desde entonces, y como racimos de uva, cada uno de los proyectos ha madurado y recolectado el fruto de la experiencia y la perseverancia. «En esta década, han aprendido a interpretar de manera más fiel el paisaje que les rodea y cuidan, encaminándose, en algunos casos, hacia vinos de finca», explica la periodista.
Por otro lado, lejos de dejarse socavar por los efectos del cambio climático y la sequía, los enólogos se han inundado de conocimiento y han sacado a flote la eficacia de la gestión agroforestal: «Han promovido el trabajo sostenible del paisaje, a través de una viticultura biodinámica y reforzando el valor del cultivo de vid como cortafuegos», explica Ruth Troyano.
Dice un proverbio que «cuando las raíces son profundas, no hay razón para temer al viento». «Los ocho enólogos, así como sus compañeros de aula en la URV, son la generación mejor preparada. Por ello, reivindican la importancia del conocimiento como base para poder elaborar vinos con mayor libertad», destaca la autora.
En las bodegas, soplan aires de «mínima intervención y máxima observación» rumbo a vinos más naturales. Como un mensaje en una botella lanzada al mar, que clama por ser descubierta, los enólogos se reivindican como payeses, «personas que trabajan la tierra, que cuidan el paisaje y lo interpretan para elaborar vino», según palabras de la periodista.
La identidad y la autenticidad son el lacre con el que los ocho enólogos sellan cada botella.
Así, indica, «la cocina ha evolucionado y la manera comer ha cambiado, por lo que el consumidor se decanta por vinos más aéreos, ágiles... lo que no significa que no sean profundos o complejos».
Ruth Troyano hace hincapié en que Retrats de Vi también allanó el camino para «acercar al consumidor el mundo del vino con un lenguaje más digerible, que apela a las emociones, los sentimientos, las historias humanas...».
Como dice Toni Sánchez «lo máximo que puedes dar de ti mismo, lo explicas a través de los vinos»; mientras que Anna Espelt profesa que «el amor a la tierra es el origen de nuestro trabajo».
En armonía, para Roser Amorós «en el vino como en la vida debemos buscar el equilibrio», mientras que Francesc Ferré se complace de «tener el placer de embotellar el tiempo».
La identidad y la autenticidad son el lacre con el que los ocho enólogos sellan cada botella.
