Con alrededor de un millar de personas afectadas por ERTEs en el municipio y un paro que ronda el 14%, Pere Segura liderado una iniciativa en la lucha contra los efectos económicos del coronavirus en Vila-seca. Con apoyo del resto de formaciones políticas, ha cambiado el orden de prioridades en la localidad para centrarse en el aspecto social. Y, todo ello, en su estreno como alcalde vilasecano.
Antes que nada, ¿qué supone haber tomado el relevo de un político del peso y de la importancia de Josep Poblet?
He tomado ese relevo con mucha naturalidad. Nunca he tenido la presión que a veces los periodistas me transmiten... Cada persona es diferente y yo debo hacer mi propio camino desde la humildad y desde la visión de lo que yo puedo aportar. Aseguro que pondré todas las ganas y el trabajo. Por eso, las comparaciones en ese sentido nunca me han preocupado.
Y ese cambio se ha producido poco antes de la llegada de la Covid-19, que lo ha trastocado todo. ¿Incluso muchos de los planes que había pensado llevar a cabo en esta legislatura?
Evidentemente, la situación del coronavirus que es extraordinaria e inesperada implica reformular cosas. Pero reformular no implica dejar de hacerlas, sino ‘calendarizarlas’ de otra manera. Debemos hacer un nuevo enfoque de prioridades teniendo en cuenta el contexto que estamos viviendo. Y, hoy en día, es evidente que la prioridad son la personas. En realidad, siempre lo han sido y lo son pero desde un ámbito más social.
¿Se trata de que el consistorio se humanice más y se acerque al que necesita ayuda urgente?
Debemos trabajar en un ámbito más social. Si sabes que la ciudadanía está sufriendo una importante caída de ingresos, con una tasa de paro elevada, los recursos deben ir focalizados en la medida que se pueda pasar esta transición de la manera de lo más ‘amable’ posible y dando muchas facilidades a nuestros vecinos y vecinas de Vila-seca. Por tanto, no implica cambiar la visión de nuestro proyecto pero sí redefinir las prioridades a nivel temporal.
A finales del pasado mes presentaba junto al resto de formaciones del Ayuntamiento un expediente de modificación de crédito del presupuesto municipal por valor de 10,7 millones de euros. Entiendo que se ha hecho por la excepcionalidad de la situación.
Partíamos de la idea de que estamos viviendo una situación histórica. Las generaciones pasadas no habían vivido una situación parecida, por tanto las soluciones debían ser del mismo calado. Eso suponía romper la hucha. Uno de los conceptos es que aquel ahorro que habíamos logrado en el transcurso de los años siempre se pensó en que repercutiera en la ciudadanía en el momento en que fuera necesario. Esa es la virtud de las políticas keynesianas, que en los momentos buenos generas ahorros para los momentos difíciles pudiendo estimular la economía y tejer redes de protección social.
Y lo han hecho a través de un acuerdo histórico con todos los partidos del consistorio.
Lo hemos hecho de una manera pactada, consensuada. Con toda lealtad. Se trata de general un plan de impulso que abarca ámbitos muy importantes: el del empleo, el del bienestar social y la emergencia social y el de la inversión y el tejido productivo. Era generar ahorros para tener músculo para afrontar estas situaciones.
Pero han tenido que movilizar recursos.
Sí, los teníamos previstos para otras cuestiones y ahora los hemos puesto en favor de la ciudadanía en una situación extraordinaria. La emergencia social y el bienestar de la ciudadanía están por delante de si tenemos un equipamiento más o uno menos. Ahora mismo la prioridad es esa.
¿Eso supone que habrá proyectos que no se llevarán adelante?
Ya habrá tiempo para otras cosas. Pero eso no supone que nos hayamos planteado renunciar a ellas. Simplemente que si queríamos hacerlas en 3 años, lo haremos en 4, por ejemplo. Ahora hay otra prioridad y los recursos deben estar centrados en quienes están sufriendo esta crisis.
¿Se verán afectadas en esos retrasos las obras del Celler Noucentista?
El proyecto del Celler ya nació antes de la Covid-19. Cuando entra el coronavirus ya estaba licitado y adjudicado. Es más, no se hace a cuatro años. Nosotros fuimos a un concurso de Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y nos dieron una subvención de dos millones de euros. Es un proyecto que no está sujeto a ninguna modificación porque todos los contratos están firmados y las consecuencias de modificaciones implicarían unas pérdidas económicas para el Ayuntamiento que no son asumibles. Otra cosa es que el proyecto del Celler se plantease en la situación actual. Entonces la prioridad no sería esa.
