Torredembarra tendrá, antes de que comience el verano, una enorme montaña subacuática de 18 metros de altura. Estamos hablando de la construcción del mega biotopo Antina cuyo proyecto el oceanógrafo y director del Port de Torredembarra, Oriol Milà, y su socio, Miquel Rota, propietario del centro de buceo M.Roca Diving, especialista en acuarios marinos y constructor de arrecifes artificiales, comenzaron a gestar hace ya quince años. Ahora, al fin, la Generalitat ha otorgado a la empresa Biotopo Antina S.L, la concesión para ocupar los 22.400 m2 de dominio público maritimoterrestre necesarios para levantar esta mole. Esta concesión estará vigente durante 40 años y serán renovables cada diez.
La construcción de una estructura de tal envergadura y con estas características es, según aseguran sus creadores, algo completamente novedoso a nivel europeo. Hablamos de una montaña submarina con forma cónica de 40.000 toneladas de escollera formada en un 100% de carbonato cálcico (CaCo3) de origen coralino y cuya base estará situada a 32 metros bajo el mar. La altura total de la estructura es de 18 metros, lo equivalente a un edificio de cuatro pisos más planta baja. Estará situada a 1,5 quilómetros de la costa, en línea recta desde el Pont de Clarà, y su base quedará centrada en un área de 100 metros de diámetro, «los suficientes para eliminar cualquier riesgo para la pesca y la navegación», explica Rota. Para ello, «dentro de este perímetro se instalarán seis boyas, que servirán para el fondeo de las embarcaciones y además fomentarán la actividad de buceo recreativo».
Un POUM submarino
La idea de Oriol Milà y Miquel Rota comenzó a gestarse entre el 2007 y el 2009. De ésta nació el proyecto Biotopo Antina, de creación y desarrollo de un parque subacuático a partir de un arrecife artificial submarino en el litoral de Torredembarra, presupuestado en 850.000 euros y cuyo titular es Biotopo Antina S.L y su principal inversor, el Port de Torredembarra.
«En nuestra idea inicial queríamos reactivar el mundo subacuático en nuestra zona, porque no es un referente en este ámbito», explica Milà. El oceanógrafo recuerda cómo, en esos inicios, «se nos ocurrió que, a partir del cultivo de la roca viva y de los conocimientos que Miquel Rota ya tenía al respecto, se podía construir una mega montaña a gran escala que aglutinara la mayor cantidad posible de biodiversidad y que, además, generara interés en el mundo subacuático».
Esta fue la aportación del constructor de arrecifes artificiales. El binomio con Oriol Milà quedó completo cuando éste contribuyó con una visión más ambiental de la estructura, más allá de la ceñida a ser únicamente un objeto lúdico y turístico: «Tenía que tener un elemento ambiental potente que ayudara, en el futuro, a establecer una planificación y ordenación del medio submarino». En otras palabras, trasladar la idea de elaborar un POUM en el fondo el mar.
De hecho, una de las funciones que ejercerá este biotopo una vez esté activo es la de convertirse, literalmente, en un pulmón dentro del medio submarino que a su vez deberá enfrentarse a a todas las adversidades propias del mar. Éstas, en muchas ocasiones «a simple vista no son evidentes por la sociedad civil», lamenta Milà, por lo que «a la hora de regularizarlas muchas veces las administraciones se despreocupan». Con la construcción del biotopo Antina «podemos intentar despertar la curiosidad de los gobiernos y aportar un grano de arena a la posibilidad de empezar a pensar en una planificación del medio submarino».
Oasis en medio de un desierto
Para elaborar este proyecto de más de mil páginas cargadas de estudios e investigaciones, Milà y Rota hicieron un análisis minucioso de todo el litoral desde El Roc de Sant Gaietà hasta Tamarit y así poder demostrar cómo afectará positivamente esta estructura a toda esta zona, y llegaron a la conclusión de que sería «un oasis de vida en medio de un inmenso desierto».
Para entender esto, Miquel Rota detalla las caracteristicas de nuestro litoral: «Toda la Costa Daurada es una zona arenosa en las que hay pequeñas barras de piedra que no son más que playas fosilizadas de hace millones de años y que se han formado por diferentes regresiones del Mar Mediterráneo a lo largo de la historia, que luego el propio mar ha vuelto a cubrir». Pero resulta que en el tramo comprendido entre el faro de Torredembarra y Tarragona no hay ni una. Es como un desierto marino que, a pesar de todo «cumple con sus propias funciones medioambientales». Ahora bien, el levantar allí una estructura como la aqui explicada, hará que ésta tome la función de un oasis justo en el centro de todo este desierto.
Así, tal y como especifica Oriol Milà, «el mega biotopo intentará aglutinar toda la biodiversidad posible que a lo largo del tiempo hará que estas estructuras naturales que ya existían -las barras o playas fosilizadas- empiecen a recibir mucha más».
No es un arrecife artificial
Distingamos ahora conceptos: hablar de biotopo no es lo mismo que hablar de arrecifes artificiales como tales. «Un arrecife artificial no es un biotopo en sí porque puede acoger vida o puede que no, porque quizá el material con el que está hecho no es bueno para atraerla», aclara Oriol Milà.
En el caso del biotopo Antina, éste estará fabricado al 100% con carbonato de calcio. «En la concesión submarina de Miquel tenemos prototipos a pequeña escala hechos con este material que están funcionando muy bien», explica el oceanógrafo. Pero la finalidad de estos pequeños biotopos es completamente diferente a la que persigue la mole Antina. En esos casos, se busca «dignificar mejor el plantado de boyas del litoral que separan la navegación de los bañistas. En vez de implantar un bloque de hormigón, estas estructuras son más amables con el medio marino y ayudan a que haya algo de ploriferación de vida, pero no tienen nada que ver con las grandes estructuras como la que vamos a construir».
Hecho 100% de carbonato cálcico
El biotopo Antina estará construido en su totalidad, por carbonato de calcio (CaCo3) de origen coralino. La secreción de carbonato por parte de los corales es un proceso de gran importancia, ya que origina la construcción de los arrecifes de coral, ecosistemas marinos de gran importancia debido a la riqueza y abundancia de especies que albergan, por tanto se trata del mejor material posible para atraer vida marina.
Que el biotopo Antina pueda estar completamente formado por este material es gracias a las cretas calcáreas que existen en el tramo de costa que abarca todo el Baix Penedès. Hace 25 millones de años estas cretas eran arrecifes de coral y tienen una pureza de de carbonato de calcio de un 98 o 99%.
Esta mole tendrá un diámetro de 100 metros y una altura equivalente a un edificio de 4 pisos más planta baja