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La revolución de la educación canina, pionera en el territorio

Educación. La asociación Revolución Pata ofrece diferentes servicios caninos, así como actividades y casales de verano para fomentar que la gente eduque a sus perros

31 diciembre 2022 18:35 | Actualizado a 31 diciembre 2022 18:37
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«Llevo rescatando animales desde los 18 años, pero Revolución Pata surgió porque me ofrecieron un podcast en la radio». Con una vocación inevitable y tras una casualidad, Sheila Micó fundó una asociación sin ánimo de lucro para rescatar y acoger a numerosos perros en su residencia canina.

Aunque era lo que ella siempre había querido, tuvo que dejar su trabajo en el departamento de marketing de una empresa y lo arriesgó todo. Al principio, «vivía en una casa unifamiliar, con un pequeño jardín en el que empezó a hacer el servicio de guardería y ‘vendía’ paseos de perros para gente que no podía», cuenta Micó. Así, fue ahorrando y, sobre todo, haciendo cartera de clientes, hasta que encontró el lugar que reunía todas las condiciones.

Su labor incluye, ahora, un servicio de «bus escolar» de lunes a jueves, en parte de la provincia (Tarragona ciudad, Salou, Cambrils, Valls y alrededores). «No hay guarderías aquí que hagan este servicio de recogida a domicilio, es como si los perros fuesen al colegio y mucha gente que invierte para que estén bien», relata la presidenta de Revolución Pata. Además, Sheila Micó recalca que viene gente hasta de Barcelona gracias a «la magia de las redes sociales», que le han permitido darse a conocer.

También se dedica a rescatar perros de la calle y buscarles una familia de adopción. Es más, en la residencia procuran conocer y educar a cualquier perro antes de entregárselo a un nuevo dueño porque «hay gente que no está preparada para según qué caracteres o hay perros que tienen unas necesidades que quizá esa familia no le pueda proporcionar», advierte Micó.

Un ejemplo de cómo una pasión se convierte en labor social y deriva en un oficio que no existía

Por ello, en Revolución Pata otorgan un papel tan importante a garantizar una buena educación canina. Hay casos de todo tipo, pero «un perro educado puede estar en cualquier lugar», concluye.

Educar, el único camino

La educación canina es algo que está al alcance de todo el mundo, no hay excusa. Como aconseja Sheila Micó, «si a tu perro le pasa algo en cuanto a comportamiento, llama a un educador». Por experiencia propia, añade que es posible tener «una manada de 15 perros sociables y bien educados, de todo tipo de razas y con todo tipo de problemas».

Otra de las labores que lleva a cabo desde Revolución Pata es realizar talleres en colegios e institutos sobre educación canina. Las dinámicas de la sesión cambian en función de la edad: con los niños más pequeños, intenta que entiendan que un perro no es un juguete, y con adolescentes, incluso, trata temas como el bullying o la empatía con otro ser vivo.

«Creo que desde los centros educativos se tiene que potenciar el tener un animal, no desde una vertiente radical –porque podemos mejorar las condiciones de los animales que se utilizan en la explotación ganadera o de los perros de caza, pero no va a dejar de existir–, sino evidenciando que hay muchas malas praxis», describe Micó. Su intención, de hecho, es que la gente alcance ese proceso de reflexión, sin ir en contra de nada ni nadie con su trabajo en Revolución Pata.

Además, reivindica que, pese a que hay historias horribles y «sería una utopía pensar que el abandono va a terminar o que la gente dejará de maltratar»; es importante potenciar las cosas buenas para llamar la atención de la gente y no focalizarse en situaciones más lastimosas.

En esa línea, la asociación organiza eventos muy diferentes para captar a la ciudadanía. Un ejemplo de ello fue la Navidad Bestial, un evento solidario y musical que organizó en la Rambla de Tarragona. «La gente al final se involucra, ayudar también está de moda», reflexiona Micó.

«Hay mucha gente que no conoce la situación real de los animales y ahí descubren nuestra labor; si llegamos a una sola persona, ya es un perro salvado de la protectora y para mí eso ya es un éxito», afirma, orgullosa de «no entrar en guerras con nadie» y perseguir su pasión, hoy convertida en un oficio a través del que conciencia socialmente y fomenta que la situación de los animales cambie.

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