El pasado junio, el Ayuntamiento de Salou inauguró un espacio para perros en la playa de Ponent, en un intento por ofrecer a los ciudadanos un lugar donde poder disfrutar del mar junto a sus mascotas y dando respuesta a la creciente demanda de espacios inclusivos para diferentes tipologías de bañistas y turistas. Sin embargo, la medida ha generado un considerable debate entre los vecinos, especialmente entre los residentes del barrio de Barenys, que se han visto directamente afectados por esta decisión.
Mientras algunos celebran la iniciativa, otros sienten que la playa ha perdido su esencia tranquila y familiar.
Algunos vecinos del barrio de Barenys ahora perciben esta playa como un lugar caótico y desorganizado. Aseguran que la decisión de habilitar esta zona para perros fue tomada sin ningún tipo de consenso con la comunidad. «No estamos en contra de los perros, pero colocar un espacio para ellos en medio de una playa que era conocida por su tranquilidad, nos parece un menosprecio a los vecinos y usuarios habituales», comenta un residente.
Además, denuncian que esta parte de la playa no se encuentra correctamente mantenida y limpia, lo que empeora aún más la situación.
«La falta de higiene por parte de algunos usuarios de la playa de perros, sumada a una limpieza insuficiente por parte de los servicios municipales», dicen, genera un «ambiente desagradable» para los bañistas.
El malestar de los vecinos no se limita solo a la suciedad, sino que también mencionan la falta de vigilancia y control. Según ellos, hay usuarios que incumplen la normativa, permitiendo que los perros traspasen los límites marcados, usen las duchas destinadas a las personas y no los mantengan atados en la arena o el agua, tal y como establece la normativa.
Este descontento ha llevado a la comunidad de Barenys a iniciar una recogida de firmas, con el objetivo de presentar sus quejas al Ayuntamiento y solicitar una reconsideración del espacio asignado a los perros. Los vecinos piden que se evalúen otras ubicaciones para la playa de perros que no interfieran con el disfrute de los ciudadanos del barrio, quienes sienten que su bienestar ha sido interrumpido.
En contraste, otros usuarios de la playa de Ponent ven con buenos ojos la creación de este espacio para perros. Consideran que es una medida necesaria, ya que muchos dueños de mascotas no tenían un lugar adecuado donde disfrutar de la playa con sus perros. Para estos usuarios, la playa de Ponent ha ganado en diversidad y se ha adaptado a las necesidades de una parte importante de la población.
Finalmente, algunos de los defensores de esta iniciativa incluso afirman que el espacio se queda pequeño. Argumentan que el problema no radica en la existencia del espacio para perros, sino en la falta de conciencia y respeto por parte de algunos usuarios.