El primer ministro francés, François Bayrou, anunció este martes que va a abrir un proceso negociador limitado a tres meses con sindicatos y patronal para revisar la reforma de las pensiones de 2023, que retrasa la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años, pero dijo que si no hay acuerdo se mantendrá como está.
En su discurso de política general ante la Asamblea Nacional, Bayrou excluyó la suspensión de la reforma, como le pedían los socialistas a cambio de su renuncia a votar una moción de censura para tumbar el Gobierno que ya ha anticipado que va a presentar con carácter inmediato la izquierdista La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon.
El primer ministro insistió en que en esa concertación de tres meses "se tienen que poder plantear todas las cuestiones", de forma que sindicatos y patronal podrán incluir "los temas que les preocupen", lo que significa que se podrá discutir una marcha atrás en el retraso de la edad de jubilación, pero a condición de garantizar el equilibrio financiero.
"La única exigencia fijada es que no podemos permitir que empeore el equilibrio financiero que buscamos y sobre el que todo el mundo está de acuerdo", señaló.
Para establecer las bases de lo que significa ese equilibrio financiero sobre una base objetiva que pueda ser aceptada por las partes, el jefe del Ejecutivo ha pedido al Tribunal de Cuentas que ponga las cifras, aunque él mismo ya dio algunas.
Hizo notar que cada año se pagan en Francia unos 380.000 millones de euros en pensiones y que las cotizaciones cubren unos 325.000, lo que significa que los otros 55.000 millones los tienen que aportar los presupuestos de las Administraciones públicas que para eso recurren al endeudamiento.
Además, añadió que en los últimos diez años, la mitad del incremento de la deuda pública corresponde al déficit de cotizaciones para pagar las pensiones.
Bayrou avanzó que el próximo viernes recibirá a los interlocutores sociales para dar el pistoletazo de salida a esta discusión entre sindicatos y patronal. "La reforma de las pensiones es vital" para evitar aumentar la deuda pública, insistió.
Precisamente sobre el crecimiento imparable de la deuda (que supera ya el 112 % del producto interior bruto), dedicó todo el comienzo de su intervención, cuando aseguró que "la deuda es una espada de Damocles sobre nuestro país y nuestro modelo social".
Avanzó que el nuevo Gobierno, que asumió el poder el 23 de diciembre pasado, prevé acabar este año con un déficit público del 5,4 % del PIB, una ligera reducción respecto al 6,1 % previsto para 2024.
El centrista Bayrou pidió también a los grupos parlamentarios unidad de miras ante un mundo que ha cambiado "la fuerza de la ley por la ley de la fuerza".
Tras denunciar la invasión rusa de Ucrania, con apoyo de Irán y Corea del Norte, aludió al expansionismo económico y diplomático chino, con "el objetivo de reemplazar a nuestra industria", y señaló que Estados Unidos persigue "la misma política de dominio" aunque "sin violencia".
Frente a ellos, dijo que los europeos "debemos mostrar quiénes somos. Y si no podemos mostrar determinación, nos dejarán de lado". "Si no reconstruimos nuestra unidad (...) acabaremos inevitablemente en la sumisión", alerto.