El 11 de agosto, un hombre de 58 años falleció en la localidad cordobesa de Montilla por un golpe de calor. Estaba vendimiando en una finca a las 10 de la mañana cuando empezó a sentir mareos y se desplomó.
Los servicios de emergencias llegaron a atenderle, pero sin éxito. Ese día se alcanzaron los 44 grados en Montilla y buena parte de España se encontraba en alerta roja, una alarma extrema que, sin embargo, se vuelve más habitual con los años y que deja un envés dramático. En total, 11.016 personas han muerto por el calor desde junio, según la aplicación Mortalidad atribuible en verano por calor en España (MACE).
Por meses, en junio fallecieron por el calor 1.966 personas; en julio, 3.616, y en agosto, el mes más mortífero, 5.434. España vivió más de la mitad de agosto sometida a la canícula.
Hubo dos olas de calor, pero tan extensas que abarcaron 16 de los 31 días del mes. Así, no resulta extraño que agosto de 2023 se haya convertido en el mes más cálido desde que existen registros (1961), solo igualado con el agosto de 2003, y haya completado un verano extremo en el país que ha tenido una consecuencia letal.
El verano de 2023 ha sido el segundo con más mortalidad por calor de los seis que abarca el registro histórico de esta herramienta. El primero, con una gran diferencia respecto al resto, fue el de 2022, que se saldó con 15.309 decesos. Tras él se situó el de 2020, con 10.784, y en cifras similares, el de 2019, con 10.770, ambos por encima de 2021, con 9.336, y 2018, con 8.501.
Porque aunque la sensación es que nunca había hecho tanto calor en España como este verano, los datos muestran que ha habido zonas que, por lo menos en julio, se convirtieron en una especie de refugios climáticos, algo que en 2022 no ocurrió. «Este año hemos vivido muchos récords de temperaturas, pero ha habido partes de España, como la fachada atlántica, que se han librado del calor durante una parte de la estación. Eso no ocurrió en 2022, que fue un año de grandes temperaturas que además afectaron a toda la península», explica Dominic Royé, científico de la Fundación para la Investigación del Clima (FIC).
Roye, Aurelio Tobías, del CSIC, y Carmen Íñiguez, de la Universitat de València, han desarrollado la aplicación MACE, que utiliza los datos de mortalidad diaria del Sistema de Monitorización de la Mortalidad (MoMo) y la temperatura promedio calculada por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para estimar de forma más precisa el número de fallecidos a causa del calor. Balance definitivo La Aemet está preparando su balance definitivo del verano, que presentará en los próximos días, pero sus informes preliminares muestran que agosto fue en conjunto un mes muy cálido, con una temperatura media en la España peninsular de 24,8 grados, 1,8 por encima de la media.
En concreto, las temperaturas fueron extremadamente altas en amplias zonas de la meseta sur y del centro y oeste de Andalucía, y muy cálidas en el resto de la España peninsular. Durante agosto, hubo dos olas de calor en la España peninsular y Baleares. La primera transcurrió entre los días 6 y 13, y en ella llegaron a alcanzarse los 45 grados en algunos puntos de la provincia de Valencia y de Andalucía.
Durante la segunda, entre los días 18 y 25, se superaron los 40 grados en amplias zonas del interior peninsular y del Cantábrico, donde se registraron valores anormalmente altos.
El 23 de agosto, el País Vasco llegó a los 45 grados. Aunque no alcanzó los niveles extraordinarios de agosto, julio también fue un mes cálido. Según la serie histórica de la Aemet, fue el sexto julio más caluroso y el quinto en el siglo XX. La temperatura media fue de 24,3 grados, 1,2 grados por encima de la media, y dejó dos olas de calor, entre los días 9 y 12 y entre el 17 y el 19, además de episodios cálidos «destacables» en los días 2 y 3 y entre el 29 y el 31.
