El Carnaval siempre es sinónimo de emoción, alegría y diversión. En sí ya tiene un factor terapéutico dado que nos permite disfrazarnos, convirtiéndonos en otros para olvidarnos un poco de los problemas y aprovechar el tiempo libre riendo con familiares y amigos.
De alguna forma, el Carnaval favorece el estado de ánimo y la autoestima de las personas, sobre todo, de aquellas personas más dependientes: con algún tipo de discapacidad, por ejemplo.
Con ese objetivo, la Fundació Pere Tarrés organizó el pasado sábado, a través del centro El Gripau Blau de Cambrils, una estupenda iniciativa dirigida a personas con discapacidad funcional.
Pero el Carnaval en sí no fue el único acto de la propuesta. Previamente, ya se habían celebrado talleres los sábados en los que los participantes montaban y se hacían su propia traje de pirata, que luego exhibirían en el Carnaval. «¿Porqué eligieron el disfraz de piratas? Creo que por muchas cosas, aunque lo que más les llamó la atención fue la figura de Jack Sparrow, el de Piratas del Caribe», explica Lali Ruiz, coordinadora del Projecte Gripau Blau en Cambrils.
«Ellos se hicieron los trajes»
Lali lleva 22 años trabajando en el centro, por lo que cuenta con una gran experiencia a la hora de conocer y valorar las emociones de este grupo de personas. Explica que «se lo pasaron genial. Lo que más les gusta es bailar y divertirse. Supongo que como al resto de personas. La música y socializarse con otros personas son aspectos que les atraen», asegura.
El Gripau Blau de Cambrils trabaja con jóvenes y adultos con discapacidad funcional (algunos física y otros intelectual). De la buena relación entre los monitores y ellos queda constancia debido a los fuertes vínculos establecidos tras muchos años acudiendo al centro.
A través de diferentes actividades lúdicas trabajan temas de autoestima y autonomía personal.
En esta ocasión, han sido 11 los participantes, con edades comprendidas entre los 18 y los 48 años y con diferentes discapacidades: autismo, parálisis cerebral, retraso, síndrome de Down o Asperger.
Lali Ruiz relata que «en los talleres de los sábados -durante 5 semanas- se fueron haciendo ellos mismos sus trajes: la faldilla, el chaleco, el loro que llevan, la espada de cartón...». Pero cuando mejor se lo pasaron «fue disfrutando de la rúa de Carnaval y en la merienda que hicimos», que contó también con los 15 monitores y voluntarios que toman parte en la iniciativa.
El proyecto
El Esplai El Gripau Blau es un espacio especializado en el ocio para las personas con discapacidad psíquica, residentes en el municipio. Eli Aiello, coordinadora de proyectos pedagógicos de la delegación de la Fundació Pere Tarrés en Tarragona, explica que la iniciativa de El Gripau Blau «busca ofrecer alternativas de ocio dentro de su entorno más próximo, lo que favorece la integración de estas personas en las actividades de la vida cotidiana»
El proyecto tiene un cuádruple objetivo: estimular y potenciar la socialización y la experiencia enriquecedora y lúdica del tiempo libre; trabajar la formación de hábitos de higiene, orden y trabajo, potenciando la autonomía de los usuarios; realizar una labor compensatoria de las deficiencias de recreo de los usuarios; y actuar en las formas de socialización no deseables, facilitando conductas que los capaciten para la relación y la convivencia.
Y, dentro de esa convivencia, se enmarca el festejo del Carnaval. En muchos casos sucede que cuando las personas van disfrazadas, son menos vergonzosas y les cuesta mucho menos relacionarse con los demás. Puede que sea por el efecto de las máscaras y los disfraces, o porque el Carnaval aporta un ambiente lúdico festivo en el que lo único que apetece es relacionarse y disfrutar.
De ahí que apuestas como la de la Fundació Pere Tarrés y El Gripau Blau son dignas de agradecer. Aunque sea sólo por el hecho de todos derecho a divertirnos.