Creo que el tema del transporte público urbano en Vila-seca está a punto de cerrarse.
Hemos llegado a un acuerdo para lograr una solución. Los convenios están a punto de firmarse, están aprobados por el pleno y la previsión es que ese próximo mes de julio iniciamos un hito histórico: por primera vez en la historia, Vila-seca tendrá su propio transporte público.
Con ello lograrán vertebrar mejor el territorio.
La iniciativa tiene un gran componente social. El transporte público nos servirá ahora para reforzar la vertebración de nuestra ciudad. Con él, vertebraremos, articularemos daremos igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos de nuestro territorio, que son tres núcleos: La Pineda, La Plana y Vila-seca. Eso hará que los tres estén más interconectados. Ya conseguimos el primer reto, el de tener unos buenos viales, que permitiesen ir paseando de un lado a otro.
Y en esa idea de viales, ¿está previsto algún otro proyecto?
Esta previsto un proyecto para conectar La Plana a través de un vial cívico. Con él, las personas podrán llegar a La Plana de forma cómoda, paseando, caminando, en bici...
¿Será una gran obra?
No. Será un eje paisajístico que preserve el mundo rural no tendrá unas grandes proporciones. Repito, está enfocado como un vial cívico.
Y siguiendo con las infraestructuras, ¿debería potenciarse el peso de la estación de Vila-seca tras la entrada en funcionamiento del Corredor del Mediterrani?
La estación de Vila-seca tiene peso en el territorio pero desde las últimas semanas aún lo tiene más porque las frecuencias e interconectividad tanto con Tarragona como con Barcelona se han duplicado. Nosotros lo que reclamamos es que se cumplan los compromisos que acordamos con la Generalitat, que eran aumentar las frecuencias. La estación de Vila-seca no sólo la utilizan ciudadanos de aquí, también de Tarragona, de Reus, Falset, Salou... Hemos pasado a ser una estación central. Por eso reclamamos que se potencie aún más siguiendo los compromisos que se pactaron en su día con Adif y que se hagan las inversiones necesarias. En este sentido, seguimos en un diálogo constructivo con Adif para que adecue las instalaciones ferroviarias a las necesidades, como más plazas de parking y que la estación se modernice. Los viajeros deben tener un lugar cómodo donde comprar los billetes o donde tomar un café y un bocadillo.
Respecto a temas puramente municipales, ¿cree que se continuará la tónica de que muchos trabajadores puedan seguir haciendo su labor desde casa mediante el teletrabajo?
La experiencia ha sido muy positiva. El teletrabajo en nuestra sociedad era casi como un tabú y había gente que pensaba que empleando esta tecnología se produciría una caída de la productividad, pero la realidad no ha sido así. La gente ha estado muy implicada, trabajando mucho y con todos los objetivos marcados por la administración se han cumplido. Para nada hemos notado una caída de tramitación de expedientes... El teletrabajo es una manera de contaminar menos, de flexibilizar el trabajo, de conciliar familiarmente. Hay cosas que han llegado para quedarse. Pero también es cierto que no de cualquier manera. Yo siempre digo que hay gente que confunde el teletrabajo con trabajar en casa respecto a que no se deben mezclar los temas familiares con los laborales. Ello acaba formando un ‘totum revolutum’ y eso genera complicaciones. Con espacios coworking son temas que se deben pulir.
¿Cómo ha afectado el impacto económico de la Covid-19 en Vila-seca?
No lo sé exactamente pero estimo que puede haber afectado en una caída de la riqueza en un 14%. De ahí nuestra labor de poner nuestro granito de arena en una gran montaña con esa ayuda que puede suponer los 10,7 millones del expediente de la modificación de crédito del presupuesto. Ojalá todos los ayuntamientos hubieran tenido la capacidad de hacer cosas como esta. Porque un grano de arena de cada uno y de las diferentes administraciones hubieran supuesto mucho para los ciudadanos y los empresarios. Hubieran logrado un efecto multiplicador. Nuestra acción no deja de ser ambiciosa pero insuficiente para el tamaño de la crisis que estamos atravesando.
Y los ayuntamientos le piden al Gobierno poder gestionar sus superávits contra el Covid-19.
Los consistorios están bien administrados. Si el Gobierno y los gobiernos autonómicos hubiesen hecho los esfuerzos que hemos llevado a cabo los ayuntamientos, no tendrían ahora esos déficits.