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Creatividad y colaboración, la otra cara del Cós Blanc de Salou

A una semana para la gran fiesta del confeti, el trabajo en las collas se acumula. Con más ingenio que presupuesto, se ponen el mono de trabajo antes del disfraz para dejar las carrozas a punto

25 enero 2025 20:58 | Actualizado a 26 enero 2025 11:00
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Solo queda una semana para el Cós Blanc y la nave municipal que guarda una veintena de las carrozas participantes es un hervidero. Iluminación, mecánica, pintura, carpintería, soldadura... El trabajo para dejar a punto las carretelas es ingente.

Grapas, clavos, leds y litros de pintura y cola caliente. Las colles se las ingenian cada año para reinventarse, con más imaginación que presupuesto, para un día que esperan todo el año. La otra cara del Cós Blanc que disfrutan unas pocas de las 3.000 personas que saldrán en la gran rúa por el paseo Jaume I.

Es sábado por la mañana y el ir y venir de gente no cesa. En la misma puerta de la nave está Arola Naya, frente a lo que parecen unas grandes torres hechas de cartón. «Ya solo nos queda pintar y ensamblar todo», dice sin soltar el pincel pringado de un verde intenso. Desde antes de Navidad, los miembros del Grup Esplai de Salou trabajan sin cesar para transformar su carroza. De las cocinas de Ratatouille del año pasado, al castillo de El Mago de Oz que sacarán el sábado que viene.

«Me paso doce horas aquí cada día, pero es porque me gusta. Es nuestra fiesta», expresa Arola, que reconoce que el proceso de montaje es una buena excusa para compartir ratos con los otros monitores. «Somos una familia», dice. «Ver la carroza en la calle y decir ‘hemos podido’ será nuestra recompensa».

Muchos de los participantes llevan desde noviembre enfrascados en los preparativos. Hipotecan los fines de semana de tres meses por un solo día de celebración. Las jornadas son maratonianas, más aún a medida que se va acercando la fecha. Para todos, vale la pena.

$!La Colla Confetti ultima estos días su particular infierno. Foto: Alba Mariné

«No nos lo tomamos como un trabajo. Venimos aquí, comemos, charlamos y pasamos el día. Somos un grupo de amigos que nos entretenemos con nuestra carroza», apunta Magda Figuerola, de la Colla Confetti. Muchos de sus integrantes se conocen desde la escuela y el Cós Blanc se ha convertido en una faceta más de su amistad.

Este año irán de Lucifer y llevan semanas rodeados de botes de pintura negra y plumas. «No sé cómo pasaremos por la calle, pero llevamos unas alas espectaculares», adelanta Magda. Además de confeccionar cada detalle del montaje, ellos se reúnen dos días por semana para ensayar la coreografía. «Acabamos muy cansados, pero nos gusta y estamos aquí por pasión. Al final, siempre repetimos al siguiente año», reconoce.

Cerca de allí está Iris Gutiérrez, discutiendo dónde colocar los carteles de Bitelchús que decorarán la carroza de la Colla Allega2, una de las que han nacido en los últimos tiempos. Sus impulsores son tres matrimonios que llevaban toda la vida participando en diferentes colles antes de fundar la suya propia. «Tiramos mucho de ingenio e intentamos ahorrar todo lo posible en materiales. Este año hemos descubierto el maravilloso mundo de la goma eva», bromea.

$!Madres del AMPA Voramar decorando su carroza. Foto: Alba Mariné

Una de las patas más importantes son siempre las colles escolares. Las cinco escuelas de la ciudad salen cada año y lo hacen con una gran participación. Cristina Picas es la cap de colla del AMPA Escola Vora Mar, con cerca de 220 integrantes. «Estos días son estresantes. Coges ideas y lo tienes todo pensado, pero cuando vienes a darle forma siempre salen problemas», apunta, mientras acopla un trozo de espuma de poliuretano a la carroza.

Junto a ella, otras madres de la escuela llevan semanas robando el tiempo que encuentran para poder dejar a punto la carretela. «Nos toca hacer manualidades de todo tipo y vamos aprendiendo sobre la marcha. Al final, lo haces pensando en los hijos. Intentas que quede lo más bonito para ellos», expresa Cristina.

$!La Colla Picardies emula este año Toy Story. Foto: Alba Mariné

La Colla Picardies, una de las históricas, saldrá este año de Toy Story. En tiempo récord –su carroza participa en la rúa de los Reyes Magos–, intentan emular la habitación de Andy y algunos de sus juguetes a gran escala. Se han atascado en el perro de muelles. «Cuando llega el problema, buscas soluciones. Lo bonito es que siempre encuentras a alguien que te ayuda o que sabe más que tú en alguna cosa», cuenta Eduard Pascual.

Él fue uno de los fundadores de la fiesta, hace más de 40 años. «No nos gusta nada que digan que es un carnaval», lanza. El Cós Blanc es sin duda uno de los días más especiales de todo el año para la gente de Salou. «Nos pasamos todo el año pensando en esta celebración. Al día siguiente que acaba la fiesta mayor, ya estamos de tertulia y se empiezan a lanzar ideas nuevas», admite.

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