Haciendo gala de esfuerzo, compañerismo y pasión, desde el viernes y hasta hoy, más de 600 bailarines y bailarinas participan en la undécima edición del Premi Beca Roseta Mauri de Reus.
Así, el certamen coreográfico -iniciativa de la Associació de Professors de Dansa de les Comarques de Tarragona (APDCT), con el apoyo de la Coordinadora d’Escoles de Dansa autoritzades de Reus, del Institut Municipal Reus Cultura, el Teatre Bartrina y la Diputació de Tarragona- acontece un escaparate de arte en movimiento, de especialidades como la danza clásica, contemporánea, jazz, danzas urbanas, claqué o española.
«Los alumnos y las alumnas trabajan y se esfuerzan muchísimo, y más aun tratándose de un certamen que se celebra cada dos años», explica la presidenta de la Associació de Professors de Dansa de les Comarques de Tarragona, Meritxell Pubill, quien enfatiza que «el certamen también es una oportunidad para compartir talento y experiencias».
Puedes ser un bailarín o una bailarina con una técnica privilegiada, porque has nacido con talento, pero después hay quien, con mucho esfuerzo y trabajo técnico, logra igual o mejores resultados, además de conectar más con el público
De hecho, los y las participantes proceden de las diferentes escuelas de danza de la demarcación, desde Amposta hasta Vila-seca, pasando por L’Espluga de Francolí, La Ràpita, L’Hospitalet de l’Infant, Montbrió del Camp, Reus, Salou, La Sénia, Tarragona y Valls.
Las jóvenes Marina Martínez e Ivet Colomo, de la Escola de Dansa Maria Lozano de Amposta, son una muestra del espíritu de amistad que se respira en el certamen. «Junto a los demás compañeros y compañeras de la escuela y los profesores somos una gran familia», afirma Marina, preguntada por aquello que más le cautiva de la danza, mientras que Ivet asegura que «me encanta lo que siento cuando salgo al escenario, ya que puedo expresar mis sentimientos».
Junto a los demás compañeros y compañeras de la escuela y los profesores somos una gran familia
De hecho, la valoración por parte del jurado incluye desde el nivel técnico hasta la puesta en escena, atrezo y originalidad coreográfica, pasando por la calidad de la ejecución coreográfica y musicalidad, y la expresividad, interpretación y proyección. Sobre este último punto, Meritxell Pubill indica que «es un aspecto que los tribunales tienen cada vez más en cuenta. Puedes ser un bailarín o una bailarina con una técnica privilegiada, porque has nacido con talento, pero después hay quien, con mucho esfuerzo y trabajo técnico, logra igual o mejores resultados, además de conectar más con el público».
En cualquier caso, la afición por la danza empieza desde edades tempranas. A sus dieciocho años, Marina lleva bailando desde los tres. «Mis padres me veían ir de punta a punta de la casa bailando canciones de Disney, y fueron ellos los que me animaron; y a día de hoy sigo disfrutando muchísimo». Por su parte, cuando la madre de Ivet le preguntó si quería practicar algún deporte, la ampostina respondió que «quería hacer ballet».
Así, los beneficios de la danza van más allá de lo físico. El joven Xavi Rojas, de la escuela Jas Dansa de La Ràpita, explica que «tengo trece años y llevo bailando desde los cuatro, me gusta porque me ayuda a olvidarme de las preocupaciones, cuando salgo al escenario me transformo y lo doy todo». La danza es una compañera más cuando se trata de gestionar las emociones. «A mí, que soy muy nervioso, me va muy bien», asegura el bailarín de danza clásica, contemporánea y española (flamenco, bolera y estilizada).
En cuanto a compaginar la pasión por la danza con los estudios, el joven asegura que «a veces resulta difícil, pero por el momento me organizo bien». Así, tiene claro que «quiero dedicarme profesionalmente a la danza».
Un trampolín
En esta misma línea, la directora de la Escola de Dansa i Arts Escèniques Artis, Pilar Sanz, ensalza que «los bailarines y las bailarinas cada vez trabajan más y mejor», y señala que «el certamen es, por un lado, una manera de dar visibilidad a todo el trabajo que hacemos desde las escuelas, y, por otro lado, una oportunidad para los alumnos y las alumnas de exhibir el resultado de tanto esfuerzo». Por último, reconoce que «las becas que otorga el certamen contribuyen a abrir puertas a los y las participantes».
Por todo ello, el Premi Beca Roseta Mauri de Reus supone «un trampolín para dar visibilidad a los alumnos y las alumnas», según palabras de la presidenta de la Associació de Professors de Dansa de les Comarques de Tarragona.
En cuanto a los motivos, Meritxell Pubill indica que, «en primer lugar, es una manera de que descubran si quieren dedicarse a la danza profesionalmente, porque la carrera es a la vez muy larga y dura, por lo que se les debe explicar la verdad del oficio, y, en segundo lugar, les brinda la oportunidad de salir a escena y disfrutar, porque, más que lograr un premio, lo importante es que han asumido y superado el reto que supone participar».