Un estudio del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) de Madrid sugiere que los niveles de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 podrían servir como biomarcador para predecir la evolución del covid y orientar el tratamiento clínico de los pacientes que no están vacunados.
El estudio, cuyos resultados se han publicado en la revista Frontiers in Immunology, ha sido liderado por Michael McConnell y Pilar Pérez-Romero, investigadores del Centro Nacional de Microbiología.
En este trabajo, los investigadores han estudiado la respuesta inmunitaria humoral, uno de los mecanismos de defensa que desarrolla el sistema inmunitario y que consiste en desarrollar anticuerpos para combatir las infecciones.
Los resultados revelan que los pacientes ingresados con insuficiencia respiratoria que sobrevivieron a la infección por SARS-CoV-2 mostraron títulos de anticuerpos IgM, IgG e IgG1 y de anticuerpos neutralizantes mucho más altos que las personas que fallecieron debido a esa insuficiencia respiratoria.
Estos resultados, obtenidos a partir de datos de 160 pacientes con covid-19 no vacunados ingresados en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, sugieren que los niveles de anticuerpos podrían utilizarse como biomarcador para medir la progresión de la enfermedad en las personas no vacunadas.
Las personas analizadas en el estudio se clasificaron en cuatro grupos según la gravedad de la enfermedad: pacientes con insuficiencia respiratoria (IR) que no sobrevivieron; casos con IR que superaron la infección; pacientes que necesitaron oxigenoterapia, y personas que no recibieron oxigenoterapia.
El equipo tomó muestras sanguíneas en el momento del ingreso y anotó el nivel de anticuerpos IgM e IgG, de los cuatro subtipos de IgG, y los de anticuerpos neutralizantes y, a partir de ahí, comparó las diferencias en la inmunidad humoral, la asociación entre los títulos de anticuerpos y las características clínicas y analíticas de los pacientes.
Los pacientes con insuficiencia respiratoria que sobrevivieron a la infección tenían títulos de anticuerpos IgM dos veces superiores, junto a niveles más altos de IgG totales, en comparación con las personas que no sobrevivieron y con las que necesitaron oxigenoterapia. Por el contrario, los pacientes que fallecieron mostraron los niveles más bajos de anticuerpos neutralizantes.