Uno de los lugares más desapercibidos del turismo que visita la Costa Daurada es el núcleo histórico de Creixell, una localidad que mantiene parte de su historia antigua en sus calles, en sus torres de defensa integradas, el imponente castillo y un sinfín de galerías subterráneas que a día de hoy todavía esconden muchos secretos por descubrir.
La predisposición turística por la playa ha motivado que los municipios cuyo centro histórico está alejado del mar pase a un segundo plano y quede muy relegados del desarrollo urbanístico de la costa. Y aunque ello pueda ayudar a evitar una destrucción de este encanto ancestral, también lleva colateralmente a la desaparición de la escasa economía local.
A mediados de octubre, y sin corte de cinta por culpa del Covid-19, Creixell estrenaba plaza Major. El espacio se ha convertido en una zona peatonal, donde el vehículo solo tiene un pequeño carril de paso y una zona carga y descarga en una esquina. En las dos calles que discurren paralelas, la calle Major y el pasaje de La Pau hay una pequeña integración peatonal puesto que los vecinos tienen sus aparcamientos y no se puede prohibir el paso.
El alcalde Jordi Llopart y el concejal de Urbanisme, Jordi Moliné, admiten que la plaza ha sido el primer paso, pero que la idea del gobierno local es poder ir ensanchando la zona peatonal y cambiando el centro histórico para revalorizar los secretos históricos que luce. La propuesta tiene partidarios y detractores.
Algunos comerciantes como Pep Cima, dudan de que la supervivencia de los comercios de esta parte histórica pasen por echar a los coches de las calles. «Si todo es peatonal, nos jubilan antes de tiempo. No estoy en contra de quitar los coches, pero para hacer este paso primero debes tener una oferta consistente que pueda aguantar. Y creo que Creixell no la tiene en esta zona».
Las torres de defensa, el castillo, la iglesia con el campanario de Jujol se revalorizarían con un centro histórico más peatonal que de tráfico rodado y con la atracción de actividades y recursos pensados en el turismo.
«No puedo decir si es viable, pero está claro de que si quieres reconvertir una zona debes asegurarte que el coche se aparque cerca. Si hay aparcamiento próximos, peatonalizar me parece bien», explica Desiré Ales, del bar El Celler.
Ayudas externas
El Pla d’Acció Municipal (PAM) de la Diputació de Tarragona yel PUOSC (el plan de ayudas de la Generalitat) deben ayudar a llevar a cabo este proyecto, que se haría por fases en los próximos años. «Debemos hacer un estudio de viabilidad y diseñar recorridos y áreas de aparcamiento para llevar a cabo este ambicioso proyecto», explica Llopart. «Si no recuperamos el valor de este patrimonio único de Creixell, el centro morirá a nivel de tiendas y terminará siendo una parte sin vida de la localidad», añade Moliné.
Por esta razón, más allá del proyecto urbanístico ideado, también se están evaluando otras acciones sociales para captar turismo. Convertir la plaza Major actual en un lugar de actividades semanales y añadir puntos de venta de artículos turísticos «ayudaría a atraer a visitantes», argumentan los dos ediles.
«Yo la verdad es que me parece una buena idea recuperar el centro histórico de Creixell. Ya existe la peatonalización en otras localidades y el resultado de visitantes y para el comercio parece bueno», opina Montse Jodar, responsable de la Perruqueria Montse.
Las galerías secretas
En el inicio del pasaje de La Pau, justo al finalizar la plaza Major, se localizó durante las obras de remodelación de la plaza un pozo que lleva a una galería subterránea. Estos pasadizos del subsuelo se conocen desde hace tiempo y a lo largo de la historia se han ido reutilizando.
Primero, posiblemente, eran vías de escape de invasiones. Y luego pasaron a ser refugio de la guerra civil y parte del actual alcantarillado. el tramo localizado en las obras reabre el debate de explorar y reconvertir estos pasadizos en un atractivo cultural y turístico.