Las redes sociales son un campo en el que muchas veces se ajustan cuentas. A veces para bien. En otras son un terreno de batalla donde citarse para un duelo público ante miles de ojos y comentarios.
Para muchos locales de restauración los comentarios y valoraciones en sus redes son una tarjeta de presentación. Los clientes pueden evaluar desde la comida al servicio, el ambiente... Una buena puntuación es un gran reclamo.
Otras veces el desagrado del cliente lleva a comentarios que encuentran una fulminante respuesta por parte del mismo local. Y en ocasiones ese duelo se hace viral y genera cientos de comentarios en las redes.
Soy camarero
El Facebook Soy camarero (273.000 seguidores) en el que profesionales de la restauración explican anécdotas, experiencias, situaciones y vivencias propias y con los clientes ha viralizado un ring virtual entre el propietario de la Taberna Los Serrano de El Vendrell y una clienta descontenta.
Sin embargo los comentarios no están referenciados a la valoración de la comida, servicio o ambiente del local. Sino a unos perros. Presuntamente los de la mujer que valoró como nefasta su experiencia en el local.
La clienta escribió su opinión: «La comida bajísima calidad, precio desorbitado y raciones mínimas, un lugar cutre y el que se supone es el jefe le falta educación, hemos comido fatal y no volvemos, no lo recomiendo».
Respuesta
Esa valoración activó un resorte fulminante del propietario del local, Rafael Serrano, que a su vez ha accionado una espiral que ha olvidado las cualidades culinarias del establecimiento.
Serrano respondió con vehemencia que «a los pocos minutos de sentaros (3 personas con dos perros) «te dirigiste a uno de los camareros para advertirle que todos los camareros (que son 6) cada vez que se acercaran a la mesa lo hicieran por la parte izquierda ya que uno de tus perros se tiraba porque es muy agresivo».
Serrano sigue diciendo que «yo que soy el propietario y mis camareros me alertaron de lo sucedido. Sólo me limité a decirte que si tu perro es agresivo lo que deberías hacer es dejarlo en tu casa y no llevarlo a una terraza en la que además de atacar a un camarero también lo podría hacer con algún otro cliente o lo que es más grave a algún niño que estuviese en la terraza o pasara cerca».
Al parecer la conversación en la terraza subió de tono. «Te puse de ejemplo que si tu perro atacaba a alguien, el perro podría salir disparado de una buena patada o de alguna víctima del ataque o incluso de una patada mía si atacaba».
Ese cruce de comentarios ha calentado la red sobre todo con posicionamientos de camareros y de otros usuarios con un debate entre la presencia de perros en las terrazas y cómo deben estar. También recriminan al propietario del local las formas en la red o que amenazase con dar una patada al animal.
El duelo acaba con el esperado «No volvemos» y el consabido «esperamos que no vuelvas a visitar nuestra taberna jamás».