Hoy las dependencias de la Guardia Civil de Calafell carecen de un puesto de atención y de dotación activa. Pero el municipio ya contó con cuartel durante el pasado siglo.
Hasta principios del XX no se requirió la presencia del cuerpo. Fue en 1917 que las cosas cambiaron como recuerda el historiador Joan Santacana en su blog Didàctica del Patrimoni Cultural.
¿Por qué? Los agricultores sin tierra o que las trabajaban en régimen de rabassa morta (contrato extendido en Catalunya por el que se cedía a un agricultor una porción de tierra para que cultivara viñas mientras vivieran los dos tercios de las cepas que plantara. A cambio debía entregar al propietario una parte de su cosecha anual).
Conflictos
Los conflictos agrarios se extendieron por toda Catalunya y muy especialmente en El Vendrell. Esa lucha reivindicativa fue recrudeciéndose.
En Calafell propietarios agrícolas reclamaron la presencia de fuerzas de caballería. Los Llagostera de Cal Mainer, Borrell, Cal Panxo, Cal Romeu, Cal Pepet de l’Agneta de Mas Romeu temían a esas luchas agrarias especialmente en la época de cosechar.
Fueron esos conflictos los que llevaron a Calafell a la Guardia Civil. Coincidió en 1918 con la Revolución Rusa y la caída del imperio de los zares, o la revolución bolchevique en Alemania y Austria que atemorizó a la burguesía.

En Calafell las cosechas de 1919 y 1920 ya se hizo con protección de la guardia civil ya los agricultores se negaban a recoger que parte de los frutos que correspondían a los dueños.
En Barcelona la tensión desembocó en el pistolerismo y un encarecimiento de los precios. En Calafell los payeses ya impulsaron la fiesta del 1 de Mayo de la que el secretario municipal tuvo que informar a la Guardia Civil, que envió a agentes a la localidad.
Dotación permanente
Los propietarios locales, de acuerdo con el Gobierno Civil presionaron para tener en Calafell una dotación permanente, lo que generó protestas del Ayuntamiento, donde predominaban los sectores rabassaires.
No tuvo éxito y cerca de la plaza de Cal Marus comenzó a levantarse un edificio sobre los que había sido un convento de monjas y que fue el primer cuartel de la Guardia Civil de Calafell.
La guarnición permanente la sufragaron los propietarios agrícolas. El historiador Joan Santacana destaca la figura de Cal Romeu que invirtió en la llegada de la electricidad para el desarrollo de una actividad textil.
El golpe de Estado
Con la Guardia Civil ya asentada en Calafell el 1 de octubre de 1923, el general Primo de Ribera daba el golpe de Estado que instauró una dictadura de 1923 a1929.
El comandante del puesto de la Guardia Civil, Eloy Somales convocó al consistorio para informar que los concejales quedaba destituidos.
También durante la dictadura se organizó la guardia de sometent, ligada a la Unió Patriòtica, el partido que creó el dictador para substituir al resto. El sometent fue armado y uno de los jefes fue uno de los propietarios agrícolas.

Con la caída de la dictadura y la proclamación de la República la situación cambió. El nuevo régimen, y especialmente el gobierno de la Generalitat, fue percibido como hostil a los propietarios por la Ley de Contratos de Cultivo. Algunos dejaron el pueblo al no poder hacer frente a los pagos. Además en febrero de 1934 en el Ayuntamiento de Calafell gobernaba un equipo más de izquierdas que el anterior. El alcalde Francesc Nin Palau, tuvo el apoyo de concejales rabassaires..
El inicio de la Guerra Civil lo cambió todo. El destacamento que había en Calafell fue concentrado primero en El Vendrell y después en Tarragona. El cuartel de Calafell fue cerrado y el instituto armado disuelto.
No fue hasta después de la guerra que el cuartel volvió a tener una dotación de siete agentes. En febrero de 1939 la Junta gestora del Ayuntamiento recibió una notificación de la comandancia de Tarragona «para restablecer el puesto de Calafell, pidiendo además que se ponga en condiciones de habitabilidad la casa cuartel del puesto anterior, se mande componer un rótulo en las condiciones que describe el oficio y adquirir una bandera nacional para ondearla en los días de reglamento».
En ocasiones el Ayuntamiento no pagaba el alquiler del cuartel. Las necesidades del servicio aconsejaban que el puesto contase con caballos por lo que se necesitaban establos. El propietarios del edificio del cuartel, Joan Llansa de Cal Romeu, se comprometió a construir un establo y un pajar.
El Ayuntamiento abandonó la antigua casa cuartel para construir una nueva en la playa donde debía controlarse el estraperlo que también marcó otra historia de Calafell.