José Luis Vega y Rosario Ruiz forman una pareja de 100 años cada uno. Vega los cumplió el pasado día 18 y Ruiz los cumplirá el 30, jornada en que se ha programado una celebración por todo lo alto en el Hotel Mercury Atenea de Vila-Seca.
La pareja se conoce y ha estado junta desde la cuna, ya que son primos hermanos y se llevan tan sólo 12 días de diferencia. Nunca se han separado desde que eran infantes, a excepción de cuando Vega tuvo que ir durante tres años a la guerra.
De Écija hasta Catalunya
Ambos son naturales de Écija, Sevilla, «la ciudad del Sol», dice su hijo José Luis. Nacieron en el lejano 1917 y se criaron juntos. Al principio él se dedicaba a la huerta y ella, a la recogida de aceitunas y al cortijo, con lo que pasaron 30 años de agricultores.
Más tarde, Vega se dedicó al cuidado de los caballos hasta 1971, año en que se mudaron a Catalunya. José Luis, el hijo de ambos, afirma que de un pueblo de 50.000 habitantes, en apenas dos o tres años se redujo a 30.000, todos inmigrados a diferentes partes de Catalunya.
En su caso fueron a Vila-seca, lugar en que siguen residiendo juntos actualmente. Cuando llegaron, él se dedicó a la construcción y ella, a ser ama de casa. Se casaron a los 39 años, en 1954, ya que aunque siempre habían estado juntos, entre la Guerra Civil, la posguerra y la muerte de algunos familiares, lo fueron posponiendo.
Es más, la novia se casó de negro porque llevaba luto por la abuela que tenían los primos en común. A su primer y único hijo lo tuvieron en 1955.
El secreto de la longevidad
¿Cuál es el secreto? Para su hijo, entre risas, sólo hay una respuesta, que es la que siempre su padre le ha dado: «No dejar ni una noche en blanco. Cumplir cada día con los deberes matrimoniales». Y lo cierto es que el feliz matrimonio nunca ha hecho nada especial para llegar a los 100 años. Siempre han disfrutado de la comida casera y especialmente de los cocidos y los chorizos. Vega «come todo lo que quiere y no tiene colesterol», afirma José Luis, y sólo desde hace un año obliga a su madre a apartarse de la cocina y comer más verdura.
A la dificultad de llegar a esa edad, también se une la complicación de seguir juntos tanto tiempo, pero ambos son un matrimonio feliz, donde siempre ha imperado el respeto del uno por el otro.
Cuando tuvieron que emigrar y durante la guerra pasaron algunos baches, pero ambos los superaron dándose apoyo el uno al otro. Su hijo asegura que «siempre han sido un matrimonio unido», aunque el principal momento para estar en familia eran los fines de semana, ya que él trabajaba y ella se dedicaba a las tareas del hogar.
Jugar a la petanca hasta los 94
En Vila-seca no sólo son conocidos por su longevidad, sino también por la afición de ambos a la petanca. Iban juntos a jugar hasta los 94 años, y juntan varios premios, algunos entregados por el alcalde. En petanca a Vega lo conocen como ‘el papi’, ya que era la manera en que le llamaba su hijo y pronto los demás comenzaron a llamarle también así.
Pero tal vez el secreto de su longevidad esté en su buen humor. Su hijo afirma que no cree «que llegue a la edad de ellos», pero que sus padres siempre han sido unas personas que «en 100 años han vivido de todo pero han aprendido a ser felices a su modo y eso les ha ayudado».
Aunque Ruiz es más seria, especialmente Vega es muy dado a las bromas y los chistes, y ambos son de carácter agradable. De modo que, tal vez, la felicidad sea igual a longevidad.
Su historia parece un increíble cuento de amor, en que desde la cuna hasta el ocaso de sus vidas nunca se han separado el uno del otro. Muchas parejas y solitarios sueñan con ello, pero Vega y Ruiz lo han conseguido, y sin ser la trama de una película.
El domingo, además de reunir a la familia, el Ayuntamiento de Vila-seca tiene previsto entregar a este matrimonio un ramo de flores y una felicitación oficial tras alcanzar ambos un siglo de vida.