El Reus Deportiu cayó ante el Benfica en un partido que reflejó que su competitividad no tiene límites. Con tres bajas —Joan Salvat, Ferran Giménez y Guillem Jansà—, los de Jordi García le plantaron cara al equipo más presuntuoso del panorama europeo. Diego Rojas adelantó a los rojinegros, pero dos chispazos de Rodrigues y Ordoñez, con polémica, permitieron a los lusos salir vivos del infierno.
La Bombonera, un escenario para los milagros
La Bombonera estaba lista para una de esas noches en las que las gargantas sufren, porque los aficionados rojinegros inyectan gasolina a los suyos con sus gritos. Cuando ese escenario se calienta, todo puede pasar. Los milagros suceden y hasta las mayores fieras acaban domadas.
El objetivo estaba claro ante un Benfica que quería mostrar su poderío en un lugar propicio para ello. Una cosa es ser favorito y otra es demostrarlo. Lo primero estaba claro, lo segundo no tanto, porque el Reus hace tiempo que desafía las leyes del hockey. Los rojinegros son un club romántico que reta constantemente a los talonarios. Es lo que tiene la tradición en un deporte: iguala fuerzas cuando pocos lo esperan.
Golpe temprano y respuesta lusa
Apenas medio minuto de juego y Pau Bargalló dejó claro que su etiqueta de rock star no responde a la casualidad. El crack del Benfica soltó un latigazo desde el centro de la cancha que se estrelló en el larguero de la portería del Reus, dejando muda a la Bombonera.
El Reus no se asustó, decidió asumir el riesgo y jugar sin complejos. Diego Rojas, que está creciendo en un Reus ganador, rompió el partido en el segundo minuto. El chileno encontró una grieta por la izquierda y sacó un disparo ajustado al palo largo que sorprendió a Henriques e hizo estallar el feudo reusense (1-0).
El Benfica reaccionó. Los de Edu Castro, incontenibles cuando el talento aprieta, hallaron el empate con su camino más sencillo. Joao Rodrigues, ese devorador del área, se sacó un disparo rápido para superar a Ballart y colocar el 1-1 cuando aún no se cumplían diez minutos de juego.
Henriques frena la embestida reusense
El Reus no se hundió, siguió atacando. Rojas y Carles Casas rozaron el gol, pero Henriques, con su solidez, frustró a la hinchada reusense. Su actuación recordó a la del año de la octava Champions, cuando fue portero titular tras llegar cedido del Benfica.
El partido avanzó, los equipos se estudiaban, y el ritmo de ocasiones bajó. Parecía que el descanso llegaría con empate, pero Lucas Ordoñez y la fortuna castigaron al Reus. El argentino se fabricó un remate tras elevar la bola que pegó en el palo, rebotó en Ballart y acabó en la red. Mazazo psicológico para un Reus que ahora tenía que remontar en el infierno.
Una segunda mitad de lucha y tensión
Todas las ocasiones de la primera mitad desaparecieron en la segunda. Al Benfica le interesaba el menor ritmo ofensivo, mientras que el Reus sabía que no podía volverse loco.
Con 13:50 por delante, la novena falta del Benfica alimentó la esperanza rojinegra. La décima y la falta directa estaban al caer. Y lo que llegó fue aún mejor: Miranda vio la azul a falta de 7:12.
Era el momento de Martí Casas, pero Henriques recordó por qué es un muro y desbarató la directa. El Benfica quedó en inferioridad, pero supo resistir y recuperó la igualdad numérica sin apenas sobresaltos.
El milagro de Lisboa es posible
Los de Edu Castro ejecutaron un plan gélido para congelar el infierno rojinegro. Aún así, el Benfica tuvo la sentencia con una décima falta del Reus a falta de cuatro segundos, pero Ballart frenó a Bargalló.
La eliminatoria sigue viva. El milagro de Lisboa es posible.
